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Trump nombra a un líder republicano y a un agitador mediático en la Casa Blanca

La designación el domingo de ambos cargos envía una doble señal. Primero, Trump quiere gobernar con el establishment al que tanto atacó antes de las elecciones del 8 de noviembre. Priebus, durante los turbulentos meses de campaña, fue de los pocos miembros del aparato del partido que se mantuvo fiel al candidato. Y segundo, los círculos nacionalpopulistas que propulsaron su candidatura tendrán con Bannon acceso directo a la Casa Blanca.

Bannon, exjefe de la publicación conservadora Breitbart News y presidente de la campaña de Trump, es lo opuesto a Priebus: un electrón libre y contrario al establishment, un hombre que, desde la plataforma de Breitbart News, ha flirteado con los elementos más extremos del espectro político estadounidense.

El nombramiento de Bannon, aunque de menor relevancia que el de jefe de gabinete, es significativo. Indica que entrará en la Casa Blanca quien ha dirigido un medio próximo a la llamada alt right, la nueva derecha radical que agita ideologías hasta ahora proscritas en el ágora estadounidense, como el antisemitismo o el supremacismo blanco.
La organización Southern Poverty Law Center, que vigila los episodios de odio racial en EE UU, define la alt right como "una serie poco definida de ideologías de extrema derecha en cuyo núcleo se encuentra la creencia en que la identidad blanca está bajo ataque por medio de políticas que dan prioridad al multiculturalismo, la corrección política y la justicia social, y que debe ser preservada, usualmente a través de comunidades online y etno-estados identificados como blancos".

Un titular reciente de Breitbart News, por ejemplo, llamaba "judío renegado" al neoconservador William Kristol, director de la revista Weekly Standard y crítico con Trump. Andrew Breitbart, fundador de Breitbart News, definió una vez a Bannon como el "Leni Riefenstahl del movimiento Tea Party", en alusión a la cineasta de los grandes documentales propagandísticos de Hitler.

Con una imagen desaliñada, más propia de un emprendedor de Silicon Valley que de alguien habituado a los pasillos del poder en Washington, Bannon, de 62 años, fue clave en la estrategia victoriosa de Trump ante la demócrata Clinton. El Partido Republicano, víctima de sus ataques desde Breitbart News, lo veía con hostilidad.

Priebus, de 44 años, es el primer nombramiento de peso en la Administración Trump. Bien conectado con los líderes del Congreso, será el encargado de trasladar las prioridades del nuevo presidente a la mayoría republicana y lograr que se ponga en marcha la agenda presidencial. El cargo de jefe de gabinete o chief of staff no requiere la confirmación del Senado. Trump debe jurar el cargo el 20 de enero.

Priebus es un político de carrera, presidente desde 2010 del Comité Nacional Republicano, el órgano que ejerce de secretariado del partido. En esta posición, fue clave para ayudar a la victoria electoral, pues puso a disposición de Trump los recursos humanos y financieros necesarios para organizar una campaña.

Cuando las salidas de tono de Trump provocaron deserciones de figuras republicanas, él siempre se mantuvo junto al candidato. Logró establecer con él una relación de confianza, sin por ello perder la influencia entre los líderes del partido en el Congreso. Priebus, originario de Wisconsin, es cercano al speaker, o presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que es del mismo estado. Ryan ha sido objeto de las invectivas de Trump por expresar sus recelos ante el candidato.

Trump llega al poder con pocos contactos en el mundo político, sin ninguna experiencia y sin un programa definido. En un momento que el mundo busca indicios sobre cómo gobernará Trump, la elección entre Priebus y Bannon se veía como una decisión que indicaría por dónde irá la incierta presidencia. ¿Se parecerá a la campaña populista y extrema de Trump? ¿O adoptará un tono más acorde con la tradición institucional del Partido Republicano?

Priebus era el candidato del denostado establishment. Bannon, el de la insurgencia populista que ha catapultado al magnate y showman neoyorquino al poder. Ambos representan las dos almas del trumpismo; ambos convivirán en la Casa Blanca de Trump.

(Marc Bassets, El País)