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Homosexualidad letal en Chechenia (Valentí Popescu)

Los chechenos son renombrados y temidos en Rusia por su ferocidad y su predilección por la violencia; recurren a ella en disputas teológicas, raciales, políticas y -¡faltaría menos!- hasta en las sexuales. Y desde esta primavera, lo que priva en esas tierras caucásicas es esta última modalidad de violencia, la caza del homosexual.

Evidentemente, no hay estadísticas oficiales sobre el tema (a causa de la presión internacional) y los datos que circulan por los medios de comunicación y los blogs homosexuales son de muy escasa fiabilidad, pero así y todo se puede contar con tres muertos, numeroso apaleados y dos centenas detenidos por las fuerzas del orden chechenas sin más razón que sus presuntas querencias sexuales.

Lo que en cambio está más que documentado es el patinazo “homo-propagandístico” del jefe del Gobierno checheno -Kadirov-, quien casi ensalzaba a los altares al actor francés Gerard Depardieu hasta que apareció en el 2014 la autobiografía de este último, confesando que en sus años mozos había sido un “chapero” más y no de los más caros.
El trasfondo de la historia es político: el principio fundamental de la política -y del poder, también- de Kadirov es su servilismo ante el presidente ruso, Vladímir Putin. Así que cuándo este concedió a Depardieu la ciudadanía rusa (2013) para librarle de las muy capitalistas pretensiones recaudatorias del Fisco francés, Kadirov vio la oportunidad de hacer méritos ante Putin y no solo le acogió a Depardieu en su país con los brazos abiertos, sino que le proclamó ciudadano de honor de Chechenia y le financió el rodaje de una película -Victor- cuya trama se situaba en Chechenia, aludía a la propia familia de Kadirov y que según los occidentales que la han visto, incita más a las carcajada desbocada que a la emoción.

Para desgracia de Kadirov, poco después del estreno de Víctor apareció en las librerías la autobiografía de Depardieu confesando su “homosexualidad de pago” de sus años mozos y si bien en Chechenia no se ha vuelto a ver ni oír nada más acerca de Depardieu o de Victor, el patinazo fue comentado en todo los rincones del Cáucaso.

Claro que, eso sí, sin ninguna consecuencia política o periodística para Kadirov… que para algo ha de servir el poder en el Cáucaso…

(Deia)