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Teresa Puig: “El teatro es educativo y tan necesario como el pan”


Teresa Puig es teatrera

Tengo 60 años. Soy de Igualada y vivo en Barcelona. Tengo tres hijos treintañeros, y tres nietecitos, que me inspiran. ¿Profesión? Soy t eatrera. Presido La Casa dels Contes, en el barrio de Gràcia. ¿ Política? Contra la desigualdad. ¿ Creencias? ¡Todos somos parte del milagro!

La Casa dels Contes.- Una tarde me paseo por la calle Ramón y Cajal, en el barrio de Gràcia, y se abre una puerta y una mujer me invita a pasar. Es Teresa y su oficio es el más viejo del mundo: ella hace teatro. Tras la puertecita se abre un interior lleno de cuen- tos en estanterías y carteles en las paredes, y en el suelo alfombras, cojines y sillas. Y hay un escenario, pe- queño y lindo. Y marionetas, piano, música y palabra. Estamos hechos de palabras, pues el verbo es fuente del espíritu, que tiene su sitio en La Casa dels Contes (www.casadelscontes.com), que se sostiene con “la generosidad de los artistas y del público”, según me cuenta Teresa Puig, actriz licenciada en arte dramático en el Institut del Teatre y formada en arterapia, danza creativa y Gestalt, que a su vez ha formado a maestros de escuela


- ¿Qué hay en este local?

- Un laboratorio artístico. Un teatro.

- Un teatro pequeñito.

- Las cosas pequeñas tienen valor. Masificación ya hay mucha.

- ¿Es actriz?

- Teatrera, una actriz que genera su trabajo en vez de esperarlo.

- ¿Qué trabajo?

- Narraciones orales. Cada sábado, por ejemplo, Pinocho .

- Para los niños.

- Desde dos añitos, con sus papás. Los niños ya no se conforman con cualquier cosa.

- ¿Son exigentes?

- Un niño capta siempre cuándo es amado y cuándo no. Aquí les miramos, les pregunto su nombre...

- Veo libros, cuentos...

- Es La Casa dels Contes, hay cuentos de todo el mundo.

- ¿Cuenta cuentos?

- Y acompañados de marionetas, música... Los niños colaboran con tres palabras...

- ¿Tres palabras?

- Bastan para improvisar un cuento: estimulemos la imaginación del niño, su creatividad...

- ¿Les invita a sentirse protagonistas?

- En primera fila, y a los papás les pido sentarse detrás.

- Recuerdo a una profesora mía: nos leía cuentos.

- ¿Lo ve? La ficción nos salva, la necesitamos para vivir. Nos ayuda a identificar nuestras emociones. Se llama arte.

- ¿El arte es emoción?

- Si no es para emocionar, ¿para qué sirve? Formo a educadores y maestros de niños para que usen el arte.

- ¿Con qué fin?

- Alentar al niño en su capacidad de ser honesto con sus sentimientos, ayudarle a entenderse por dentro.

- ¿Eso es educar?

- ¿Cómo aprenderá mates un niño emocionalmente bloqueado? Si un niño aprende a conectarse consigo mismo y a expresarse, aprenderá de todo.

- ¿Más teatro y menos deberes?

- Un profesor de niños será mejor si sabe usar esos recursos simbólicos. A mí el teatro me salvó la vida.

- ¿Qué le pasó?

- Yo tenía doce años, y Els Comediants pasaron por Igualada, que empezaban. Y deseé abrirme al mundo, conocerlo.

- ¿Lo conoció?

- Soy de pueblo y la primera emoción fue descubrir Barcelona. Contra la dictadura, todo estaba por hacer. Y lo hicimos.

- ¿Qué hicieron?

- Teatro “de fricción”, con mis colegas Marcelí Antúnez, Pere Tantinyà y Carles Padrissa: fundamos La Fura dels Baus.

- ¡Mítica Fura dels Baus!

- Éramos punkies, impactantes, actuábamos por las calles, la gente venía a vernos al metro de la plaza Catalunya...

- Me acuerdo.

- Con un carrito tirado por la mula Blanqueta íbamos por caminos emboscados, aparecíamos en pueblos, salía la gente a las calles, actuábamos en la plaza...

- Parece un sueño.

- Era todo tan excitante... como es todo hoy indiferencia. No había permisos ni papeleos, solo había vida y arte.

- Aquella compañía luego se hizo grande.

- Yo prefiero los días de locales pequeños en Madrid, coincidir con Pablo Carbonell y sus Toreros Muertos...

- ¿Nunca ha dejado de hacer teatro?

- Siempre he hecho teatro, siempre he sido actriz: el oficio más antiguo del mundo.

- ¿Lo es?

- Una persona explicando algo a otra, lo es. Y a pie de calle y al oído... El teatro es tan necesario como el pan. Yo hacía teatro en las calles para mejorar el mundo.

- ¿Salvarlo y salvarse?

- Como ver la emoción de un niño. Viven aquí su primer espectáculo artístico. Con dos años un niño entiende una historia.

- ¿Sí?

- Adiestra su escucha, su atención, su sensibilidad... fundamentos de su inteligencia.

- Y a pie de calle, veo aquí.

- Abres la puerta y entras, esto es barrio, esto es cotidiano, cada día hago algo... Y ya me vienen aquí familias de todas partes.

- ¿Cuál es su plato fuerte?

- La obra L’assassina, con ocho amigas actrices estupendas: la representamos cada domingo, a las cinco y a las siete.

- Para adultos, entiendo.

- Sí, y ya hay hijos que a sus padres y tíos les regalan entradas para la obra.

- Ah, los ha educado usted bien...

- Muchos niños han aprendido con el teatro a superar timideces. Yo insisto en que la educación priorice la expresión oral: explicarse, ordenar pensamientos... es básico. Todo lo demás, después.

(Víctor-M. Amela, La Contra, La Vanguardia, 26/03/22)