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Resignación y malestar en Podemos Madrid al señalar Iglesias a Errejón como candidato a la Comunidad

El secretario general de Podemos en Madrid, Pablo Iglesias, impulsó ayer a Iñigo Errejón como candidato del partido a la Comunidad de Madrid en las elecciones autonómicas de 2019, un movimiento que es interpretado en clave estratégica como un éxito ya que garantizará la "unidad" del partido, pero que ha levantado ampollas en la dirección regional de Podemos, principalmente en el sector anticapitalista, que apostó por el pablista Ramón Espinar en las recientes primarias -su apoyo fue vital para conseguir la victoria- y que ahora siente dañada la autonomía de la dirección regional por lo que consideran un pacto de sillones.

Purgadas sus personas de confianza en la dirección estatal del partido, desplazado como secretario político y portavoz parlamentario, Errejón tiene una nueva vida en una comunidad que conoce a la perfección -colaboró de cerca en la campaña tanto autonómica como municipal- y en la que están el grueso de sus afines. Una plataforma sobre la que seguir creciendo ganando experiencia para, posiblemente, sustituir al propio Iglesias en un futuro.

Fuentes cercanas al secretario general subrayan que Madrid le viene como un guante al perfil de "estadista" de Errejón, que de conseguir neutralizar a a la popular Cristina Cifuentes, podrá usar Madrid como "laboratorio" en una supuesta precuela de un Gobierno de la nación podemita. El movimiento ofrece un nuevo objetivo a los errejonistas, una familia que había quedado herida de muerte tras la segunda Asamblea de Vistalegre, casi purgada totalmente ayer en la reunión de la dirección estatal, y que ahora se volcará en conquistar Madrid, gobernada por el Partido Popular desde hace 22 años. Se les recupera así para la causa.
Pero no será un camino de rosas para la ya ex secretario político, cuyo nombre ya se barajó para liderar la candidatura en Madrid en 2015, pero se descartó porque se pensó que con las generales tan cerca su lugar idóneo era al lado de Iglesias en el Congreso de los Diputados.

Ayer tanto él como el líder del partido anduvieron muy finos en no confirmar que será el candidato, ya que tendrá que superar un proceso de primarias, aunque el líder del partido sí subrayó que apuesta por que sea así. "Me encantaría que lo hiciera", confesó. "Íñigo es un candidato ganador allá donde se presente".

Espinar, hombre de confianza de Iglesias, que ha demostrado una gran fidelidad siempre hacia la dirección del partido, hizo visible su apoyo al prelanzamiento de Errejón como candidato pese a que es él el número uno del partido en Madrid. Había cierta resignación en sus palabras. "Hay que tener responsabilidad para dar pasos a un lado y para dejar paso a otros compañeros cuando eso es mejor para el proyecto", dijo en un perfecto resumen de que el pacto es lo más adecuado para "garantizar la unidad". "Lo asumo, lo acepto y estoy contento porque así sea".

El líder de los Anticapitalistas, Miguel Urban, sí que se mostró muy crítico con la decisión, asegurando que su sector no permitirá "un intercambio de cromos" y advirtiendo de que serán los inscritos los que decidan al candidato.

"Lo importante es salir a ganar y eso se hace no con candidatos, sino con un proyecto solvente para Madrid (...) Mucho respeto al Consejo Ciudadano de la Comunidad Madrid. No puede haber un cambio de cromos, lo que tiene que haber es un debate sosegado sobre cómo ganar la Comunidad de Madrid", señaló.

- Tensas primarias.

De alguna forma la llegada de Errejón resucita el sonido de sables de unas tensas primarias que tuvieron a las diferentes familias en disputa y tras las que la nueva dirección prescindió de varios errejonistas, entre ellos el portavoz parlamentario, José Manuel López, que denunció una "purga" de vieja política.

Se da así la circunstancia de que una dirección regional no afín a Errejón tendrá que trabajar en un futuro codo con codo con él en Madrid, donde Podemos consiguió en 2015 casi el 19% de los votos, y espera sorpassar al PSOE. No deja ser ser relevante que, pese a que Espinar ganó las primarias, los inscritos decidieron en ese proceso que la hoja de ruta política y organizativa fuera mayoritariamente la de los errejonistas.

Además, Errejón también tiene de su parte al grupo parlamentario, ya que esta misma semana un partidario de sus postulados, Alberto Oliver, sustituyó como diputado a la pablista Cecilia Salazar, lo que da un vuelco en el equilibrio de poder entre familias (14 los errejonistas por 13 de los pablistas-anticapis).

- Jarro de agua fría.

En el importante sector anticapitalista de Madrid, el anuncio sentó ayer como un jarro de agua fría. Lo consideran un pacto por arriba que de algún modo introduce un elemento desestabilizador a la dirección regional, dominada por ellos mismos y los pablistas, que copan el 90% de las secretarías.

En esta corriente no entienden cómo si se acordó en el último congreso de Vistalegre dar más autonomía a los territorios, se haya ejecutado lo que más bien parece un nombramiento desde la dirección nacional. Un acuerdo que obvia a los actuales dirigentes y a los inscritos. Aun así, se considera a Errejón un buen candidato, pero se advierte que será el Consejo Ciudadano autonómico y la dirección quién decida cuándo se abre el proceso y que no se admitirán injerencias en la puesta en marcha de la hoja de ruta política que se viene realizando hasta ahora. Si no es así, advierten, habrá un cambio de enfoque.

En todo el futuro proceso de Madrid, tres errejonistas vuelven a adquirir cierta relevancia interna. La primera, Rita Maestre, portavoz del Ayuntamiento de Madrid, que tras perder las primarias con Espinar había quedado tocada internamente pero que volverá a tener un papel fundamental en la estrategia para las próximas elecciones autonómicas -ella coordinó la exitosa campaña de Manuela Carmena para el Consistorio capitalino-. La segunda, la diputada Clara Serra, que ayer dejó de ser responsable de Igualdad en Podemos, pero que será el alfil de Errejón en el grupo parlamentario. Y por último, Tania Sánchez, que apostó a caballo perdedor (Errejón) en las pasadas primarias de Madrid, y ahora, quién sabe, igual goza de una nueva vida.

(Roberto Bécares, El Mundo)