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#FMICriminal : manos fuera de nuestra salud (Àngels Martínez Castells)

Consejo Científico de ATTAC Mallorca

- La OMS lo advirtió, pero el #FMICriminal empuja al suicidio y la barbarie.

En marzo del 2009 la directora general de la OMS, Dra. Margaret Chan, habló en el vigésimo tercer Foro sobre asuntos de interés mundial en Berlín, y entre otras cuestiones que se han revelado, por desgracia, proféticas, nos advirtió del gran fracaso de los sistemas internacionales que rigen la interacción entre las naciones y sus poblaciones. De forma muy clara afirmó que se trataba del resultado de políticas equivocadas y nos alertaba de que las diferencias en resultados sanitarios, tanto entre países como dentro de cada país, son mayores ahora que en ningún otro momento de la historia reciente. La diferencia entre la esperanza de vida de los países más ricos y la de los más pobres superaba en el 2009 los 40 años. Algo ha fallado, concluía la Dra. Chan porque la medicina nunca había dispuesto de un arsenal tan avanzado de instrumentos e intervenciones para curar las enfermedades y prolongar la vida. Sin embargo, casi 10 millones de niños de corta edad y mujeres embarazadas mueren prematuramente cada año por causas en gran medida evitables.

- El fracaso en el dimensión moral.

Chan se lamentaba de no haber logrado dotar de una dimensión moral a los sistemas que gobiernan las relaciones internacionales. Es decir, traduzco yo, al capitalismo. Y es que era imposible. Tal como nos seguía explicando Margaret Chan, los valores y preocupaciones de la sociedad rara vez conforman el funcionamiento de estos sistemas internacionales (o sea, de las relaciones de producción capitalista). Por eso, seguía Chan, si las empresas, como las del sector farmacéutico, están impulsadas por la necesidad de ser rentables, ¿cómo podemos esperar que inviertan en I+D para curar las enfermedades de los pobres, cuyo poder adquisitivo es nulo? En demasiados casos -reflexionaba- se ha perseguido el crecimiento económico, con ciega determinación, como si fuera el objetivo único y panacea contra todos los males. El crecimiento económico, creían muchos, acabaría con la pobreza y mejoraría la salud. No fue así. Se aceptó la globalización como la marea creciente que haría flotar todos los barcos. No fue así. Por el contrario, la abundancia ha llegado en forma de olas que impulsan a los barcos grandes, pero inundan o hunden muchos de los barcos más pequeños.

El aumento de la eficiencia de los mercados, se pensaba, mejoraría la igualdad en materia de salud. No fue así. El cobro de tarifas a los usuarios de servicios de atención de salud se presentó como una forma de recuperar costos y desalentar el uso excesivo de los servicios de atención de salud y cuidados. No fue así. Por el contrario, el cobro de tarifas castigó a los pobres.

La OMS calculó ya entonces que, cada año, los costos de la atención de salud empujaban a alrededor de 100 millones de personas por debajo del umbral de pobreza, lo cual resulta amargamente irónico en una época en la que la comunidad internacional está comprometida a reducir la pobreza. Resulta todavía más amargo en una época de crisis financiera. (y eso se dijo, repito una vez mas, en el año 2009). Y proseguía: “La consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, y los beneficios derivados de su estrategia correctora, están ahora en peligro. ¿Qué pasa si la crisis financiera destruye la mejor oportunidad que hemos tenido en la historia de transformar este mundo y aumentar la justicia social? El mundo necesita desesperadamente una estrategia correctora. Las enormes diferencias actuales, en niveles de ingresos, oportunidades y resultados sanitarios, son precursores de la descomposición social. Un mundo con grandes desequilibrios en materia de salud no es estable ni seguro. (…)”

Chan repetía una vez más que “el mercado no resuelve los problemas sociales” ni respondía a las preguntas realmente importantes, como ¿Qué efecto tiene sobre la pobreza, la miseria, la mala salud y la muerte prematura? (e incluyan, a fecetos del artículo, los suicidios entre las muertes prematuras). Convencida la Dra. Chan de que no se se alcanzará la justicia en materia de salud sin intervenciones fuertes, añadía que los acuerdos sobre comercio internacional no garantizarán, por sí solos, la seguridad alimentaria, ni la seguridad en el empleo, ni la seguridad sanitaria, ni el acceso a medicamentos a precios asequibles, ni evitará el crecimiento de las enfermedades mentales y la ansiedad, ni la desnutrición, ni las drogodependencias. Y concluía la parte central de su conferencia advirtiendo que, “en todo el mundo, alrededor de mil millones de personas viven ya al límite de la supervivencia. Bastaría un leve empujón para hacerlos caer al precipicio. “

Y ya estamos cayendo, porque según denuncia espiaenelcongreso el pasado mes de junio, “la censura mediática silencia que 3158 españoles se han suicidado por la crisis, 119 de ellos por desahucios.” Y sigue más adelante: “La crueldad e insensibilidad de los políticos en torno al drama de la pobreza y el paro ha convertido a España en la vergüenza del mundo, sin que los poderes públicos se aperciban de la gravedad de la catástrofe para quienes la sufren. Este cataclismo ha obligado al movimiento 15-M a abrir una página en wikipedia para intentar cuantificar el número de suicidios en España relacionados con la crisis, cifra que va a aumentando cada mes. ” (…)

Aunque la prensa y las administraciones públicas lo silencian, ya es oficial que el suicidio es la primera causa de muerte violenta en España, pues en 2011 aumentó a 3.158 casos debido a la pobreza, al paro y a los desahucios, según el Instituto Nacional de Estadística. La enumeración se hace muy difícil en estos casos, que solo transcienden muy pocas veces a la prensa y cuya relación se publica en cualquier caso con mucho retraso. Uno de los escasos datos que se conocen fue divulgado por Tercera Información y Mundo Obrero, dos diarios que han investigado el drama y han estimado en 119 el número de personas que se quitaron la vida entre enero y noviembre de 2012 al ser desahuciados por no poder pagar la hipoteca bancaria.

El desastre se agrava porque los periodistas del régimen son obligados a silenciar estos sucesos, ya que los medios de comunicación son víctimas de una creencia política, alimentada por la “casta”, que presupone que la publicación de la noticia de un suicidio provoca un sentimiento de imitación en quien, padeciendo las mismas circunstancias que el afectado, la lee o escucha. Esto lleva al silencio y a la censura, en unos momentos en que es fundamental conocer cual es la realidad del verdadero impacto de la crisis económica en las clases medias y trabajadoras de España.”

ATTAC Mallorca