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La Corona pidió a Urdangarin que buscase empleo fuera de España

Un enviado de la Casa del Rey aconsejó que abandonase Nóos.

La Casa del Rey no permaneció impasible ante las actividades empresariales de Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina, séptima en la línea de sucesión al trono de España. En la primavera de 2006, conocedora de sus actividades en el Instituto Nóos, eje ahora de una investigación judicial, decidió enviar a Barcelona a un asesor externo para tratar con Urdangarin y sus abogados. El emisario, según fuentes oficiales, fue el abogado José Manuel Romero Moreno, conde de Fontao. Su objetivo era examinar a fondo las actividades societarias del duque de Palma.

En la reunión con Urdangarin y sus letrados, del bufete catalán Bergós, estos plantearon, siempre según las citadas fuentes, deshacer el entramado creado en torno al Instituto Nóos y vincular todas las actividades a una fundación. La Casa del Rey, en respuesta, elaboró un informe en el que se pedía a Urdangarin que se desvinculara de Nóos, se rechazaba de plano la creación de la fundación y se recomendaba al duque de Palma buscar trabajo fuera de España. Urdangarin dejó de ser presidente de Nóos en junio de 2006 y en 2009 se trasladó con su familia a Estados Unidos.

El 'caso Palma Arena'.

Un enviado de la Corona analizó en 2006 las actividades del yerno de don Juan Carlos y concluyó que debía desvincularse de la red empresarial creada en torno a Nóos.

La Casa del Rey no permaneció impasible ante las actividades empresariales de Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina, séptima en la línea de sucesión al trono de España. En la primavera de 2006 envió a Barcelona a un asesor externo para tratar la situación con él y sus abogados. En febrero de ese año, el PSOE balear había cuestionado por primera vez -aunque sin citar a Urdangarin- los 1,2 millones de euros abonados por el Gobierno de Jaume Matas para la organización de eventos deportivos al Instituto Nóos, entidad presidida por el duque de Palma desde 2004.

El emisario, siempre según fuentes oficiales, fue el letrado José Manuel Romero Moreno, conde de Fontao, marqués de San Saturnino, consejero de Patrimonio Nacional y persona muy próxima a palacio desde al menos 1993, cuando de la mano de Fernando Almansa inició su actividad como asesor externo.

El enviado de la Casa del Rey se reunió con Urdangarin y examinó las cuentas de la entidad, que había sido constituida sin ánimo de lucro en 1999. Y comprobó que las actividades de Nóos y la red empresarial tejida a su alrededor sí tenían ánimo de lucro, por lo que aconsejó al duque de Palma que se desvinculara de inmediato de la misma.

En junio de ese año, Urdangarin abandonó la presidencia de la entidad. Su esposa, la infanta Cristina, también dejó su puesto como vocal de la junta directiva. El despacho de abogados catalán que asesoraba al duque de Palma, Bergós, le recomendó entonces que constituyera una fundación para promover la cultura y el deporte que sirviera para canalizar y reorganizar sus actividades privadas. Pero la fundación, según fuentes oficiales, no operó como tal porque el asesor externo de la Casa del Rey recomendó lo contrario. Fue más allá: su consejo consistió en indicar que lo mejor era que Urdangarin se marchara de España y buscara trabajo en otro país.

La Casa del Rey siguió las recomendaciones de Romero y pidió a Urdangarin que tratara de encontrar empleo fuera, decisión que tardó dos años en materializarse. Finalmente, en abril de 2009, la Corona anunció que la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin y sus cuatro hijos se trasladarían a Washington después del verano por motivos profesionales. El duque de Palma trabaja desde entonces para Telefónica Internacional en Estados Unidos. La infanta, aparte de su agenda oficial, sigue colaborando en trabajos humanitarios con la Fundación La Caixa, sobre todo en Latinoamérica.

Las primeras dudas sobre las actividades empresariales del duque de Palma a través del Instituto Nóos surgieron por los convenios de la entidad con el Gobierno balear entre 2005 y 2006, cuando el duque de Palma logró dos contratos por 2,3 millones de euros para organizar congresos sobre turismo y deporte en las islas.

