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'Terra Alta', de Javier Cercas: "La monarquía española defiende principios republicanos"

Ha asistido a su propia transmutación desde octubre de 2017. Desde entonces, en Cataluña se encuentra distinto y cree que le pasa a mucha gente. Dice que su novela 'Terra Alta', Premio Planeta 2019, abre una nueva página en su producción

"Voto siempre por descarte. Los entusiasmos en política son peligrosísimos", dice el escritor

- ¿Es el escritor de moda?

- No. Yo soy un escritor, nada más, de verdad. Escribo lo mejor que sé y nada más.

- Eso de que no sabía que iba a ganar el Planeta se lo dirá a todas.

- Se lo digo a todas y a todos porque es verdad [ríe]. A mí nadie me ha encargado este libro ni me han encargado un premio. Yo acabé este libro y sentí que era distinto. Mi agente también. Y me dijo. "Oye, ¿por qué no te presentas a este premio?". Nunca se me había pasado por la cabeza. Yo, por fortuna, me gano la vida con mis libros y tengo muchos lectores en España. Mi agente cogió la novela y lo presentamos al Planeta. No sé cómo será en otros casos. En el mío fue así.

- Dice haberse reinventado, harto de hacer más de lo mismo.

- Lo he pretendido en este libro porque temía que pudiera incurrir en ese más de lo mismo, si las cosas te han ido razonablemetne bien, como me han ido a mí. Y cuando te conviertes en un imitador de ti mismo, estás muerto. Había llegado al límite y corría ese peligro.
- ¿Está encantado de haberse conocido?

- Pues claro que no. He cometido muchísimos errores, he hecho daño cuando no quería hacerlo, seguro que me he portado muy mal muchas veces. A mí me encantaría ser otro, pero no puedo.

- ¿Otro? ¿A quién le gustaría parecerse?

- A Cary Grant, a John Wayne. Como dijo Cary Grant: "A mí también me gustaría ser Cary Grant".

- Asegura que en otoño de 2017 le cambió la vida. Hasta el punto de que dejó de escribir el libro sobre Pujol que estaba preparando. ¿Qué tuvo? ¿Una catarsis o una herencia en Andorra?

- La vida me cambió no sólo a mí, sino a muchos catalanes. Lo que no sabemos es hasta qué punto. Herencia en Andorra, ninguna [ríe]. Y catarsis tampoco, porque catarsis significa purificación.

- ¿Y entonces por qué no se atrevió con Pujol?

- No es que no me atreviera. En otoño de 2017 todo cambió. Es como las novelas policíacas, en las que al final todo cambia retrospectivamente.

- ¿El 'procés' es como una novela policíaca?

- Bueno, todo es como una novela policiaca. No he descartado escribir un libro sobre Pujol, sino que todo cambió, incluido Pujol. Ahora casi todo lo veo de una manera completamente distina. Yo creo que esa horrible experiencia que hemos padecido -y fíjate que hablo en pasado, que debería hablar en presente, pero creo que lo peor fue aquel momento, que fue tremendo- deberíamos darnos una experiencia que nos haga mejores personas. Sé que soy distinto. Por ejemplo, menos ingenuo. Y probablemente más desconfiado. No soy el responsable de lo que ha pasado, pero sé que todos, en algún modo, hemos contribuido a que esto haya ocurrido. Aunque los responsables tienen nombres y apellidos.

- Confiesa que votó a Iceta por descarte. Transmite un gran entusiasmo por la política.

- Yo desconfío del entusiasmo por la política. Aspiro a que la política sea aburrida, de un aburrimiento escandinavo o, como mínimo, suizo. La diversión la ponemos nosotros en nuestra vida privada. Y voto siempre por descarte. Los entusiasmos en política son peligrosísimos.

- 'Terra Alta', asegura, no es una novela sobre el 'procés', sino un 'western'. ¿Cataluña es una de indios contra chaquetas azules?

- En el conflicto catalán, como en todos los conflictos, hay gente que tiene la razón política y gente que no la tiene. Quienes no la tienen son los que han agredido a la democracia en nombre de la democracia. Y esto tenemos que salvarlo todos, pero, en primer lugar, los políticos, que son los que más responsabilidad tienen.

- En Wikipedia le encuadran en el surrealismo. ¿Cómo lo ve?

- [Ríe] Nunca miro Wikipedia. Una vez la vi y me quedé aterrorizado. Pero últimamente me dijeron que me definían políticamente como un izquierdista crítico con la izquierda y pensé: "Eso está bien". Con eso sí que me identifico. Y lo del surrealismo me parece bien.

- ¿Por qué casi siempre tiene cara de enfadado? ¿La vida le sonríe poco?

- ¿En las fotos? Porque me asustan los fotógrafos. La mayor virtud es la bondad, y la alegría es la otra cara de la bondad. Y yo soy una persona esencialmente alegre, pero los fotógrafos me dan miedo. Aspiro a la bondad y a la alegría.

- ¿Decirle al rey que encarna una monarquía republicana, como le dijo cuando le entregó el premio Francisco Cerecedo, no es hacerle un poco la pelota?

- Me parece que es una definición exacta de lo que es la monarquía actual. Es una monarquía democrática y, por lo tanto, republicana, como la monarquía sueca o la holandesa. Yo eso lo he escrito y lo he dicho delante de republicanos y del rey. La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Ésta es una monarquía basada en los principios republicanos: libertad, igualdad y fraternidad. ¿Eso es hacerle la pelota? Me parece un término bastante poco feliz. Es más, me parece mal.

- ¿Qué cara puso Felipe VI?

- Me contó que lo primero que le dijo su profesor de Derecho Constitucional fue: "Usted es un rey republicano". La monarquía española es democrática y defiende los principios republicanos. El rey lo tiene claro. Lo asombroso es que en España no se tenga claro y que la izquierda cree problemas donde no los hay. Tenemos problemas gravísimos en España. Pero el de monarquía o república no lo es. Y yo eso se lo digo al rey y a quien sea. Para mí, lo fundamental es la democracia. Me la sopla que sea monarquía o república. El dilema no es ése, sino mejor o peor democracia.

- ¿Con qué nos sorprenderá la próxima vez, literariamente hablando?

- No lo sé. O sí lo sé, pero no puedo decirlo. Tengo la impresión de haber entrado en un territorio virgen, nuevo para mí. Y necesito explotarlo todavía. Ver qué monstruos encuentro.

- ¿Aún más monstruos de los que nos rodean?

- Siempre hay monstruos. Los de siempre: el mal, el horror, el daño que hacemos, la injusticia. Uno explora su territorio para descubrir sus nombres. En eso consiste escribir. Descubrir un territorio nuevo y colonizarlo para darle nombre.

(Karmentxu Marín, Tinta Libre, enero 2020)