Más de 11.000 entradas y 1.050.000 visitantes desde el 9 de octubre de 2011

Las protestas cercan al presidente de Colombia

Los disturbios ponen contra las cuerdas a Iván Duque, que ya ha convocado reuniones con agente sociales para reconducir la situación

Centenares de estudiantes organizaron ayer una cacerolada contra Duque por las calles de Medellín

Tres policías murieron en un atentado en Santander de Quilichao

El jueves 21 de noviembre tenía que ser un día de manifestaciones y de paro nacional en toda colombia, pero tanto el viernes como el sábado las protestas han continuado, especialmente en Bogotá, colocando contra las cuerdas a Iván Duque, presidente de Colombia, a los quince meses de su nombramiento.

La imagen de calles de Bogotá con tanques militares, la declaración de un toque de queda en la capital -que no se producía desde hace 42 años- para evitar el caos producido por vándalos y elementos violentos, un camión bomba que explota en el sur del país y mata a tres policías, han adquirido una importancia que no ha logrado relegar a un segundo plano las auténticas reivindicaciones de una sociedad desigual que reclama un cambio de rumbo en la política del Ejecutivo de Duque. El presidente se ha visto obligado a convocar para la próxima semana un "diálogo nacional" con sectores sociales y políticos para construir una hoja de ruta que permita combatir la desigualdad social, la corrupción y avanzar en el camino de la paz.

En su discurso del viernes, Duque rechazó y mostró firmeza contra la violencia, al mismo tiempo que reconocía el descontento generalizado en el país que llevó a muchísimos ciudadanos a salir a la calle, a protestar con una cacerolada que especialmente sonó con estruendo en Bogotá. La marcha del 21 de noviembre resultó ser un acontecimiento sin precedentes en el país, no solo por la enorme participación sino también porque el propósito central no era otro que manifestar la indignación del pueblo contra la serie de reformas que pretende plantear el Gobierno de Duque, y que especialmente tenía en su sustrato la preservación del acuerdo de paz. De ahí que los lemas más vistos en las pancartas eran los de 'la generación que perdió el miedo' y 'la vida es sagrada'.
Sin embargo, todos los grupos opositores al partido de Duque, Centro Democrático, de forma unánime invitaron al presidente a que asuma su responsabilidad en la situación que vive actualmente el país, y que no se oculte en los incidentes provocados por vándalos para eludir la denuncia de los verdaderos problemas ciudadanos. En este sentido, Sergio Fajardo, líder de Compromiso Ciudadano, se mostró pesimista: "Si la conversación es con los partidos tradicionales no va a pasar nada. Esperamos que Duque le dé sustancia a esa conversación nacional".

Por su parte, el alcalde actual de la capital de Colombia, Enrique Peñaloza, observa en los incidentes "un complot de muchos interesados en que una ciudad de ocho millones de habitantes no funcione". Peñaloza escribió en redes sociales: "Informo a los ciudadanos que hay una campaña orquestada para crear terror en residentes de apartamentos en relación con el ingreso de vándalos a robar. De todas maneras estamos atentos y respondemos a cualquier llamada de emergencia".

- Toque de queda.

La recientemente elegida alcaldesa de Bogotá, Claudia López, pidió a Duque que programara una agenda anticorrupción social y económica que reclaman los jóvenes manifestantes y la ciudadanía en general. López se mostró preocupada por los incidentes violentos de Bogotá y rechazó el vandalismo e invitó a prevenir toda forma de violencia.

El diputado Roy Barreras, que hace unos días planteó un voto de censura contra el ministro de Defensa por el asesinato de niños en un ataque militar que perseguía a uno de los guerrilleros más buscados del país, pidió investigar lo que él llama "el pánico inducido" a ciudadanos por parte del Estado.

El despertar de esa Colombia que parecía el país más tranquilo de una Sudamérica que vive un noviembre agitado, y cuya situación está siendo comparada con los acontecimientos sucedidos en Chile hace pocos días, vivió su momento más trágico en la ciudad de Santander de Quilichao, al sur del país, donde en un acto terrorista fueron asesinados tres policías.

Anoche las fuerzas armadas habían dispersado una manifestación en el Parque Nacional de Bogotá y se habían producido nuevos enfrentamientos. La situación de toque de queda de la capital colombiana obligó también a anular algunos actos deportivos como una exhibición de tenis entre Roger Federer y Alexander Zverev, y un partido de fútbol de la liga entre el Santa Fe y el Deportivo Cali. Duque, mientras tanto, pedía que los ciudadanos registraran con su teléfono móvil cualquier acto de vandalismo.

Tres años de un acuerdo de paz con luces y sombras.-

Cuenta Humberto de la Calle, uno de los grandes artífices del Acuerdo de Paz que el Gobierno del entonces presidente de Colombia, Juan manuel Santos, firmó con la guerrilla de las FARC y del que hoy se cumplen tres años, que este acuerdo tuvo efectos muy benéficos para el país no solo en el plano político, sino también en la creación del partido de las FARC, en la dejación de las armas por parte de la guerrilla y en la recuperación de muchos lugares a los que no podían asistir extranjeros ni los propios colombianos.

Durante estos tres años, el acuerdo ha sufrido importantes novedades que han sembrado sospechas sobre esa paz que le dio el Premio Nóbel a Santos y que por momentos ha parecido ficticia. En el camino han sido asesinados unos 250 miembros de la guerrilla que se habían acogido al compromiso. "Desafortunadamente, en las elecciones ganó el candidato que venía oponiéndose a diversos aspectos del acuerdo y eso terminó generando una situación de enorme confusión", cuenta De la Calle. "Una situación de inseguridad para todos y, en particular, para los propios guerrilleros". El jefe de la delegación negociadora del Gobierno considera que la potestad de cambiar unilateralmente lo acordado resultó nociva, pero entre las luces que ha generado el acuerdo observa con esperanza que "el Gobierno de Iván Duque tiene vocación de cumplir lo que se relaciona con la reinserción de los 10.000 combatientes que han seguido firmes en la búsqueda de la paz".

Como partido político, las FARC han visto cómo algunos de sus miembros más relevantes -Iván Márquez y Jesús Santrich- renunciaron a sus escaños para volver a las armas bajo el lema de que regresaban al monte "para luchar por la paz traicionada". En el camino de esos tres años de paz, Colombia ha visto recientemente cómo el último comandante en jefe de las extintas FARC y hoy líder del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, Rodrigo Londoño, alias 'Timochenko', ha reconocido sus responsabilidades en la reclusión de miles de niños y niñas, que fueron capturados, asesinados y torturados por su guerrilla.

(Dagoberto Escorcia, Ideal)