Pero el Ejecutivo valenciano, presidido en ese momento por Francisco Camps, llevaba contratando con Nóos desde 2004. Le encargó la organización de tres ediciones de unas jornadas deportivas llamadas Valencia Summit -por 3,7 millones de euros- en 2004, 2005 y 2006, y la elaboración de un estudio para celebrar unos Juegos Europeos en 2006 -en este caso, el conglomerado de Urdangarin cobró 382.000 euros.

A través de Nóos, presuntamente, el dinero público conseguido de los Gobiernos balear y valenciano se desviaba hacia empresas privadas con ánimo de lucro que eran propiedad de Urdangarin. En concreto, la investigación judicial señala que el duque de Palma y su socio, Diego Torres, "organizaron un entramado societario utilizando un grupo de sociedades mercantiles, a través de las cuales desviaban los fondos públicos y privados que recibía el Instituto Nóos, apoderándose de los mismos".

- Un hombre de confianza del monarca.
José Manuel Romero, conde de Fontao, asesoró a la Casa del Rey sobre las actividades de Iñaki Urdangarin

La persona de confianza elegida por la Casa del Rey para estudiar detenidamente las actividades empresariales del duque de Palma, marido de la infanta Cristina, es un abogado aristócrata: José Manuel Romero Moreno, conde de Fontao y marqués de San Saturnino, de 71 años, que goza de la absoluta confianza de don Juan Carlos. Es asesor externo de la Corona desde 1993 en asuntos personales y familiares. Él ha sido el letrado designado para algo tan sumamente delicado como, cuando empezó a haber dudas sobre las actividades empresariales privadas de Iñaki Urdangarin, investigar qué estaba sucediendo y decidir, con absoluta discreción, cuáles eran las mejores opciones para no dañar la imagen de la Corona.

No es la primera vez que el monarca pone en sus manos un asunto familiar importante y que exige una fuerte relación de confianza. El conde de Fontao fue también la persona encargada de mediar en un primer momento con los abogados de Jaime de Marichalar en su proceso de separación de la infanta Elena, entre 2007 y 2008. La separación acabó en un divorcio de mutuo acuerdo en 2009. Este periódico trató ayer, sin éxito, de ponerse en contacto con el asesor.

Romero Moreno -que adquirió la condición de conde el mismo año en que comenzó a colaborar con la Casa del Rey, tras heredar el título de su madre- es doctor en Derecho, abogado y ha sido profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Complutense de Madrid desde 1975. Su despacho de abogados, fundado en 1991, se fusionó en 1995 con el de Alberto Oliart, expresidente de la Corporación RTVE, quien abandonó el bufete en 2004.

Este asesor especial de la Corona ostenta cargos en múltiples empresas y fundaciones. Es presidente de la Fundación CEAR Habitáfrica, miembro de los patronatos de más de cinco fundaciones y asesor legal de las fundaciones de Caja Madrid, Caixa Galicia, y de la del Centro Internacional de Estudios Económicos y Sociales. Es, además, consejero de Patrimonio Nacional y miembro del Club de Madrid, una organización sin ánimo de lucro compuesta por 80 exjefes de Estado y de Gobierno. Desde 2009 es secretario del Patronato del Real Instituto Elcano.

- El bufete del duque de Palma, en el epicentro del 'caso Palau'.

El despacho de abogados Bergós, que asesoró al duque de Palma, está en el epicentro del caso Palau. Tres de los miembros del bufete barcelonés han declarado como imputados por su presunta colaboración en el desfalco del Palau de la Música, la emblemática institución musical catalana. Los letrados elaboraron, presuntamente, facturas falsas para que el Palau eludiese una inspección de Hacienda. Esa ayuda facilitó que Fèlix Millet y Jordi Montull, responsables de la institución, se apropiaran de 35 millones de euros.

El bufete, especializado en derecho civil y mercantil, trabaja con empresas y entidades sin ánimo de lucro, como el instituto Nóos que dirigieron Iñaki Urdangarin y su mano derecha, Diego Torres. Urdangarin abandonó la entidad en 2006. Un año después, la Casa del Rey contactó con los expertos de Bergós, que propusieron englobar las actividades del duque en una fundación. Uno de sus miembros es Raimon Bergós, secretario general de la Coordinadora Catalana de Fundaciones.

