Admirado por algunos y odiado por otros. Sus enemigos le han hecho caricaturas, sus amigos también. Y es que Enrique Ubieta adora la polémica, es su forma de defender las ideas.
Esta vez nos propone un libro singular: Cuba ¿revolución o reforma? Su título, como asidero de acertijos, resume la madurez intelectual del Ubieta que dirigió la revista Contracorriente y la Videoteca del mismo nombre en el ICAIC, el actual director de La Calle del Medio, el bloguero de La Isla desconocida, el martiano, el escritor y el filósofo.
- ¿Cómo te defines, filósofo, periodista, ensayista, intelectual? ¿Alguna ambigüedad de roles?
- No quiero encasillarme en una definición. Mi mayor placer es la escritura. Estudié filosofía, pero mi vocación participativa me ha llevado al periodismo. Esto puede resultar conflictivo para la Academia, a la que puedo parecer excesivamente literario, o para el ideal del escritor de moda, enredado en lo nimio y sucio, o en lo desasido y lúdico, que desprecia la intencionalidad política. Por otra parte, los políticos revolucionarios tienen a veces prejuicios con respecto a los intelectuales; y los intelectuales revolucionarios sienten prejuicios hacia los políticos. Ambos extremos son fatales. La política, para ser auténticamente revolucionaria, tiene que ser culta. Paradigmas de intelectuales revolucionarios fueron José Martí y Ernesto Che Guevara, y es Fidel Castro. Yo reclamo ambas condiciones sin rubor. No desdeño ninguna forma de participación en el proceso de transformación social, nací con la Revolución y mi vida está indisolublemente asociada a ella. Todas mis vocaciones, sean literarias o filosóficas, confluyen, y se determinan en la participación político-revolucionaria. Y ser revolucionario es ser creador. No hay ambigüedad alguna de roles.
- ¿Cómo pones la filosofía en función del arte y de la política? ¿Cuándo realmente eres útil?
-Los estudios universitarios no nos proveen de los conocimientos definitivos, pero educan nuestra mirada; nos enseñan a ver el mundo desde la profesión escogida, y eso nos permite avanzar en su estudio y ejercicio. Miro el mundo desde la filosofía. En la tradición cubana (y latinoamericana) los más destacados exponentes del saber filosófico se preocuparon menos por levantar edificios teóricos, que por desbrozar caminos para la liberación nacional y de clase. Con frecuencia, no solo desbrozaron caminos sino que salieron a cabalgar por ellos, con la adarga al brazo.
Recuérdese que Marx pedía a los filósofos que transformasen el mundo en lugar de interpretarlo, como hasta entonces sucedía. Los profesores de filosofía de la contrarrevolución reclaman hoy una dedicación profesional de puertas cerradas y aspiran a liquidar esa vocación participativa que emparienta a la tradición filosófica cubana con el marxismo, pero ellos mismos no hacen otra cosa que recubrir de retórica seudo-filosófica sus propias pretensiones restauradoras. No me interesa definirme en un género o en una actividad; la única definición que reclamo es la de revolucionario.
La belleza (que se expresa en el arte) y la verdad (en la filosofía) se encuentran de forma natural en la justicia (que es la Revolución). Me siento útil cuando dialogo con los estudiantes universitarios y siento que nos obligamos mutuamente a pensar nuevas aristas de la realidad; cuando alguien menciona, a favor o en contra, un texto mío; cuando descubro a un desconocido en la calle aferrado a la lectura de La Calle del Medio; cuando expongo con vehemencia mis criterios en el núcleo, o salgo a pelear al ciberespacio, y comprendo que los enemigos del socialismo me odian.
- ¿Qué significa la política en la vida de Ubieta?
- Es una buena pregunta. No identifico la política revolucionaria en un Estado revolucionario con la asunción de cargos públicos; ni los soslayo, ni me interesan. Un revolucionario “profesional”, no es un dirigente profesional. Creo que el compromiso con los pobres, con la justicia social e individual, con la cultura del anticapitalismo, se expresa de muchas maneras diferentes, todas válidas. Tampoco desdeño las responsabilidades, ni comparto la teoría de que un intelectual debe conservar cierta distancia del entorno, para poder criticarlo. No miro el mundo desde la ventana de un gabinete; para ser revolucionario hay que salir a la calle, participar, ser parte, emocional y racionalmente, del proyecto. Creo en la crítica participativa, en la creación comprometida. Desconfío de los que dicen ser revolucionarios, y no se estremecen cuando el pueblo canta a coro la Internacional. No basta con entender la Revolución, hay que sentirla. No basta con leer sobre ella, hay que vivirla.
