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Mariano Rajoy: "A los terroristas hay que aplicarles la ley y punto"

A un mes escaso de las elecciones, Mariano Rajoy afronta la campaña con aparente calma. Los sondeos invitan al líder del PP al optimismo, incluso a la euforia; los datos económicos, a un cierto pánico. Convencido de que conquistará la Moncloa al tercer intento, no quiere arriesgar. Ni con el fin de ETA, ni con un plan económico que se resiste a concretar.

- ETA dio el jueves, según la valoración que usted mismo hizo, un «paso muy importante» con el anuncio del cese definitivo de la violencia. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

- En primer lugar, por el aguante de la sociedad española, que ha tenido que soportar durante décadas la amenaza contra la vida, la libertad y los derechos de muchas personas. El aguante de la sociedad y la confianza en la ley y el Estado de derecho han sido decisivos. En segundo lugar, por la eficacia de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que a lo largo de muchos años han puesto a ETA en una posición cada vez más difícil. En tercer lugar, por el trabajo de muchos gobiernos y de muchos representantes políticos, jueces y fiscales. Y, por supuesto, por la referencia que constantemente han sido en la lucha antiterrorista las víctimas del terrorismo.

El país ha sabido aguantar, no se ha rendido y ha dicho claramente que la ley, la democracia y el Estado de derecho están por encima de personas que se sitúan fuera y al margen del sistema, y que se erigen en jueces de la vida y de los derechos de los demás. Ha sido un triunfo, en definitiva y sobre todo, del conjunto de la sociedad española.

- En el proceso de paz del 2006, usted se quejó de no haber sido informado por el presidente Zapatero. ¿Ha fluido la información esta vez?

- Bueno, en esta legislatura el terrorismo no ha constituido objeto de debate político en las Cortes, fundamentalmente por una razón: porque yo creía que las cosas se estaban haciendo mejor. Ya se había roto una negociación política que no conducía a ninguna parte, como desgraciadamente quedó demostrado. Pero es que, además, la política se hace en los parlamentos y con los partidos políticos que se presentan a las elecciones. Un estado no puede negociar con un grupo terrorista de ninguna manera. En definitiva, ha habido un mayor entendimiento en esta legislatura porque los mensajes y las actuaciones han sido distintos. Y sí, ha habido más información: la que el Gobierno ha considerado que debería darnos en cada momento.

- Curiosamente, la primera entrevista que concedió tras el atentado de la T-4, que dinamitó la anterior tregua, fue también con EL PERIÓDICO. Decía entonces: «Zapatero dejó creer a ETA que obtendría un pago político». Entiendo que esto es lo que ha cambiado desde entonces...

- Sí, yo creo que fundamentalmente ETA lo que ha hecho es rendirse. La banda ha sido muy debilitada y adquirió la conciencia de que la sociedad española de ninguna manera iba a aceptar el pago de un precio político por matar o por dejar de hacerlo. Eso es lo más significativo de lo que ha ocurrido, y por eso ETA ha anunciado en un comunicado que cesa definitivamente de matar, de chantajear y de extorsionar.

- A su juicio, ¿ha existido alguna continuidad entre el proceso de diálogo Gobierno-ETA celebrado en el 2006 y el que ha desembocado en el comunicado del pasado jueves?

- No, en mi opinión. No tengo datos para afirmar eso. Si los hubiera tenido, mi actitud hubiera sido muy distinta. Creo que aquí ha triunfado el no negociar, el dejar claro que no se estaba dispuesto a pagar ningún precio, la eficacia de las fuerzas y cuerpos de seguridad el Estado y el apoyo de toda la sociedad a una política basada en principios, valores y que, además, se ha demostrado que es la más eficaz. También hay que subrayar que la tranquilidad total no la tendremos hasta que se produzca la disolución irreversible de esta organización terrorista.

- Hay voces en su partido, como las de Jaime Mayor Oreja o Carlos Iturgaiz, que denuncian que ha habido «contrapartidas» y atribuyen el comunicado etarra a una negociación entre el Gobierno y la banda. Entiendo que no comparte esa tesis...