Bergós es una de las personas que declararon como imputadas por el caso Palau en diciembre de 2009, dos años después del contacto de la Casa del Rey con el bufete. Profesor y conferenciante en universidades catalanas y en la escuela de negocios Esade -donde Diego Torres dio clases hasta que fue apartado a raíz del escándalo de Nóos-, Bergós fue secretario de la Fundació Orfeó Català. Fue destituido después de que este diario publicase una carta que remitió, en 2005, a Montull. En esa misiva, describía la estrategia que debían seguir los saqueadores confesos del Palau para ocultar a Hacienda "temas de imposible justificación fiscal".

- Tres imputados.

En su declaración como imputado por falsedad documental, Raimon Bergós -que también ejercía como asesor legal del Palau- negó haber confeccionado facturas falsas. Ha sido asesor jurídico del Fórum de las Culturas, celebrado en Barcelona en 2004; de la Organización de Consumidores y Usuarios de Cataluña y de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales, el ente público que agrupa la radio y la televisión de la Generalitat.

El mismo día que declaró Raimon Bergós, también lo hizo como imputado -y por los mismos motivos- un compañero de su bufete: Santiago Llopart. En el caso Palau aparece un tercer miembro del despacho barcelonés, Edmundo Quintana. Economista de origen argentino, Quintana declaró como imputado el mes pasado por presunto fraude fiscal ligado, también, al Palau de la Música.

- La importancia de ser casi, casi perfecto.
Caricatura de Iñaki Urdangarin

Urdangarin ha pasado de ser cortejado a convertirse en un apestado.

La figura de Iñaki Urdangarin ha sido apartada de la familia real en el Museo de Cera de Madrid y enviada a la sala de deportes, todo un síntoma como tantos otros de que el cordón sanitario que protegía a la Casa del Rey se ha roto. Hoy se preguntan en algunos foros si la camiseta de Urdangarin que cuelga del techo del Palau Blaugrana como homenaje a una larga trayectoria en el Barcelona no debería ser también retirada. Nada tiene que ver una cosa con la otra, pero son ejemplos de cómo Urdangarin se ha convertido en el blanco perfecto donde atizarle a una monarquía tan valorada durante años en las encuestas como sobreprotegida en la opinión pública. Quien llegó a ser considerado el yerno perfecto, el candidato idóneo para marido de una infanta, es ahora un apestado, que nadie, ni en Zarzuela ni en los museos, quiere a su lado.

Los esfuerzos de Zarzuela desde hace casi tres años para alejarle de España y enfriar el asunto han fracasado. Es inevitable que sea imputado dentro de unas semanas, a juicio de los expertos. Pero la espera está siendo tan larga que, para cuando llegue ese momento, parecerá una condena. Porque se ha levantado la veda y nuevos datos se difunden cada día. Aun así, en la página web oficial se describe así a qué se ha dedicado Urdangarín todo este tiempo: "Ha cultivado el interés por las cuestiones sociales, amén de las deportivas, intentando establecer caminos de diálogo entre unas y otras".

¿Cómo pudo llegarse a esta situación?

Urdangarin tenía un currículo casi perfecto para ser un excelente candidato a entrar en la familia real por la vía consorte. Hijo de buena familia (un banquero casado con una aristócrata belga) con raíces vascas, hombre arraigado en Barcelona desde su infancia (apenas vivió dos años en Vitoria), educado en colegios católicos y deportista de éxito en un club como el Barcelona, a cuya disciplina perteneció desde los 18 años. Fue protagonista de los años dorados del balonmano español y la selección. Tenía la estatura perfecta (1,96) para no desentonar en las fotos de la familia real y cierto aire de galán. Su noviazgo con la infanta Cristina fue rápido: oficialmente, se conocieron en agosto de 1996, durante los Juegos de Atlanta, para casarse algo más de un año más tarde (4 de octubre de 1997). Aquel rápido romance se tiñó de la cursilería propia de las revistas del sector como un flechazo entre deportistas. Ambos daban bien en la foto y el barniz real hizo el resto.

Se dijo así que Urdangarin hablaba cuatro idiomas (español, catalán, inglés y francés), afirmación que no era muy rigurosa. Se corrió también un tupido velo sobre sus estudios de Económicas (no había acabado la carrera). No importaba, la pareja funcionaba. La boda fue un éxito, dio excelentemente en pantalla y los recién casados se quedaron a vivir en Barcelona, haciendo una vida relativamente convencional: ella en La Caixa y él en la cancha. Todavía le dio tiempo a ganar una medalla de bronce en Sydney 2000, un hecho que le convertía en el primer medallista de la familia real española, tenida por una familia muy olímpica, aunque esto último pareció siempre más un acto de propaganda que otra cosa. Esa medalla precipitó su retirada a los 32 años. Para cerrar el círculo, se le envió a Esade, una de las principales escuelas de negocios españolas, para obtener un máster. En el verano de 2001, la reina Sofía asistió a la graduación del yerno.

