El 11 de mayo de 2013, cuando todavía no habían pasado las elecciones legislativas en las que Sergio Massa se impuso en provincia de Buenos Aires ante el candidato kirchnerista Martín Insaurralde, aún seguía vigente el sueño de "Cristina Eterna", que implicaba una reforma judicial que habilitara, entre otras cosas, elegir mediante el voto popular a los integrantes del Consejo de la Magistratura. Pero el objetivo de fondo era una reforma constitucional para la re-reelección de Cristina Elisabet Kirchner.
Ese día, Milagro Sala, detenida por el acampe contra Gerardo Morales por los delitos de "instigación a cometer ilícitos y tumulto", y Alejandra Gils Carbó, a quien citarán a indagatoria por la sospechada compra del edificio de la Procuración, participaron de un acto en la Universidad Nacional de Jujuy para debatir sobre la propuesta. La Procuradora, además, fue como miembro de Justicia Legítima, el colectivo kirchnerista que impulsaba la reforma.
La iniciativa kirchnerista fue duramente rechazada por la oposición de ese momento y por importantes miembros de la Justicia, que acusaron al gobierno de querer formar una Poder Judicial integrado por personas cercanas a ellos. En cambio, en el Frente para la Victoria alegaban que los funcionarios judiciales tendrían mayor legitimidad al llegar a sus cargos.
Abogados, jueces, ONGs y dirigentes políticos presentaron en ese entonces numerosos amparos para frenar la "embestida K", que tenía mayoría en el Congreso y le daba un tratamiento exprés a la reforma.
Además de la modificación a la composición y la forma de elección de los integrantes del Consejo de la Magistratura, el organismo que se ocupa de seleccionar a los jueces y de someterlos a juicio político en caso de mal desempeño, los amparos apuntaban a atacar el punto de la norma que limitaba las medidas cautelares contra el Estado y la iniciativa que creaba tres nuevas cámaras de casación.
(Infobae, MSN Noticias Argentina)