- A mí no me consta. Tengo en cuenta su diagnóstico pero, a día de hoy, ETA no ha conseguido ni la autodeterminación ni la territorialidad. Y, desde luego, si el PP gana las próximas elecciones generales y tiene la responsabilidad de gobernar, no me consta que tenga que pagar ningún precio por el cese definitivo de la violencia. Y, en todo caso, ya le adelanto que no estoy dispuesto a hacerlo.

- ¿Atenderá el PP la invitación del lendakari, que acaba de anunciar el inicio de una ronda de consultas políticas que incluye a Bildu?

- Estamos apoyando al Gobierno vasco y eso lo tienen que gestionar mis compañeros del País Vasco, pero nosotros en principio hablamos con todo el mundo. Tenemos un acuerdo parlamentario que se limita a apoyar las leyes que emanan del acuerdo que se firmó. Defendemos lo acordado y no respaldamos lo que no compartimos. Estamos apoyando al lendakari y no sabemos qué nos quiere plantear. Nosotros hablamos muy a menudo con él y ya le hemos advertido de que, en democracia, las conversaciones políticas se llevan en el parlamento. En este caso, en el Parlamento vasco.

- ¿El cese definitivo de ETA convierte a Bildu en interlocutor político?

- Bueno, nosotros en su día apoyamos al Gobierno para que Bildu no pudiera presentarse a las elecciones municipales, y el Tribunal Supremo nos dio la razón, sentenció que no podía presentarse a los comicios. De momento, ETA sigue siendo una organización terrorista que ha anunciado que deja de matar, pero no se disuelve. Tendremos que ver cómo se producen los acontecimientos, pero Bildu para nosotros -también para el Tribunal Supremo y para el Gobierno, que impugnó sus candidaturas- sigue siendo el brazo político de una organización terrorista.

- Pero no para el Tribunal Constitucional, que permitió a Bildu concurrir a las elecciones municipales...

- Efectivamente, no para el TC.

- ¿El Gobierno y la fiscalía deberían, en su opinión, impedir la legalización de Sortu? ¿Tendrían que recurrir también la concurrencia de Amaiur a las elecciones del 20-N?

- Creo que el Gobierno y la fiscalía tienen la obligación de recopilar todos los datos que sean necesarios y, a la vista de ellos, si creen que existe una conexión de estas formaciones con ETA y que esta es demostrable, deben acudir a los tribunales, como hicieron la vez pasada.

- El Gobierno ha anunciado que no tomará ninguna decisión sobre las «consecuencias del conflicto» -presos y prófugos-, que eso queda en manos del nuevo Ejecutivo. Si usted gobierna tras el 20-N, ¿cómo gestionará el nuevo escenario?

- Mire, ETA ha anunciado el cese definitivo de las armas, no ha puesto ninguna condición, no hay ningún compromiso por parte de nadie. Yo desde luego, no lo tengo, y si alguien lo tuviera, que no lo creo porque se me hubiera informado, a mí no me incumbe. A partir de ahora tendremos que trabajar todos unidos: partidos, víctimas, representantes sociales y el conjunto de la sociedad española. Todos unidos en la ley y en el Estado de derecho, que es lo que ha triunfado y lo que ha dado lugar al cese definitivo de la violencia.

- Concrete un poco más. ¿Ofrecerá un pacto al PSOE y el PNV para pilotar la desaparición del terrorismo?

- Lo que digo es que creo que en el futuro todos deberemos trabajar juntos, en el marco que establecen las leyes y el Estado de derecho.

- Sin cambiar la legislación, ha habido procesos en los que esta se ha aplicado con flexibilidad. Por ejemplo en 1982, cuando ETA político-militar se disolvió. ¿Un Gobierno del PP será flexible en la aplicación de la ley para hacer irreversible la paz?

- Un Gobierno del PP aplicará el Estado de derecho, como se aplica habitualmente. Lo único que puede hacer irreversible la paz es aplicar la ley. La paz exige justicia; en caso contrario, no es paz. Y lo que garantiza la justicia es la aplicación de la ley.

- ¿El movimiento que cabe esperar ahora, o que esperaría usted para dar nuevos pasos, sería la entrega de las armas y la disolución formal?

