Protesta. Reacción a las medidas de austeridad anunciadas por el Govern.Es la primera vez que las fuerzas de seguridad marchan tras la misma pancarta.
El líder de UGT en Cataluña asegura que 'nadie da la batalla por perdida'.
Miles de funcionarios de los cuerpos de seguridad de la Generalitat han marchado este jueves por el centro de Barcelona para protestar contra los recortes que el Govern de Artur Mas está aplicando en toda su estructura. Una movilización que, además de ser la enésima muestra de rechazo contra la política del Ejecutivo, ha servido para unir por primera vez tras la misma pancarta a mossos d'esquadra, bomberos, forestales y funcionarios de prisiones para denunciar "el desmantelamiento y precarización de la seguridad pública" a cuenta de "unos recortes injustos".
La marcha, que ha partido de plaza Urquinaona hasta desembocar en la plaza Sant Jaume, ha logrado colapsar durante más de hora y media Via Laietana, saturada por una manifestación a la que, según la Guàrdia Urbana, han acudido más de 5.000 personas -12.000 según los convocantes-.
Una vez en Sant Jaume portavoces de los cuatro cuerpos han leído sendos manifiestos en los que, además de exigir el final de los recortes, han advertido de que "cualquier accidente" motivado por la falta de "recursos y seguridad" será responsabilidad directa del 'president', Artur Mas.
Lo inédito de la movilización de este jueves, además, demuestra que "nadie, ningún trabajador público da la batalla por perdida", según Josep María Álvarez, líder de UGT en Cataluña.
El portavoz sindical entiende "que el hecho de que mossos, bomberos y funcionarios de prisiones se unan es un síntoma de que el Govern se equivoca", advirtiendo que "tenemos todo el tiempo del mundo para hacer que enmienden su error".
La manifestación unitaria fue convocada coincidiendo con el retraso en la paga de Navidad, que el Govern ya ha satisfecho, aunque los sindicatos convocados ya dejaron claro que, aunque cobrasen, saldrían igualmente a la calle para mostrar que están en lucha contra los recortes.
Javier Oms, El Mundo