El escenario post-Merkel
La Alemania de Scholz apunta a una política menos indulgente con China y Rusia
La ecologista Baerbock en Exteriores promete énfasis en derechos humanos
El futuro gobierno alemán quiere una Europa con más capacidad estratégica como actor global
La mirada al mundo de la Alemania post-Merkel que ha diseñado el inminente gobierno de coalición de socialdemócratas, verdes y liberales acentúa el europeísmo alemán clásico con nuevas metas, y propugna una política exterior más firme en derechos humanos y con menos énfasis en los intereses comerciales. El futuro canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, que será investido en el Bundestag (Cámara Baja) en la semana del 6 de diciembre, y la ecologista Annalena Baerbock como ministra de Asuntos Exteriores, imprimirán así un suave viraje que busca una mayor "soberanía estratégica" para la Unión Europea (UE) y que augura una menor indulgencia con China y Rusia.
"Una Europa soberana es la clave para nuestra política exterior", dijo Scholz el miércoles en la presetnación del acuerdo de coalición con sus socios en Berlín. El acuerdo -un documento de 177 folios- recalca la responsabilidad alemana con la UE en tanto que "Estado miembro más poblado", y su responsabilidad global por el multilateralismo y la cooperación internacional como "cuarta economía más grande del mundo".
Por "soberanía estratégica" para la UE, los tres partidos de la coalición entienden un marco democrático europeo cada vez más estable y capaz de afrontar "grandes desafíos de nuestro tiempo, como el cambio climático, la digitalización y la preservación de la democracia". En lo concreto, esa soberanía de Europa residiría en "establecer la propia capacidad para actuar en un contexto global y ser menos dependiente y vulnerable en áreas estratégicas importantes como el suministro de energía, la salud, la importación de materias primas y la tecnología digital", sin por ello aislarla.El tripartito alemán quiere impulsar reformas en la UE encaminadas a alcanzar "el desarrollo de un Estado europeo federal", según se lee en el documento. Scholz y los suyos aspiran también a reforzar el Parlamento Europeo otorgándole iniciativa legislativa, una capacidad actualmente reservada a la Comisión Europea.
Aunque la Cancillería tiende a tener la última palabra en política exterior, y la canciller saliente, Angela Merkel, ha manejado personalmente los grandes temas internacionales durante su mandato, tocará a la futura jefa de la diplomacia, Annalena Baerbock, dirigir una andadura en la que se perciben nuevas orientaciones. "Ya en la campaña electoral los verdes hablaban de una Alemania dispuesta, naturalmente a la luz de una política exterior orientada a los valores, para ese rol en Europa y el mundo, y al asumir la cartera de Exteriores, los verdes aceptan esa responsabilidad y un enfoque que para Scholz y los liberales siempre ha estado claro", dice Thorsten Faas, politólogo de la Universidad Libre de Berlín.
Baerbock, especialista en Derecho Internacional, ha prometido poner los derechos humanos en el centro de la acción exterior, lo cual en principio pronostica una menor indulgencia con China tras el pragmatismo de la era Merkel, volcado en los intereses de comercio internacional de las grandes empresas germanas, y con Rusia, país que la canciller saliente ha abordado siempre haciendo ejercicios de equilibrismo.
Europeísta firmemente convencida -un rasgo por otra parte habitual en los políticos alemanes-, Annalena Baerbock defiende una mayor responsabilidad europea en seguridad y defensa, pero con matices que, consensuados con los socios socialdemócrata y liberal, se aprecian en el contrato de coalición. "Respecto a la seguridad, hay tres pilares en el acuerdo de coalición: un claro enfoque hacia la OTAN, donde la fiabilidad está demostrada; un mayor escepticismo sobre los despliegues militares en el extranjero, con necesidad de más evaluación y opciones de salida; y énfasis en instrumentos civiles", señala Ulrich Speck, analista de política exterior en Berlín. La caótica retirada occidental de Afganistán el pasado verano está muy presente.
En el acuerdo, el futuro gobierno alemán admite la necesidad de cooperar con Rusia ante determinados retos globales, pero reprocha explícitamente al Kremlin la represión de los derechos civiles en el país, las maniobras de desestabilización de Ucrania, y las "amenazas percibidas" por los países del este respecto a Rusia. "La interferencia rusa a favor de Lukashenko es inaceptable", dice el texto a propósito de Bielorrusia.