- Yo creo que es un paso muy importante el que se dio el jueves, pero insisto: la tranquilidad total de los españoles y la libertad definitiva solo llegará cuando se materialice la disolución irreversible de la banda.

- Insisto yo también: el comunicado pide un diálogo sobre las «consecuencias del conflicto», se entiende que sobre los presos. ¿Establecería un Gobierno del PP ese diálogo con la organización terrorista?

- En ningún caso el Gobierno, si yo lo presido, va a tener ningún diálogo con una organización terrorista sobre nada, aunque haya abandonado definitivamente la violencia. Con ETA no hay nada que hablar. Para que quede más claro; no hay nada que dialogar sobre ninguna «consecuencia» de un «conflicto» que no ha existido. En el País Vasco no ha existido ningún conflicto político; lo que ha habido es una banda criminal que ha querido imponer por la fuerza sus tesis y que ha sido vencida por la sociedad española.

- Queda clara su posición. Pero lo que no está tan claro es si eso significa que en este proceso los terroristas no serán aproximados a cárceles vascas, como hizo el Gobierno del PP en la tregua de 1998, o que cumplirán íntegras sus penas una vez abandonada la violencia..

- En este proceso, como usted lo llama, yo creo que lo único que hay que hacer es utilizar los instrumentos de los que nos hemos dotado, que son nuestras leyes. Y por encima y detrás de las leyes no hay nada. Ni acuerdos políticos ni absolutamente nada. Es decir, yo creo que lo que hay que hacer con los terroristas es aplicarles la ley y punto.

- ¿Qué efectos tendría la devaluación de la deuda española que se está debatiendo en Bruselas?

- Es inaceptable cualquier ajuste que afecte al valor de la deuda soberana. No acepto que se cuestione la capacidad del Tesoro español de cumplir sus compromisos. Además de dañar a los bancos, que deberían provisionar cifras muy importantes, encarecería la financiación de las administraciones y dificultaría el acceso al crédito, lo que alejaría la recuperación. Estoy radicalmente en contra de que se tome esa decisión.

- Esta crisis amenaza la supervivencia del euro, en parte por la torpeza de los líderes europeos…

- La construcción europea es un proceso complicado, que lleva su tiempo, pero que ha tenido más efectos beneficiosos que perjudiciales. El euro es un gran éxito, y yo apuesto por más Europa, porque todo el mundo haga sus deberes en casa, que cumpla sus compromisos, y desde luego que se ayude a quienes estamos dispuestos a cumplirlos.

- Sí, pero antes hay que resolver el actual enredo del euro. ¿Cómo?

- Primero hay que reestructurar la deuda griega, evitar el contagio y demostrar a los mercados que la UE cumple sus compromisos. Ello requiere que la facilidad financiera de 440.000 millones de euros entre en vigor ya, aumentarla y destinar esos fondos a recapitalizar los bancos y a comprar bonos soberanos.

- Alemania, a la que le toca financiar el grueso de la operación, se resiste porque tiene la sensación de que lleva demasiados años pagando la fiesta de otros, incluida España…

- Hay que cambiar la imagen de España. Tenemos que ser un Estado fiable y cumplidor, que no cree problemas a los demás. Debemos cumplir el compromiso de dejar el déficit de este año en el 6%, un 4,4% en el 2012. Hay que reestructurar y sanear el sistema financiero y acometer reformas estructurales para ser más competitivos, crecer y crear empleo.

- ¿Habrá más recursos públicos para salvar a los bancos?

- Primero hay que completar la reestructuración hasta que haya un número de bancos capaces de cumplir sus compromisos y dar crédito. Los balances de los bancos deberán reflejar el verdadero valor de los activos. Y entonces, si hay que inyectarles dinero público, habrá que volver a hacerlo, para luego recuperarlo. Lo peor es no hacer nada.

- Es obvio que un colapso financiero hundiría al país, pero el rescate de la banca genera una injusticia: se salva con dinero público a los bancos y se deja a la intemperie a quienes no pueden pagar la hipoteca…

- Pero es que no hay alternativa. Hay que usar los mínimos recursos públicos posibles, que sean préstamos y se devuelvan. Y exigir responsabilidades, como se está haciendo con las cajas. No me gusta nada que encima algunos cobren indemnizaciones.

