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China y América Latina: una relación de ganar y ganar

China se encuentra en una fase crucial para materializar su deseo de convertirse en una sociedad modestamente acomodada en el 2020 y en un país moderno y socialista que sea próspero, poderoso, democrático, civilizado y de armonía.

Su futuro se cuece ahora mismo a pasos agigantados para lograr la meta de los «dos Centenarios» y para ello la revitalización de la nación avanza en dos sentidos complementarios: la edificación de «una economía de mercado socialista, una política democrática, una cultura avanzada, una sociedad armoniosa y una civilización ecológica» y la continuidad de su política de apertura al exterior.

A la par de todos los movimientos y estrategias internas para acrecentar su estatus de potencia, Beijing reconoce que su desarrollo está estrechamente ligado al progreso de diversos países emergentes y en vías de desarrollo, entre los que se encuentran los estados de América Latina y el Caribe.
Amparado en los avances de los últimos años y las fuertes coincidencias en todos los ámbitos, el gobierno chino publicó un segundo documento, heredero del divulgado en el 2008, sobre su política hacia ese continente.

Conscientes de que el fomento del desarrollo común constituye la fuerza motriz inherente de sus vínculos con Latinoamérica, esta renovada estrategia se enfoca «en promover el desarrollo y la inversión, otorgar más apoyo a la cooperación financiera, generar sinergias mediante la articulación de industrias» y crear mejores oportunidades bajo los preceptos de la fórmula de cooperación ganar-ganar.

- Una relación de nuevo tipo.

Los nuevos ejes sobre los cuales se moverá China en la región, proponen incrementar los intercambios políticos de alto nivel, de experiencias de gobernanza y los mecanismos intergubernamentales de diálogo y consulta entre los ejecutivos, órganos legislativos y partidos políticos.

Cuando asumió su cargo como presidente, Xi Jinping prometió que su país continuaría profundizando su asociación con el territorio, por lo que desde que llegó al poder, en el 2013, ha realizado ya tres giras a América Latina y el Caribe, que comprenden casi una docena de países.

Un estudio realizado por las Naciones Unidas vaticina que muy pronto China desplazará a la Unión Europea como el segundo socio comercial de Latinoamérica, siempre detrás de Estados Unidos. Pero según el portal China Policy Review, en 15 años ese extenso país podría, incluso, superar a los norteamericanos.

Atrás quedó la etapa en que América Latina era el proveedor de materias primas y China vendía productos con escaso valor agregado. El nuevo escenario busca además «desplegar el comercio de productos de alto valor agregado y de alto contenido tecnológico».

El panorama del intercambio económico actual ha cambiado tanto que el dinero chino ahora se invierte en obras de infraestructura, transporte, industrias, innovación tecnológica, energía y electricidad, entre otras, que, bien planeadas, podrían modificar la matriz comercial y productiva de la región.

En este sentido, la presencia de capital asiático ya se palpa en el continente gracias a la firma con el gobierno nicaragüense de un contrato por 40 000 millones de dólares para la operación del futuro canal en esa tierra, así como los planes para la construcción de una red ferroviaria que une Brasil y Perú a través del Amazonas y otra que cruce los Andes para unir Chile y Argentina. En Ecuador la estatal china Sinohydro se encargará de la edificación de la hidroeléctrica de Coca Codo Sinclair, con un presupuesto de 2 200 millones de dólares. Mientras en Bolivia y Perú, las inversiones están asociadas a la extracción minera.

Cuba no está al margen y este 2016 ambos gobiernos rubricaron una docena de acuerdos destinados a reforzar los vínculos en materia de biotecnología, energía renovable y desarrollo industrial, entre otros. Además el gigante asiático, segundo socio comercial de la Isla, contribuirá con una inversión de 100 millones de dólares a la modernización y ampliación del puerto de Santiago de Cuba.

El llamado Libro Blanco, que dilucida los objetivos de Beijing con el continente, reconoce además la necesidad de incrementar los intercambios académicos y en materia deportiva. También incita a fortalecer la colaboración en el sector de la prensa y para ello la Cumbre de Medios de Comunicación de China y América Latina, celebrada en noviembre en Chile, esbozó una parte del camino a seguir.

(Iramsy Peraza Forte, Granma)