Es a partir de entonces cuando Urdangarin no encuentra su lugar en el mundo, a pesar de ser un privilegiado. Inicialmente trabaja para empresas (Motorpress, Octagon) que actúan como intermediarias en el mundo del deporte, actividad que ya levanta algunas sospechas entre dirigentes deportivos, hasta el punto de que su aspiración por hacer carrera en el Comité Olímpico Español (en el que llega a ser vicepresidente) fracasa precisamente porque una mayoría de dirigentes no le ven como un candidato independiente. Los había que sospechaban que representaba a otros intereses, y estaban quienes interpretaban la situación como una operación de Zarzuela para colocar al yerno en un puesto relevante. El fracaso de una operación bien vista por la prensa deportiva nunca fue examinado en profundidad. Como de costumbre, operó el silencio protector.

Tras esta aparente decepción, Urdangarin profundiza en otras actividades conducido por uno de quienes fueron sus profesores en Esade, Diego Torres, considerado como un profesional especialmente activo y agresivo, con ideas muy claras sobre patrocinio deportivo y responsabilidad social. "En Esade estaban más avanzados que en ninguna otra escuela de negocios de España en materia de responsabilidad social corporativa. Se podía decir que eran precursores en España", comenta un experto en la materia. Diego Torres es quien arma la estrategia: patrocinio, deporte y responsabilidad social. Y en esa estrategia, un personaje como Iñaki Urdangarin era también perfecto: excelente imagen como deportista, con ese toque de glamour inmaculado de la familia real española. Perfecto para dirigir una fundación, una ONG o un instituto sin ánimo de lucro. Perfecto para abrir puertas de empresas e instituciones. Perfecto para que nadie sospeche.

Bajo el diseño de Torres y la colaboración de Urdangarin nacen una decena de sociedades, unas para cobrar sin ánimo de lucro y otras para hacer el reparto, que operan con éxito en el lustro más expansivo del patrocinio deportivo en España. En varios años, consiguen ingresos de empresas y organismos públicos, generalmente por informes o, las más conocidas, por la organización de congresos sobre turismo y deporte en Valencia y Palma de Mallorca. No hay constancia de que, en el trato con empresas privadas, estas sociedades hayan emprendido alguna actividad concreta. Todo se limita a informes sin aparente contenido o ambiguos asesoramientos. Hay algunas contraprestaciones curiosas, como el caso del Ayuntamiento de Alcalá de Henares, donde los Duques de Palma asistieron a la cabalgata de Reyes.

Los dos profesores de Esade que tienen una actuación principal, Diego Torres y Mario Sorribas, publican durante esos años un curioso libro que financia una de las ONGs del grupo (Fundación Deporte, Cultura e Integración Social) y edita una de las empresas (Innovation Lab), titulado Don't Give Up. Los autores investigan entre 200 casos de deportistas con una discapacidad física importante que emprenden diversos retos. Y seleccionan 12 casos de éxito. ¿Cuál fue el criterio final de la selección? No la envergadura del reto ni el carácter de estos deportistas: "Muchos casos identificados fueron descartados por no haber logrado un impacto comunicativo y social significativo". Es decir, se buscaba no el mejor ejemplo, sino el mayor impacto. Ese es el ideario de Diego Torres.

El resto es pura actualidad. Llega el caso Palma Arena. Aparecen las dudas sobre la limpieza de algunos contratos que afectan a empresas dirigidas por Torres y Urdangarin que desembocan en las primeras gestiones de Zarzuela para controlar el asunto. Llegada la navidad de 2011, el panorama es desolador entre los esfuerzos de la Casa del Rey para desviar balones y desmarcarse del duque de Palma y el silencio de Iñaki Urdangarin, ahora cabizbajo y apesadumbrado en las imágenes. Su alejamiento a Washington no sirvió de nada: los fiscales tiraron del hilo. El pasado 11 de julio, Diego Torres fue a declarar ante el juez y no aceptó todas las culpas. Y el caso salta a la opinión pública cuando es más lacerante la crisis económica y se multiplican los recortes y los indignados. En ese ambiente, un miembro de familia real metido en un caso de corrupción donde se sospecha que el dinero entra en una ONG y llega a un paraíso fiscal es una diana casi perfecta.

