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Ibon Martín: "La bahía de Pasaia es un escenario perfecto para una novela negra"

- Sacamantecas. ¿Por qué el deseo de recuperar ese personaje en esta nueva entrega?

- Más que al propio personaje lo que he querido es regresar a las tramas que inspiraron ‘El faro del silencio’. El Sacamantecas no podía faltar, pero tampoco muchos de los personajes principales o secundarios. A los lectores de mi primera novela les resultarán conocidos rostros como el de la pescadera Felisa, el pintor Mendikute o el comisario Santos, entre otros. Creo que es uno de los fuertes de ‘La jaula de sal’, que se convierte así en una cita con antiguos amigos de los que hacía tiempo que no sabíamos. En cualquier caso, he cuidado los detalles para que quien los conozca por primera vez en estas páginas no eche en falta haber leído las anteriores entregas.

- Sitúa la trama en Pasaia, si no me equivoco, como en uno de sus anteriores libros. ¿Qué le inspira el entorno de la bahía?

- La bahía de Pasaia es el escenario perfecto para una novela negra. El mar ayuda mucho, como también la climatología adversa que nos machaca a veces durante semanas enteras. Pero no son esos los únicos ingredientes que precisa un thriller. Hacen falta otros muchos elementos que en Pasaia no faltan. La vida portuaria, los faros solitarios, la división del pueblo en varios distritos unidos por el propio mar… Además, están las muchas actividades cotidianas del pueblo y que me permiten darles vida a los protagonistas. Leire Altuna es un buen ejemplo: rema en una trainera, es voluntaria en el astillero de Albaola y almuerza en uno de los bares más populares de San Pedro. En cualquier otro lugar no lo habría tenido tan fácil.

- Leire Altuna se va a enfrentar a un caso personal. ¿Con qué se va a encontrar la criminóloga?

- Nada más abrir la novela el lector se va a dar de bruces con un asesinato despiadado en el propio hogar de la escritora, el faro de la Plata. La víctima le toca de cerca, más aún de lo que nos tienen acostumbrados sus historias. La propia mente de la protagonista se va a convertir en su mayor enemiga, porque el miedo apenas le va a permitir seguir adelante. En esas circunstancias será Ane Cestero, ertzaina, quien tendrá que llevar el peso de la investigación. Se trata de un cambio importante respecto a mis anteriores novelas, en las que la policía jugaba siempre un papel secundario.
- ¿Es Ibon Martin un escritor con pensamiento nórdico frente al paisaje vasco?

- Y no el único. Veo últimamente cada vez más novelas de corte escandinavo ambientadas en nuestra tierra. No es de extrañar. Estos días de invierno, tan cortos y de clima tan desapacible, no tienen mucho que envidiar a los de los países nórdicos, aparte de la nieve y el frío extremo, claro. ¿Y qué decir de muchos rasgos del carácter vasco, que tiene mucho más en común con los escandinavos de lo que la situación geográfica de nuestro país permite suponer? Incluso las tradiciones y la mitología recuerdan mucho a las de aquellas latitudes. Vaya, que no creo que sea casualidad que se haya despertado una corriente de narrativa de suspense de tipo nórdico pero localizada en Euskal Herria.

- Está consiguiendo obtener una experiencia dilatada en la novela negra. Es un autor prolífico. ¿Cuáles son las sensaciones a la hora de escribir?

- Cada día disfruto más a la hora de sentarme delante del ordenador y ponerme a teclear. No siempre resulta fácil, pero intento ser constante y escribir alrededor de cinco horas al día. Arranco cada novela con los primeros capítulos y el final bien esquematizado. Todo lo demás va surgiendo de forma casi espontánea conforme avanzo. Una norma que he adquirido en estos años es que cada día escribo un solo capítulo y nunca lo dejo sin terminar para el día siguiente. De lo contrario no suele gustarme el resultado porque el estado de ánimo y el enfoque fluctúan mucho de hoy para mañana. Y cuando me atasco o me falla la inspiración, pues un buen paseo con la libreta en la mano por el monte o por alguno de nuestros arenales, y a empezar de nuevo.

- Viendo el éxito que está obteniendo, hábleme de las ediciones que has publicado en sus anteriores trabajos.

- ‘El faro del silencio’, mi primera novela negra, aquella en la que el personaje de Leire Altuna comienza a tomar forma, ha desbordado cualquier expectativa que pudiera tener cuando la terminé. Acaba de salir a la venta la novena edición y todavía se vende a un ritmo impensable en un libro que tiene ya más de tres años de vida. Las siguientes, ‘La fábrica de las sombras’ y ‘El último akelarre’, tampoco se quedan muy atrás, con siete ediciones agotadas cada una. Mi novela menos popular, con la sexta edición a la venta, es ‘El valle sin nombre’, mi preferida y la única que no es de suspense. La narrativa histórica no está tan de moda como la de intriga, y en eso los números no engañan.

(Ariane Kamio, Gara)