- En el primer tramo de la legislatura, usted calificó de «letal» la política económica. ¿Por qué el PP le negó su apoyo en mayo del 2010, cuando tuvo que rectificarla?

- El 5 de mayo del 2010 Zapatero me pidió apoyo para reestructurar el sistema financiero, y yo se lo di. Le advertí de que teníamos un problema con el déficit público y él me lo negó, pero una semana después, sin llamarme, anunció el recorte del gasto. Voté en contra de la congelación de pensiones y planteé una alternativa que no quiso ni negociar. Pero es verdad que en la última etapa ha querido negociar, y hemos pactado cosas.

- Como la reforma constitucional, exigida por carta por el Banco Central Europeo. ¿Son muy gravosas el resto de las medidas que exige?

- A mí nadie me dirigió una carta. Se la pedí tres veces al presidente y nunca me respondió.

- Cuando preguntaba por ella conocía de su existencia y contenido...

- Pero él es el presidente. En Italia se dio a conocer y aquí, no. Es evidente que tenemos que hacer cosas. No podemos seguir en esta situación.

- ¿Qué reformas estructurales acometerá si es presidente?

- Primero, la reforma de la ley de estabilidad presupuestaria para fijar techos de gasto y endeudamiento a todas las administraciones. La segunda, el apoyo a los emprendedores con varias medidas: bajada de cinco puntos del impuesto de sociedades, y 10 para quienes reinviertan los beneficios; el IVA no se ingresará hasta que se cobre la factura; y los acreedores de las administraciones podrán compensar la deuda con el pago de impuestos. Son medidas importantes para ayudar a las empresas, y acometeremos una reforma laboral, porque la actual legislación no sirve para crear empleo.

- ¿El contrato único con 12 días de indemnización que pide la CEOE?

- Este Gobierno ha permitido encadenar contratos temporales sin límite, lo que agrava la dualidad del mercado laboral. Con los agentes sociales buscaremos un modelo que estimule la contratación y dé al trabajador un horizonte de empleo indefinido, y flexibilizaremos la negociación colectiva.

- ¿Cómo combatirá el paro juvenil, que supera el 45%?

- El modelo alemán funciona muy bien. Los chicos que estudian Formación Profesional pueden compatibilizarlo con una especie de trabajo-aprendizaje en una empresa, por el que cobran una cantidad.

- Constato que no se cierra en banda al contrato único de la CEOE…

- Lo que no puede haber es una tipología de contratos tan amplia como la actual. Habrá que plantear un contrato estándar o varios modelos. Se pueden buscar fórmulas, pero lo que es evidente es que el modelo actual no funciona.

- Si no se suben los impuestos, habrá que recortar el gasto público...

- No soy partidario de subir impuestos porque ello reduce el consumo y, por tanto, los ingresos. Sí soy partidario de hacer recortes en lo que sea superfluo, pero en principio yo soy un firme partidario de un sistema público de pensiones, educación y sanidad, este último más eficiente. Son las últimas partidas que recortaría.

- ¿Descarta el copago sanitario?

- Sí, yo no quiero el copago.

- ¿Sobran funcionarios en España?

- A veces se estigmatiza a los funcionarios. Los hay magníficos y, en todo caso, hacen falta médicos y maestros, por ejemplo. Eso sí, lo que está claro es que en los próximos años no hay que aumentar el número de empleados públicos.

- ¿Descongelará el sueldo de los funcionarios y las pensiones?

- Mi gran prioridad será no castigar más a los pensionistas. En cuanto a los funcionarios, veremos cómo están las cuentas públicas.

- ¿Sabe ya quién será su ministro de Economía?

- Sí, pero como puede suponer…

- ¿Y lo sabe él?

- No.

- Ante la dureza de algunas de las medidas a tomar en breve, ¿teme que haya conflictos sociales?