- Urdangarin pedía a las empresas un 'canon anual'.

Nóos compró una sociedad opaca para colocar dinero fuera de España.

"El patrocinio debe considerarse como una actividad estratégica de la empresa, cuya longevidad debe ser la suficiente como para poder consolidarse sus efectos positivos".

Iñaki Urdangarin y su socio Diego Torres, a través del Instituto Nóos y su Fundación Deporte, Cultura e Integración Social, publicitaron así la idea motora de su factoría de captación de mecenazgos fijos, con el fin de lograr una cartera de clientela asociada permanente.

En uno de sus foros se invitó a las compañías a participar en una operación de patrocinio colectivo solidario "aportando 25.000 euros anuales" cada una, renovable año a año, que les convertía en "propietarias" de uno de los "valores" difundidos y les daba derecho a recibir "formación en la empresa". Nóos fichó marcas multinacionales y regionales, a veces de la mano de las autoridades que les contrataban. Una firma de Mallorca pagó 110.000 euros a Torres por unas "jornadas estratégicas" con sus directivos.

Los investigadores concluyen estos días la recogida de datos de la Operación Babel en el caso Palma Arena, que alude a los negocios de Nóos con las Administraciones de Baleares y Valencia. Se han practicado decenas de interrogatorios de testigos en Barcelona, Valencia y Palma. Hacienda aportará otro informe al juez José Castro que rastreará los movimientos de más cuentas corrientes de la trama. Después se levantará el secreto y serán imputados el expresidente Jaume Matas y el duque de Palma.

La fuga de cerca de 500.000 euros en fondos de Torres y Urdangarin a una empresa pantalla en Londres está acreditada en la causa. Su entidad altruista Fundación Deporte, Cultura e Integración Social fue la compradora de la firma de ocultación fiscal De Goes for Stakeholder.

Nóos y sus terminales lograron en siete años más de cien aportaciones privadas. Obtuvieron nueve millones, más otros siete de pagos públicos. Ninguna de las empresas que contrató al holding Urdangarin-Nóos presentó denuncia judicial. Un empresario de Valencia que abonó más de medio millón declaró: "He hecho un negocio horroroso", pero reconoció que le ofrecieron patrocinio para el nombre de un estadio.

En los documentos de Nóos hay un argumento recurrente: continuidad de eventos, renovar contratos, fijar un nexo a través de "observatorios permanentes" y "oficinas del proyecto". Por operaciones no ejecutadas con esos conceptos se cuestionan pagos por más de 700.000 euros en los Foros de Baleares de 2005 y 2006.

El Instituto Nóos de Estudios Estratégicos de Patrocinio y Mecenazgo se definió como un think tank, un grupo de pensadores, "expertos internacionales en estrategias de patrocinio y rentabilización del hecho deportivo y organización de grandes eventos". En el foro Summit de Valencia, entre 2004 y 2006 -también bajo la lupa judicial-, Urdangarin defendió los patrocinios continuados por el "retorno en ventas o ingresos". El duque razonó que "las empresas estarían dispuestas a seguir realizándolos [los patrocinios] en tanto que éstos les reportaran un beneficio" por "reputación, imagen o ingresos".

- Juame Matas. Sin asomo de arrepentimiento.

Fue ministro de Medio Ambiente en la segunda legislatura de José María Aznar y dos veces presidente de Baleares por el PP (1996-1999 y 2003-2007). Pero, desde que dejó el poder, Jaume Matas (Palma, 1956) intenta defenderse de las múltiples acusaciones por supuesta corrupción que pesan sobre él en el caso Palma Arena. El próximo enero será juzgado en la primera causa, donde afronta una petición de cinco años y medio de cárcel. Y su ostentoso palacete de Palma será subastado por deudas con el banco, ya que Matas lo hipotecó por tres millones para depositar en 2010 una fianza y eludir así la cárcel.

