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Trump arremete contra Rusia y apuesta por la OTAN en Varsovia

Cumbre del G20

El presidente de EEUU, Donald Trump, ha endurecido su discurso sobre Rusia, asumiendo incluso que el Kremlin interfirió en las elecciones que le llevaron a la Casa Blanca, en el marco de la visita realizada a la ultraconservadora y euroescéptica Polonia, primera escala de su gira europea con motivo de la cumbre del G20. En Varsovia, mostró su compromiso con el pacto de defensa mutua de la OTAN y apeló a defender «nuestra civilización» occidental enfrentada, dijo, a desafíos como el «terrorismo», Rusia y Corea del Norte, la burocracia interna y la erosión de las tradiciones.

«Creo que fue Rusia», dijo Trump al ser preguntado sobre la injerencia rusa en los comicios del 8 de noviembre, tras reunirse con su homólogo polaco, Andrzej Duda, pero añadió que no cree que Rusia, que no ve bien la expansión de la OTAN hasta sus fronteras, fuera el único interesado en los comicios.
Es la primera vez que Trump admite una posible injerencia rusa, algo que las agencias de Inteligencia de EEUU aseguran en sus informes, aunque sus alabanzas hacia Rusia se han moderado a medida que han crecido las críticas en su país por las conexiones de su equipo con responsables rusos.

Trump aseguró entender la «preocupación» de Varsovia y sus vecinos del mar Báltico por la «escalada militar» de Rusia y su papel en el conflicto armado en el este de Ucrania.

Esta inusual crítica a Rusia la realizó en víspera de la reunión que mantendrá hoy, en el marco de la cumbre del G20, con su homólogo ruso, Vladimir Putin.

El presidente de EEUU fue agasajado al más puro estilo de la época comunista, con un recibimiento, en un clima de fervor patriótico, en la plaza Krasinski como el que se ofrecía a los antiguos dirigentes de Moscú, sin disidencias y con un público entregado llegado desde todo el país en autobuses fletados por el gobernante PiS.

Desde allí, urgió a Moscú a «cesar sus actividades desestabilizadoras en Ucrania y otros lugares y su apoyo a regímenes hostiles, incluidos Siria e Irán», y le instó a unirse a la «comunidad de naciones responsables en la lucha contra los enemigos comunes y en defensa de nuestra civilización».

También afirmó que su país está dispuesto a expandir su cooperación con sus aliados del este de Europa en materia energética, asegurándoles fuentes de energía alternativas y ofreciéndoles gas «barato» y sin condicionamientos políticos, para que la región no sea nunca más «rehén» de Moscú a causa del suministro de gas.

- Fuerte vínculo.

Además, Trump intentó de nuevo tranquilizar a sus aliados europeos y de la OTAN reiterando su apoyo al artículo 5, referido a la defensa mutua, un mes y medio después de su discurso en Bruselas, en el que deliberadamente evitó reafirmar el compromiso de EEUU con ese artículo. «El vínculo transatlántico entre EEUU y Europa es todavía fuerte, y tal vez más fuerte que nunca», sostuvo.

Se refirió a Polonia como un aliado ejemplar porque «es uno de los pocos» que cumple el compromiso de destinar el 2% de su presupuesto en defensa a la OTAN, y lo puso como «ejemplo para quienes persiguen la libertad y tienen el valor de defender nuestra civilización».

- Disensos sobre proteccionismo y clima y grandes protestas.

Las controvertidas decisiones políticas de Washington, las diferencias entre EEUU y la mayoría de los demás líderes de los países más industrializados y emergentes en torno al proteccionismo y al clima y las protestas que prometen un «infierno» en torno al lugar del encuentro auguran para hoy y mañana una cumbre del G20 de alta tensión, a cuya agenda se añadió a última hora la cuestión de Corea del Norte, que el martes realizó una prueba de lanzamiento de un misil intercontinental.

Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, EEUU va a contracorriente de muchas de las posiciones de consenso hasta ahora dentro de este foro, como demuestra su defensa del proteccionismo. Washington ha lanzado amenazas de sanciones aduaneras contra China, en particular en el acero, y contra Alemania, en el sector del automóvil, y también apuesta por reducir la ayuda pública al desarrollo y dejarla en manos de instituciones privadas.

Solo parece haber sintonía en la lucha «antiterrorista» mientras que en el cambio climático el desacuerdo es flagrante.

La primera de las grandes protestas anti-G20, que esperan congregar estos días a 100.000 manifestantes en una ciudad conocida por su tradición contestataria, tuvo lugar ayer bajo el lema «Bienvenidos al infierno» y fue detenida al poco de arrancar por la Policía antidisturbios, que empleó cañones de agua a presión para dispersar a los congregados, lo que derivó en enfrentamientos.

(Gara)