- Espero que no. La sociedad es consciente de lo que pasa, pero eso también depende del estilo de gobierno. Hay que decir la verdad y ser realista, actuar con mucha responsabilidad, rigor y seriedad. El futuro Gobierno debe ser valiente. Prudente, pero valiente. España necesita un Gobierno fuerte, muy apoyado por la sociedad, que busque complicidades con otros partidos -sea cual sea el resultado electoral-, con empresarios, con sindicatos y con todos los españoles. Si gobierno hablaré con todos y escucharé a todos, porque la firmeza en la defensa de los intereses generales es compatible con el diálogo.

- Como ministro le tocó gestionar el pacto del Majestic, y tras lograr la mayoría absoluta declaró a este diario: «Sería un error que ahora machacáramos a CiU.» ¿Ofrecerá a CiU entrar en el Gobierno, como hizo entonces Aznar?

- Ahora eso no está encima de la mesa, pero sí me gustaría contar con la colaboración, sobre todo en la economía, de todos los que quisieran construir y trabajar lealmente para sacarnos de esta situación tan complicada. Serán años difíciles y determinantes. El nuevo Gobierno necesitará complicidades, porque es muy difícil hacer las cosas en solitario.

- CiU condiciona cualquier colaboración en Madrid a que Catalunya tenga una financiación similar al concierto vasco. ¿El pacto fiscal entra en sus planes?

- A mí nadie me ha pedido nada, ni he visto ningún papel. En la vida hay que fijar prioridades, y la prioridad hoy es crecer, crear empleo y, por tanto, también aumentar los ingresos de las administraciones. La Generalitat ya recibe el 50% del IRPF y el IVA y el 58% de los impuestos especiales, aparte de los tributos propios. Lo que hay que hacer es crear empleo y crecer económicamente, porque entonces se ingresarán más impuestos y la Generalitat recaudará más. Y, oiga, ya veremos luego qué nos depara el futuro.

- El otro escollo para el acuerdo con CiU es el rechazo del PP a la inmersión lingüística. Rechazo relativamente reciente, porque cuando gobernaba no lo manifestó...

- Mi posición es conocida: yo creo en la libertad. Tengo dos hijos y me gusta decidir la educación que quiero para ellos. Y, francamente, creo que tengo derecho. A mí, en materia educativa siempre me encontrará en la defensa de la libertad de los padres.

- En el 2003 el PP excluyó el corredor mediterráneo de la red básica de conexiones ferroviarias europeas. Ahora que Bruselas lo ha incluido, ¿le dará prioridad o invertirá en todos los corredores por igual?

- Es un corredor muy importante, pero hay otros que también lo son. Habrá que ver cómo está la economía y qué puede aportar la UE. Lo cierto es que en el tema de mercancías deberemos hacer un esfuerzo.

- ¿Pero su prioridad será el eje mediterráneo, el atlántico o el central?

- Habrá que hablarlo entre todos.

- ¿Resucitará el trasvase del Ebro?

- No figurará en nuestro programa.

- ¿Energía nuclear sí o no?

- Sí.

- ¿Revocará el cierre de Garoña?

- Si el informe del Consejo de Seguridad Nuclear es favorable, en efecto, Garoña no se cerrará.

- Para acabar, un pregunta de índole personal. Del 9 al 10 de marzo del 2008, tras su segunda derrota electoral, algunos en su partido y aledaños le dieron por muerto, políticamente hablando, y procuraron que ese pronóstico se cumpliera. Ahora, a un paso de superar tal vez la mayoría absoluta de Aznar, ¿qué recuerdo conserva de aquellos días?

- En la vida hay que hacer un esfuerzo para actuar con el mayor equilibrio posible. Yo creo tener un equilibrio personal. A lo mejor no está bien que yo lo diga, pero, sinceramente, creo tenerlo. Y soy persona de mirar hacia el futuro, tengo la fortuna de no acordarme de lo malo. Por eso cuento con cuantos quieran trabajar lealmente en este proyecto, y al hacer las listas electorales creo haberlo demostrado.

- ¿Se compromete a no estar más de dos legislaturas, como Aznar?

- La verdad, no me lo he planteado. Mi objetivo ahora es ganar las próximas elecciones. En fin, ¡estoy yo ahora para pensar en eso!

Enric Hernàndez, El Periódico de Catalunya