Más de 11.000 entradas y 1.050.000 visitantes desde el 9 de octubre de 2011

Una región del Ártico, la única que rechazó la reforma de Putin

Reforma constitucional

El distrito de Nenetsia muestra así su enfado sobre la fusión con Arjánguelsk

Es una de las regiones ‘matrioshka’ de Rusia: se le reconoce autonomía pero forma parte de otra

Una amplia mayoría de rusos, el 77,92 %, ha apoyado esta semana la reforma constitucional que ha impulsado el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y que le permitirá optar a seguir en el Kremlin hasta el año 2036. Pero hubo una sola región (de 85), el Distrito Autónomo de Nenetsia, que dio la espalda a los deseos del mandatario ruso.

No es que en esta región del Ártico (mar de Pechora), donde viven más renos que personas, rechazara de plano la reforma de Putin. Pero las autoridades regionales y estatales llevaban tiempo planeando un cambio administrativo para integrarla en otra región y sin contar con la opinión de sus habitantes. Así que encontraron en la votación una ocasión para mostrar su enfado.

Esta quedó clara cuando el Comité Electoral Central publicó que el 54,57 % de los votantes de Nenetsia habían dicho que no, cuando ha habido regiones que han llegado a respaldar a Putin con un 90 %.
Cierto es que su peso demográfico es pequeño. La población de Nenetsia supera en poco los 44.000 habitantes en un país con 146 millones de personas.

Políticos locales, activistas y observadores coinciden en que en la votación sobre la reforma constitucional ha influido un asunto interno de gran importancia para los habitantes de la región: la posible fusión de Nenetsia con en la provincia de Arjánguelsk (mar Blanco).

Víktor Ilin, jefe de Zapoliarni, el único distrito municipal de la región, recuerda que en las últimas elecciones presidenciales, las del 2018, casi el 70 % de esta región respaldó la candidatura de Putin. “Ha sido una votación más contra la fusión que contra las enmiendas a la Constitución”, ha asegurado. La alta abstención también es una muestra del enfado. “Aquí solo hay 37.000 votantes y solo votaron 22.000. Lo hicieron para mostrar su postura ante una posible unificación con la provincia de Arjánguelsk. Solo quieren que las autoridades federales les escuchen”.

La mayoría de la población es étnicamente rusa, aunque hay importantes minorías, los nenets, que viven en varias regiones a ambos lados de los Urales, o los komi (finno-ugrio). El temor que tienen es tanto salir económicamente perjudicados con la fusión como perder su identidad.

Incluso en el principal partido opositor, el Comunista, que llamó a votar no a la reforma, están de acuerdo con el análisis. “El resultado refleja, más bien, la posición de los habitantes sobre la unificación. Es un intento de llamar la atención de las autoridades centrales”, ha dicho Tatiana Fiódorova, líder de los comunistas en la Asamblea regional, citada por el digital NAO24.

En Moscú para Valeri Fadéyev, presidente del Consejo sobre Derechos Humanos, un órgano consultivo adjunto a la presidencia de Rusia, “parece que los habitantes de esta región no quieren unirse a nadie”.

El distrito autónomo de Nenetsia es una de las regiones matrioshka de Rusia. Aunque se le reconoce su carácter autónomo, también forma parte de otra, en este caso de la provincia de Arjánguelsk. El 2 de abril Putin aceptó la renuncia del gobernador de esta última, Ígor Orlov, y nombró a Alexánder Tsibulski, quien hasta ese momento era el gobernador de Nenetsia.

En mayo los gobiernos de ambas regiones firmaron un memorando para crear una única entidad. La fusión permitiría beneficiarse mutuamente de los programas federales de desarrollo. Según el financiero RBK, el proceso saldría a cuenta tanto a Arjénguelsk como a Nenetsia, cuyo presupuesto depende de los ingresos del petróleo y el gas, su principal recurso por encima del pastoreo de renos (198.000 cabezas, el verano pasado).

Pero las protestas posteriores hicieron que los líderes políticos regionales frenasen sus planes. Tanto Tsibulski como su homólogo en Nenetsia, Yuri Biezdudni, se apresuraron a decir que el documento no inicia el proceso de unión y que la decisión depende de sus ciudadanos.

(Gonzalo Aragonés, La Vanguardia)