La urgencia por pacificar el partido se topa con tambores de guerra en Madrid y Valencia.
"Sin darse un respiro. A tope. A saco", admiten sus más estrechos colaboradores casi con la lengua fuera. Así dicen que está demostrando ya Alfredo Pérez Rubalcaba que va a llevar la batuta ante todos los retos y todos los frentes que tiene abiertos en su doble condición de secretario general del PSOE y líder de la oposición. Lo cierto es que tampoco se puede permitir ningún respiro ante la ingente tarea que tiene por delante y que no puede demorarse ni un minuto: calibrar, con la mayor exactitud posible, la oposición que debe hacer a Mariano Rajoy; pacificar el partido en aquellos territorios que siguen revueltos y que ahora afrontarán sus propios congresos regionales; un calendario electoral en el que ya está a la vuelta de la esquina la cita con las urnas en Andalucía, con pésimas perspectivas para el PSOE, y en Asturias, donde en cambio hay expectativas más positivas...
"En una situación tan difícil como la que atraviesa España, Europa y la mayoría de la gente, el ejercicio de oposición tiene que servir también para ayudar a la salida de la crisis. A una salida justa de la crisis. Volveremos a anteponer los intereses generales a los intereses del partido", explica a La Vanguardia la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano. Para la número dos de Rubalcaba, pues, el tipo de oposición que ejercerán "no será ni dura ni blanda, sino útil". Esto significa que tendrá distintas caras o gradaciones: "Acordaremos donde sea beneficioso, disentiremos cuando las medidas del Gobierno no encajen en esa salida justa de la crisis y confrontaremos cuando se adopten políticas directamente inaceptables", advierte Valenciano. "Ese será el ejercicio de oposición útil –zanja–. De utilidad, en primer lugar, para la gente, que debe sentir que les estamos acompañando en la lucha contra la crisis".
Rubalcaba empezó ya a escenificar su estilo de oposición el pasado miércoles, en su primer cara a cara con Mariano Rajoy en la sesión de control al Gobierno. No faltó la ironía marca de la casa: "Sus ministros están despistados, aunque como lo manifiestan en varios idiomas le da un carácter internacional". Ni, previamente, la advertencia ante el proyecto de ley de Estabilidad Presupuestaria: "Si no se modifica, no lo votaremos afirmativamente, porque no respeta el acuerdo que hicimos con ustedes". Ahora bien, la gran prueba de fuego de esta oposición será la cita que el próximo miércoles Rubalcaba tiene con Rajoy en la Moncloa.
No obstante, además de acertar en el punto exacto de la oposición y pacificar el PSOE, o como gran objetivo al que impulsarían ambos retos, el eurodiputado Enrique Guerrero –veterano amigo de Rubalcaba que trabajó en la Moncloa en los gabinetes de Felipe González y de José Luis Rodríguez Zapatero– va un paso más allá: "La gran cuestión de fondo es dejar consolidada entre los ciudadanos la convicción de que no hay más alternativa al PP que un PSOE fuerte". Las elecciones del 20-N, en su opinión, provocaron una notable fragmentación del voto, por el deterioro del PSOE y por el escaso atractivo del PP, que no obstante logró rentabilizarlo en términos de diputados. El riesgo para el PSOE, pues, sería que el sistema político girara en una fragmentación que fuera inoperante electoralmente para la izquierda. "El gran objetivo de fondo –insiste Guerrero– es que, transcurridos unos dos años en los que el PP va a sufrir un deterioro por el escenario económico y las medidas que va adoptando, los españoles no tengan duda de que para sacar al PP del Gobierno la única alternativa real de la izquierda es el PSOE".
Para eso, efectivamente, Rubalcaba tiene que acertar en el punto de oposición, recogiendo las demandas tanto de contundencia como de flexibilidad que recibirá de su electorado y de la sociedad, y "ser un partido capaz de asumir las responsabilidades de gobierno".
