Protagonismo absoluto del convenio de empresa, más flexibilidad interna para cambiar las condiciones de trabajo en momentos de crisis, incluidos salarios, más facilidades para contratar y despedir... Música que al presidente de la CEOE, Juan Rosell, le suena celestial, teniendo en cuenta que todas ellas son peticiones históricas de las empresas españolas, peticiones a las que el Gobierno de Mariano Rajoy ha dado cumplimiento.
— ¿Cómo ha recibido el presidente de la CEOE la reforma laboral del Gobierno?
— Es un paso hacia adelante, imprescindible, muy bien recibido. La situación está mal, es dramática. En España hay muchas personas que no tienen empleo, otros muchos que lo tienen temporal y algo había que hacer en una dirección o en otra. El Ejecutivo ha cogido una dirección.
— Mariano Rajoy se ha atrevido con medidas que otros no fueron capaces de poner en marcha.
— En Europa se han tomado varios caminos para hacer frente a los problemas del mercado de trabajo. Algunos, como Alemania, emprendieron reformas valientes hace ya años, en la época de Schröder, reformas que ahora han dado sus frutos. Otros países como Portugal están siendo obligados a realizar reformas duras y radicales porque, de lo contrario, no les prestarán dinero. Y otros, como Italia están poniendo en marcha reformas en línea con las aprobadas en España.
— La mayor flexibilidad interna en la empresas es la piedra angular de la reforma y una de las peticiones constantes de las empresas en España.
— En los últimos años en España no ha sido posible realizar reestructuraciones en el seno de las empresas, lo que ha provocado que los ajustes se realizaran por la vía del despido, lo que ha sido una atrocidad. La reforma laboral aclara las causas que tiene que alegar una empresa para poder hacerlo y lo hace de una forma objetiva cuando la empresa en cuestión lleva tres trimestres consecutivos de caída en ingresos y ventas. No hay ingeniería fiscal alguna.
— Zapatero dio los primeros pasos para aclarar las causas del despido en 2010, pero no culminó.
— Dio los primeros pasos y aclaró las causas del despido objetivo, lo que ha permitido que entre los años 2000 y 2011 el «despido exprés», que ahora se suprime, cayera en más de diez puntos.
— La norma también responde a una de las peticiones históricas de la patronal, acabar con la prórroga automática e indefinida de los convenios, aunque el tope para que decaiga el convenio se establece en dos años. ¿Este plazo responde a sus aspiraciones?
— Es un paso positivo. Y antes de buscar soluciones una vez que decaiga el convenio, habrá una solución negociada, a la que nos comprometimos sindicatos y empresarios en el acuerdo que firmamos el 25 de enero, un acuerdo con un valor tremendo, en el que se prima la negociación en el seno de la empresa y la flexibilidad interna.
— La supresión de la autorización administrativa previa para los Expedientes de Regulación de Empleo ha llegado finalmente con el Gobierno popular.
— Solo existía en Grecia y en España.
— ¿Piensa que la nueva norma es suficiente o habrá que dar nuevos pasos?
— Es un paso imprescindible en el proceso de modernización de nuestras relaciones laborales para aproximarnos a los países de nuestro entorno con los que tenemos que competir y que, en algún caso, ya han hecho las reformas. Pero tendremos que hacer lo mismo que hagan nuestros competidores, no podemos quedarnos atrás. La única dirección posible para España es ganar en competitividad.
— Una previsión a futuro. ¿Cuando comenzará España a crear empleo?
— La reforma es un instrumento que facilitará la creación de empleo. Pero el empleo solo se recuperará cuando España retome la confianza y la financiación; entonces se volverá a contratar.
— Siempre quedará la vía de las enmiendas en el trámite parlamentario.
— Utilizaremos ese trámite.
S. Alcelay, ABC