
El Observador / www.revistaelobservador.com aprovecha la visita a Málaga de uno de sus colaboradores, Carlos Taibo, para arrancar en una breve entrevista telefónica algunas consideraciones del escritor, articulista y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid: “La violencia social - que los antidisturbios tengan más trabajo: Quema de contenedores, algaradas, piedras, carreras…- será inevitable si el porcentaje de población que entra en un estadio de exclusión o de situación crítica va a más. El escenario es propicio a que eso ocurra. Si además, como parece, nuestros gobernantes tienen una curiosa percepción de cuáles son las líneas rojas, pues razón de más. Creo que ese es un horizonte para el que conviene estar preparado”.
Carlos Taibo es autor del libro En defensa del decrecimiento, en el que analiza cómo la actual crisis económica ha puesto de relieve que el sistema capitalista resulta de gran eficacia para aumentar la pobreza, la inestabilidad, la falta de cohesión social y destruir el medio ambiente. Y cómo decrecer, es decir, vivir con menos, consumir menos, se está convirtiendo en una necesidad a la vez que un imperativo. El decrecimiento ocupará parte de la estadía en Málaga de profesor de la Universidad Autónoma, que participa hoy como docente en un curso superior que se imparte de la Facultad de Ciencias de la Educación y Psicología de la UMA este viernes 13 de abril.
Después, a las 20 horas, en el salón de grados de dicha facultad, tras ser invitado por la asamblea del 15M en Carretera de Cádiz, Taibo ofrecerá una conferencia sobre este movimiento de regeneración democrática, que le considera como uno de los referentes. Colaborador de El Observador, aprovechamos la visita a Málaga para una breve entrevista telefónica.
- Da la sensación de que el decrecimiento está pasando de ser un postulado del - movimiento ecologista al curso natural de los acontecimientos a la estela de la crisis.
- Sí, es verdad. Estamos en una etapa muy gris que no parece tener fin. Es muy diferente que acordemos decrecer, consciente, solidaria y voluntariamente, a que decrezcamos a resultas del hundimiento del sistema, que es lo parece que está sucediendo. La palabra decrecimiento tiene dos significados muy diferentes, según sea uno u otro el horizonte. Hay dos ideas fundamentales en el decrecimiento. Una tiene que ver con el imperativo: No nos queda más remedio que decrecer porque el planeta es limitado y hemos superado nuestras posibilidades. La otra idea es positiva: Podemos vivir mejor con menos. Sobran los datos, pruebas y ejemplos que indican que consumiendo más no somos más felices. Más bien consumimos más porque no somos felices.
- Tal y como se están sucediendo los acontecimiento, ¿Cree que en España se vislumbran futuros episodios de violencia social?
- Me parece que es lo más probable. Aunque el termino violencia social es demasiado amplio, habría que precisarlo más…
- Me refiero a que los antidisturbios tengan más trabajo: Quema de contenedores, algaradas, piedras, carreras…
- Será inevitable si el porcentaje de población que entra en un estadio de exclusión o de situación crítica va a más. El escenario es propicio a que eso ocurra. Si además, como parece, nuestros gobernantes tienen una curiosa percepción de cuáles son las líneas rojas, pues razón de más. Creo que ese es un horizonte para el que conviene estar preparado.
- Dicen que el 15M está medio muerto, dormido. Y también dicen que rebrotará con la primavera.
- No coincido con el diagnóstico generalizado de que el 15M está mortecino. No es así. Una cosa son las macromanifestaciones y otra cosa es el trabajo cotidiano en los barrios. Me importa más lo segundo. Lo digo de otra manera: el 15M puede sacar a centenares de miles de personas a las calles sin que detrás haya nada, y puede no sacar a nadie y haber, sin embargo, un movimiento activo que esté cambiando las cosas. La biología del 15M tiene que ver con plazas que son ocupables, y eso guarda relación con la primavera y el verano. Eso tiene un peso, no lo puedo negar en modo alguno.
- Carlos, la última vez que hablamos me dejó una duda. ¿De verdad le echaron de El País y de Público?
- Sí. Me echaron de El País y de Público. Conservo una colaboración muy etérea con El Correo de Bilbao y de La Vanguardia no me echaron pero tengo tantos problemas para colocar un artículo que hace dos años que no envío nada (…) Mi discusión con El País fue a raíz de que me devolvieran 3 artículos. A mis años ya no estaba para eso. Las cosas tenían que aclararse. Y se aclararon. Me dijeron que fuera (…) Era miembro del consejo editorial de Público, que no se había reunido nunca. Pero nadie se interesaba por saber qué pensaba, y yo tenía muchas discrepancias. Me pareció que lo honrado era dimitir. Y este es un país que cuando alguien dimite se convierte en desleal. El 15M le pasó inadvertido a Público, eso es muy grave…
- Pero eso les pasó a la mayoría de los medios. De hecho, creo que la palanca, el resorte que hace que le gente estalle y se quede en la plaza fue la indeferencia generalizada de la prensa aquel domingo en que nadie les hizo caso.
- Sí, pero El País llevó a la portada el lunes día 16 la manifestación en Madrid. Creo que eso indicaba que en medio de su miseria general, tenía instinto, Público se interesó por el 15M el miércoles 18. Eso es muy llamativo, después intentaron recuperar terreno. Por no es solo por eso, hay otros baremos para definir a Público…
- ¿Teme que le consideren el gurú del 15M?
- Lo que hagan los medios me la trae sin cuidado, pero en el 15M, afortunadamente, la gente pasa de dirigentes y de gurús, y pasan orgullosa y elegantemente. Usted sabe que durante muchos meses me negué a hacer declaraciones del 15M…
- Sí, recuerdo que la valoración más sensata de cuantas recogimos fue la suya: “Yo me callo, que hablen ellos”
- Sí, y en determinados lugares se generó la idea de que yo tenía algo extremadamente interesante que contar y que por eso me callaba… (Ríe) y no. No tenía nada particularmente interesante que contar.Revista El Observador