Rubalcaba comenzó a conformar el pasado sábado, nada más resultar elegido secretario general del PSOE, su equipo y su ejecutiva, y sólo falta por reorganizarse el grupo parlamentario que quedará constituido el próximo martes. En Ferraz esgrimen los nombres de una quincena de dirigentes que brillan en su particular galaxia: Elena Valenciano, Óscar López, Patxi López, Soraya Rodríguez, Antonio Hernando, María González, Juan Moscoso, Inmaculada Rodríguez Piñero, Eduardo Madina o Sergio Gutiérrez, junto a "veteranos valerosos" como Ramón Jáuregui, Trinidad Jiménez, Jesús Caldera, Valeriano Gómez, Micaela Navarro o Jaime Lissavetzky, entre otros. También tiene conexiones en todas las federaciones del PSOE y en el PSC. Y lazos estrechos con todos los notables del partido, empezando por Felipe González. José Enrique Serrano –fontanero mayor del reino con González y Zapatero–, Gregorio Martínez y Manuel López componen su gabinete en la sombra.
Pero Rubalcaba no podrá transmitir esa convicción de que el PSOE es la única alternativa al PP sin un partido unido en torno a su liderazgo y que recupere el contacto con la sociedad, que la mayoría de los dirigentes admite que "se ha perdido de manera contundente". Tras el explosivo congreso federal del PSOE del pasado fin de semana, ahora tendrán lugar los distintos congresos regionales.
Este es otro de los grandes retos de Rubalcaba: "En Madrid y en Valencia habrá lío", asumen ya en el PSOE. "Y en Andalucía probablemente también, después de las elecciones", añaden. "De los congresos regionales deben salir alternativas de poder coherentes, que no saquen los pies por delante ni queden piezas sueltas", avisan otras fuentes socialistas. En casi todos los territorios habrá confrontaciones, pero Madrid y Valencia siguen siendo asignaturas eternamente pendientes y ya se oyen los tambores de guerra. El madrileño Tomás Gómez apoyó a Carme Chacón en el 38.º congreso, y el valenciano Jorge Alarte a Rubalcaba. Pero ambos van a tener una fuerte oposición para intentar revalidar sus respectivos, y cuestionados, liderazgos territoriales.
Elena Valenciano niega, no obstante, que existan "grandes incendios" en el partido. "Tras el congreso federal y los regionales, habrá que coser algunas heridas. Pero todos somos necesarios, y hacen falta todas las manos", asegura. Y fija el objetivo: "Sonar armónicos y afinados. Siempre habrá tonos diferentes, porque somos un partido plural. Pero la voz solista será la del líder".
En lo que respecta a la tarea que el partido tiene por delante, entra en escena el nuevo secretario de organización, Óscar López. En cuanto a los inminentes congresos regionales, asegura que no hay que generalizar: "Cada federación es un mundo". Otras fuentes de la dirección del PSOE sí aseguran ya que, por ejemplo en Madrid, no se repetirán "errores del pasado con operaciones de bombero diseñadas desde Ferraz". "Convendría hacer congresos de unidad, en Madrid y en todas partes", zanja Elena Valenciano.
Rubalcaba, que entre unas cosas y otras lleva en campaña desde hace casi un año, también intentará dar su enésimo do de pecho ante las elecciones en Andalucía y en Asturias. Fuentes del PSOE asumen que Andalucía se les presenta muy difícil, pero creen en cambio que Asturias podría darles oxígeno: "Hay posibilidades ciertas de ganar". Óscar López, sobre el que ahora recae la acción electoral, rechaza apriorismos: "Vamos a dar la batalla en los dos frentes". Por lo pronto, Rubalcaba ha potenciado a los dos candidatos socialistas: el andaluz José Antonio Griñán ha ascendido de la noche a la mañana –nunca mejor dicho– a presidente del PSOE, y el asturiano Javier Fernández estará al frente del consejo territorial socialista.
Y todo ello, no hay que olvidarlo, con un drástico recorte en los recursos económicos de Ferraz. "Tendremos que hacer un duro plan de austeridad", avisa Óscar López. Así que sí: Rubalcaba hace bien en no dormirse en los laureles ni darse un respiro.
Juan Carlos Merino, La Vanguardia