"Era positivo" y "volvería a hacerlo". Es lo que dijo el expresidente balear al juez sobre los dos convenios por 2,3 millones de euros que su Gobierno firmó con el Instituto Nóos de Iñaki Urdangarin para organizar los foros de debate Illes Balears. Afirma que recibió "por cortesía" al duque, y añade: "¡Cómo iba a decirle que se presentara a un concurso público! Era ni más ni menos que el duque de Palma, con un instituto sin ánimo de lucro". Matas asume solamente la responsabilidad política, pero no la responsabilidad jurídica por la firma del convenio.

Sin pasaporte e imputado por nueve delitos, el expresidente de Baleares está obligado a comparecer periódicamente ante el juez o en la comisaría. Perdió su trabajo de broker en EE UU y regresó a Madrid, con menos amigos en el PP. Desde 2009 ha tenido tres letrados. El último libra una batalla contra el juez y la fiscalía, a quienes acusa de persecución política. Es muy probable la imputación del expresidente en el caso Urdangarin, que él quisiera arrebatar al juez José Castro y trasladar a la Audiencia Nacional.

- José Luis 'Pepote' Ballester. Don Iñaki-me-ha-dicho.

El exdeportista de élite José Luis Pepote Ballester (Vinaroz, 1968) fue la llave que abría las puertas con un "Iñaki me ha dicho". La frase figura en la causa penal, captada de un correo electrónico que recibió Pepote, director general balear de Deportes entre 2003 y 2007, hombre de Jaume Matas y amigo del duque de Palma. La expresión coloquial la escribió un colaborador del Instituto Nóos de Iñaki Urdangarin que perseguía vender otro negocio deportivo al Gobierno balear. El duque era supuestamente el conseguidor, Pepote el mediador y Matas el pagador.

Ballester apareció en las portadas de los periódicos detenido y con esposas en agosto de 2009 al estallar el caso Palma Arena. Está en libertad bajo fianza de 50.000 euros, imputado por presunta malversación, prevaricación y falsedad, y es investigado por cohecho por unas obras en su chalé y otra operación inmobiliaria. Enfermó y está bajo control. Ajeno a la política, queda en segundo plano. Otros altos cargos negocian pactos de confesión con la fiscalía.

En 1996 había alcanzado las primeras páginas por otra cuestión, al lograr la medalla de oro de vela, en clase Tornado, en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Así, Ballester frecuentó los barcos y las regatas de la Copa del Rey en Palma, era compañero del Príncipe y las infantas y acudió a sus bodas. Ahí trabó relación con el duque de Palma.

Matas fichó a Ballester por su popularidad y porque tenía acceso a Urdangarin y la familia real. El exdirector de Deportes abrió muchas puertas y estuvo en las reuniones clave. Dependía del presidente y actuaba por encima de los consejeros.

- Diego Torres. La mano derecha del duque.

Experto en estrategia empresarial y patrocinio, el economista Diego Torres (Mahón, 1965) se empeñó pronto en triunfar y consumió veranos estudiando lejos de Menorca. Fue la mano derecha, socio exclusivo y sustituto de Iñaki Urdangarin en el conglomerado del Instituto Nóos. El duque de Palma y Torres se conocieron en las aulas de Esade, la elitista escuela de negocios de Barcelona donde empezaron a desarrollar sus teorías sobre mecenazgos y eventos y las convirtieron en una factoría privada, en una empresa. Uno en las relaciones públicas y el otro al volante de la maquinaria teórica. Ahora están peleados.

Al estallar el escándalo Nóos, el claustro de Esade dejó de contar con el profesor Torres y luego la Casa del Rey apartó al duque de Palma. Torres cree que los "contextos emocionalmente intensos" son propicios para los mecenazgos; lo escribió en el diario Cinco Días. Está imputado desde junio de 2011, como presidente y administrador último del Instituto Nóos, donde sustituyó a Urdangarin. En la causa están implicados Torres, su esposa Ana María Tejeiro, su cuñado Miguel Tejeiro y otro cuñado, el contable Marco Tejeiro.

El dúo Torres-Urdangarin montó una Babel mercantil: Nóos Consultoría Estratégica, Instituto Nóos, Shiriaimasu, Intuit Strategy Innovation Lab, Virtual Strategies, Gecsa Formacion, Management for strategies, más Aizoon, la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social y la pantalla De Goes for Stakeholder. La casa de Torres y las sedes de las empresas fueron registradas por la policía y el fiscal Pedro Horrach, que le interrogó durante horas.

Andreu Manresa, Luis Gómez, El País