- Ubieta, “Cuba ¿Revolución o Reforma?" es tu más reciente libro. Inspiraciones, motivos, impulsos que te llevaron a escribir, a generar la idea.
- Este libro se auto generó. Salió de las barricadas intelectuales, con olor a pólvora y a sudor. En él confluyen muchas discusiones, polémicas y enfrentamientos de los últimos años. Se articularon en un libro porque hay peligros enormes que nos acechan, y sentía la urgencia de advertir, de provocar, de socavar falsas creencias. Contiene más dudas que certezas -aunque parte de certezas muy firmes-, y su propósito es sencillo: provocar el debate.
Pero no es cierto que sea una recopilación de textos aparecidos en mi blog: en primer lugar, porque incluye reflexiones de mayor aliento pensadas y escritas hace más de quince años; en segundo lugar, porque incorpora reflexiones surgidas de una investigación de campo que hiciera entre los años 2008 y 2009, para un libro diferente; en tercer lugar, porque resume preocupaciones intelectuales y políticas, visibles en libros anteriores. Por último, todos los textos incluidos sufrieron modificaciones y se articularon para producir otra unidad discursiva. Es verdad que los ensayos originales -algunos aparecidos en Rebelión, los menos en revistas de papel-, fueron publicados con posterioridad en el blog; y es verdad que algunos surgieron del debate entre blogueros.
- ¿Hipótesis, tesis que defiendes en el libro?
- Que los revolucionarios evolucionamos, que podemos y a veces debemos hacer reformas, pero que jamás seremos evolucionistas, ni reformistas. Que no podemos aceptar la “normalización” de Cuba, porque ese concepto significa la renuncia a la alteridad, en un mundo donde lo normal es el capitalismo y su cultura consumista. Que la guerra que determina el triunfo o el fracaso es cultural, de conceptos de vida, y se manifiesta de maneras diversas, algunas muy sutiles. Que el reto más grande que enfrenta la Revolución hoy es el impostergable rescate de la individualidad socialista, ante el asedio del individualismo burgués. Que debemos incorporar la diversión y el entretenimiento al espacio de la Revolución, para reproducir los valores del socialismo y no los del capitalismo, como hace la industria burguesa del entretenimiento.
- ¿Está pensado para un público en específico?
- Esta pensado para los cubanos en general, y en particular para los jóvenes cubanos. Pero también para los revolucionarios latinoamericanos y de cualquier lugar.
- ¿Cómo podrán acceder al libro los lectores cubanos?
- Nos proponemos presentar y debatir el libro en la mayor cantidad de universidades del país. Su presentación en la Feria del Libro será el sábado 11 de febrero, a las 5 de la tarde, en la Sala José Antonio Portuondo de La Cabaña, pero ya tenemos el compromiso de presentarlo en la Universidad de Ciencias Pedagógicas de La Habana el 21, el 23 en la Universidad de Matanzas y el 24 en la CUJAE. A partir del 29 de febrero y hasta el 3 de marzo recorreremos diferentes centros de educación superior de Las Tunas, Holguín, Santiago de Cuba, Granma y Guantánamo. El itinerario de discusiones se inicia ahora, pero se extenderá durante todo el año. Estamos en disposición de ir a donde nos reclamen.
- Te he escuchado decir que el libro es polémico, que levantará confrontaciones ¿A tu juicio que es lo más controvertido de este libro?
- Que no es políticamente correcto. Que enfrenta al enemigo sin medias tintas, en tiempos en que muchos prefieren el gesto vergonzante, cauteloso, que los haga pasar inadvertidos. Que no admite conclusiones consensuadas por la inercia, o la conveniencia mercantil o anti-socialista. Que no acepta un final sin la victoria. El libro además expone y critica el pensamiento actual de la contrarrevolución, y algunas de sus tendencias culturales en el mundo, así como ciertas tendencias de la vida cultural en el país.
- Ubieta, cinco libros componen tu obra literaria hasta el momento. ¿Existe una unidad filosófica de pensamiento entre ellos, hay algo que los una?
- Mis libros son diversos en la forma, y transitan, progresivamente, de la academia al ensayo y al periodismo. Son, sin embargo, acercamientos diferentes a un mismo universo de temas: el enfrentamiento entre la cultura de la solidaridad y la del dinero, entre lo individual y lo colectivo, entre lo heroico, lo épico, o lo apocado y lo íntimo, en la historia de las ideas en Cuba.
- Ahora que ya terminaste de escribir el libro puedes tomar partido. Cuba, ¿revolución o reforma?
- La única opción posible para conservar la independencia, y el proyecto de justicia social es la de la Revolución. Te respondo con la última frase de mi libro: La Revolución no ha muerto. ¡Viva la Revolución!
Yuliat Danay Acosta, Cubadebate