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Las obras de Fray Leopoldo

Como cada nueve de febrero, miles de devotos del beato hicieron colas en su cripta

Los autobuses de los peregrinos junto a un dispositivo para arreglar el abastecimiento de agua en la calle complicaron el tráfico de la zona toda la mañana

Ni el frío, ni el ruido infernal de unas obras, ni los atascos impidieron que los devotos de Fray Leopoldo -llegados de toda Andalucía- acudieran a su cita anual con el santo, cuando ayer se cumplían 62 años de la muerte del fraile limosnero, beatificado en el 2010. A las nueve de la mañana las cosas en la puerta de la cripta apenas alcanzaban los diez metros; a las once de la mañana la fila llegaría a los 25 metros; y a las 12, los fieles se agolpaban hasta la mitad de la calle Ancha de Capuchinos, a lo largo de 120 metros. Autobuses de Málaga, de Córdoba o de Jaén llegaban cargados de creyentes, algunos de ellos traían desde sus ciudades ramos de claveles y nardos.

Por costumbrista y previsible que sea la cita con el beato, no deja de causar expectación año tras año, y hasta varias televisiones y radios se desplazaron ayer a la zona, más congestionada de tráfico de lo habitual a causa de unas obras para mejorar el abastecimiento de agua. La Policía Local actuó en el área regulando el rodaje de los coches para tratar de evitar unos embotellamientos que se produjeron de todas maneras.

Allí, entre mirando las obras, los coches y esperando el turno para visitar al capuchino y rezarle, se encontraban Tomás, Francisca y Leo, llegados de Andújar en coche particular. "Es la primera vez que venimos el día del aniversario y bien es verdad que hay demasiada gente. A mí me gustan todos los santos y les pido a todos, así que no sé quién me concede lo que me conceden", bromeaba Francisca, mujer de fe y de buen humor.
A pocos metros de ellos, Conchi vendía flores. Unos 120 ramos previstos en la jornada. El puesto de flores del negocio de La Mari es un clásico como también lo son sus competidores con sus cubos atestados de claveles, diseminados alrededor del Triunfo como cada nueve de febrero. Allí, el fervor se salpica con la venta de estampas, llaveros y toda suerte de objetos religiosos que aquilatan el sentir popular. Visitar los restos del capuchino en un día como ayer se convierte en un acto festivo parroquial, donde también se dan cita vendedores de rosarios o fragorosos loteros.

Los capuchinos confiesan que el número de peregrinos se mantiene cada año e incluso se ha incrementado desde que Fray Leopoldo fuera beatificado. Los fieles acuden ahora incluso desde el extranjero, de países como Francia, Alemania, Italia, Portugal o Australia. Pupe llegó ayer por la mañana de Baena (Córdoba), como manda un tradición impuesta en su casa en los últimos 30 años. "Tengo una promesa. Me he pedido el día en el trabajo. Siempre vinieron mis tíos, que murieron ambos con más de 100 años, y sus descendientes continuamos con la costumbre", apostillaba la baenense, llegada en autobús como muchos de sus paisanos.

En la basílica se celebraron ayer eucaristías presididas indistintamente por miembros de la Fraternidad Capuchina en Granada. Un año más, los devotos contribuyeron con un donativo para la obra social de un beato que procedía de Málaga.

- Un hombre sencillo.

Fray Leopoldo nació en el pueblo de la Serranía de Ronda de Alpandeire, el 24 de junio de 1864. Fue beatificado el 12 de septiembre de 2010 en un acto que tuvo lugar en la Base Aérea de Armilla ante más de 60.000 personas. Francisco Tomás, Fray Leopoldo, se dedicó en su niñez a cuidar de un pequeño rebaño de ovejas y cabras y a arar la tierra. En noviembre de 1899, tomó el hábito de los capuchinos en Sevilla, donde trabajó en el huerto de los frailes. En 1903 se trasladó a Granada y en un principio desempeñó el oficio de hortelano para luego convertirse en limosnero. Falleció en una fría mañana del 9 de febrero de 1956, y ya entonces multitud de fieles acudieron al convento a darle su último adiós. Desde entonces, cada año miles de devotos visitan la cripta en la que descansan sus restos.

- Testimonios.

Manuel, de Padul.- Llegado de Padul junto a su mujer, como cada año desde hace una década, Manuel Ruiz aguardaba su momento de rezarle para pedirle po distintas causas. "Que te lo conceda es más difícil, porque aquí somos muchos rogando y yo creo que no hay para todos".

Loli, de Jaén.- 20 años visitando religiosamente a Fray Leopoldo acumula la jiennense Loli, quien asegura que algunas de sus pelgarias se han cumplido, aunque prefiere ocultar cuáles. Como agradecimiento, ella viene el 29 de cada mes y ayer hizo una visita extra en el aniversario.

(Á. Peñalver, 10/02/18, Ideal, p. 9)