Baerbock y el partido ecologista rechazan el gasoducto Nord Stream 2 de transporte de gas ruso a Europa a través del mar Báltico, controvertida infraestructura que Merkel siempre respaldó. La recién terminada tubería aún no ha empezado a bombear porque el regulador energético alemán suspendió la semana pasada el proceso de certificación de su operador.
Sobre China, país que es visto como "socio, competidor y rival sistémico" a la vez, la futura política exterior alemana apunta a una mayor asertividad, si bien esto debe tomarse con cautela pues los intereses comerciales germanos en el gigante asiático son grandes.
Con todo, el texto contiene frases exigentes: se espera de Pekín "un rol responsable por la paz y la estabilidad en la región", que cualquier cambio en el status de Taiwán se haga "pacíficamente y de mutuo acuerdo", y que las disputas territoriales en el mar de China se resuelvan "en base al Derecho Marítimo Internacional". Hay críticas directas a la lesión de derechos humanos en Xinjiang y políticos en Hong Kong, asuntos en los que los verdes siemrpe han visto la anuencia de Merkel.
La coalición con Scholz al frente espera que estas sensibilidades sobre China y Rusia se plasmen también en Bruselas.
- Venta de cannabis, voto a los 16 años, nueva ley trans y doble nacionalidad.
El futuro gobierno alemán de coalición de socialdemócratas, verdes y liberales promete algunas reformas que habrían sido impensables en un ejecutivo conservador. Así, su plan incluye legalizar la venta de cannabis para uso recreativo en tiendas autorizadas; reducir la edad de voto a los 16 años en elecciones generales y europeas -para esto habría que enmendar la Constitución, por lo que se necesitaría el apoyo de partidos de la oposición-; legislar sobre transexualidad; y facilitar la obtención de la nacionalidad.
La nueva ley de ciudadanía prevé permitir la naturalización tras cinco años de residencia en el país, o después de tres años si la persona solicitante se ha distinguido en integración y es menor de 27 años. Los niños nacidos en Alemania de padres no alemanes obtendrán automáticamente la ciudadanía si uno de los progenitores ha residido en el país durante al menos cinco años. También se permitirá la doble nacionalidad, algo ahora limitado a determinados casos bilaterales.
En el proyecto de reducir la edad de votar y de permitir la doble ciudadanía se palpan consideraciones estratégicas, pues ambas medidas otorgarían derecho de voto a grupos demográficos que -como indican los resultados electorales y los sondeos- presentan mayores probabilidades de votar por el socialdemócrata SPD, los verdes o el liberal FDP que por el bloque conservador CDU-CSU.
La actual y controvertida ley sobre transexualidad será reemplazada por una ley de autodeterminación. Así, en el futuro, las personas transexuales podrán solicitar que figure en su documentación personal el cambio de género indicándolo, mientras que ahora esto sólo es posible presentando informes psicológicos y tras muchos trámites administrativos.
La coalición acordó también introducir la "venta controlada de cannabis a adultos con fines recreativos en tiendas autorizadas". Los tres partidos esperan que esta medida "asegure el control de calidad, evite la propagación de sustancias contaminadas y garantice la protección de los menores".
- Los verdes y las armas.
Annalena Baerbock, de 40 años, primera mujer en asumir el Ministerio de Asuntos Exteriores en Alemania, será el segundo titular ecologista de esta cartera tras Joschka Fischer, que lo fue de 1990 al 2005 con el canciller socialdemócrata Gerhard Schröeder. "Baerbock es una típica política transatlántica, se aprecia en su biografía", dice el politólogo Thorsten Faas. De Fischer se recuerda el vuelco que para el pacifismo de los verdes supuso su aval en 1999 a la participación militar alemana en los bombardeos de la OTAN en Kosovo; fue la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial en que soldados alemanes participaron en una misión de combate. Aunque el acuerdo de la coalición tripartida denota cautela ante despliegues militares en el extranjero, prevé permitir drones armados para proteger a la tropa en tales misiones. El Ministerio de Defensa es para los socialdemócratas, que no han anunciado aún quién será su titular.
(María-Paz López, La Vanguardia, 28/11/21)