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Wert y la mala fe en educación (Antonio Aramayona)

ATTAC CHEG Aragón

Cuando el actual ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, exponía su recién estrenada ideología y sus consiguientes proyectos en una entrevista en la SER, no daba crédito a lo que estaba escuchando: el ministro estaba leyendo los mismos párrafos del mismo libro sobre la asignatura Educación para la Ciudadanía que habían estado leyendo desde hacía años los detractores de la asignatura (PP, los grupos católicos más granados del ultraconservadurismo moral y la Conferencia Episcopal Española: tanto monta, monta tanto-). Lo que el ministro ignoraba (¿o no?) es que el libro que estaba leyendo ni ha sido propuesto ni ha sido adoptado como libro de texto en algún centro escolar, sino, a lo sumo, si nos atenemos a lo declarado por la Editorial que lo publicó, es un “ensayo crítico” sobre algunas materias de la asignatura.

En realidad, el ministro Wert ha ejercido solo de vocero de la ideología nacionalcatólica del Partido Popular, que hasta ahora había azuzado a sus peones de infantería a declararse objetores de la asignatura, apelando a que supone una grave intromisión en la educación de sus hijos. Paralelamente, el adalid de las buenas costumbres y ex Presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, había ordenado que la asignatura se impartiese ¡en inglés! en Valencia, y un sinfín de artilleros católico-populares habían lanzado a discreción toda suerte de obuses contra la asignatura.

Ahora Wert repite exactamente las palabras de la jerarquía católica española: Educación para la Ciudadanía es “un adoctrinamiento sociopolítico y moral” del alumnado español y para evitar tal supuesta tropelía educativa, el ministro resuelve sustituirla por otra “objetiva”, sin “connotaciones morales” y por encima de “cualquier ideología y adoctrinamiento”: Educación Cívica y Constitucional. Toda una “tartufiana” ceremonia de mala fe e hipocresía, indigna de un ministro de Educación, pues, hablando de adoctrinamientos, el ministro debería tener presente que no hay actualmente mayor adoctrinamiento en los centros públicos de enseñanza que la asignatura Religión y Moral Católicas, impartida en horario lectivo por un profesorado designado directamente por el obispo católico del territorio correspondiente, con rango igual al resto de las asignaturas fundamentales, costeado con el dinero de todos los españoles, que supone 700 millones de euros solo en concepto de sueldos de profesores de religión.

Hace unos años fui invitado a intervenir en una Jornada sobre la asignatura Educación para la Ciudadanía, organizada por CEAPA-FAPAR. Leí entonces detenidamente cinco libros de texto de la asignatura publicados por distintas editoriales y llegué a la conclusión de que cualquier persona de buena voluntad no podría poner una sola objeción a aquellos contenidos y explicaciones, que la algarabía armada en torno a la asignatura por la Celtiberia hispanovisigótica se debía básicamente a mala fe, y que era imposible que hubiesen leído uno solo de aquellos libros de texto. Sospecho que tampoco el ministro Wert se ha molestado en informarse por sí mismo.

En España el poder económico-político-militar y el poder religioso institucional llevan siglos acostumbrados a dictar en exclusiva qué hay que pensar y no pensar, leer y no leer, decir y no decir, hacer y no hacer. Interpretan cualquier intento de formación ciudadana como “intromisión” y “adoctrinamiento”, cuando son ellos los que han tenido durante siglos la patente de corso como entrometidos y adoctrinadores. Niegan, de hecho, que los órganos competentes del Estado, constitucionalmente aconfesional, puedan desempeñar una función formativa de la juventud en el ámbito de lo público, también a través de una asignatura que se imparte sin problemas en numerosos países del ámbito de la UE.

Ninguna institución o grupo privados deberían haberse opuesto a la enseñanza de Educación para la Ciudadanía, pues en ella se transmiten solo los valores y los principios esenciales existentes en la Declaración Universal de los derechos Humanos de la ONU y en la Constitución Española, así como su concreción legal y social que democráticamente se han otorgado los españoles a través de sus representantes en el Congreso y en el Gobierno.

La asignatura Educación para la Ciudadanía responde a la necesidad de que la ciudadanía joven de una sociedad tengan la oportunidad de conocer, reflexionar y debatir todos los elementos y aspectos tocantes al ámbito de su ciudadanía en el ámbito local, nacional e internacional.

Esta asignatura no comprendía solo el marco de los datos y los conocimientos teóricos, sino también el de la implicación personal y colectiva que conllevan los derechos y las obligaciones fundamentales de todo ciudadano. Así como la asignatura de Ética responde a la necesidad de reflexionar personal y críticamente acerca de los elementos morales de cada individuo, de igual forma Educación para la Ciudadanía responde a la necesidad de reflexionar personalmente y en grupo, crítica y fundadamente, sobre todo cuanto implica ser ciudadano libre y responsable en la ciudad, en la comarca, en la nación y en el mundo.

ATTAC España