Breviario provenzal. Vicente Valero. Periférica. 2021. 112 páginas. 10 euros. Tres estrellas
Vicente Valero recorre la Provenza en un viaje cultural para perseguir las huellas de los grandes autores que la habitaron
La mejor inspiración se la proporciona el Petrarca que conoció a su amada Laura en Avignon
La forma de figuración del yo que Vicente Valero va construyendo libro a libro, desde que iniciara la aventura acordada con Julián Rodríguez hace años, va cambiando y al mismo tiempo se mantiene fiel en lo fundamental. Son entregas de un género que reúne lo mejor de otros dos de los que nace: la literatura de viajes y el ensayo escrito por un poeta. En el libro anterior a éste, publicado en 2018, titulado 'Duelo de alfiles', llegó incluso a lograr frutos que este libro de ahora recibe, pero que no alcanza a cifrar con igual perfección. Entonces se trató de evocar un fragmento de las vidas de Benjamin, Kafka, Rilke y Nietzsche a partir de su recorrido por ciertos lugares en que esos escritores estuvieron, grandes ciudades europeas principalmente, como César Antonio Molina había hecho también en distintos libros de sus 'Memorias de no ficción'. La fortuna de la evocación se juega en salir airoso de un difícil brete: la capacidad de aunar erudición y visión poética, de manera que la una (es necesario dar a conocer qué hacía cada escritor en esa ciudad y haberse documentado) no solape a la otra.
En 'Breviario provenzal' es esa región de Francia la recorrida en un mes de finales de junio hasta entrado julio, pero no en un viaje turístico, sino de perseguir las huellas de algunos de los grandes autores. Entre escritores, la inspiración mejor se la proporciona el Petrarca que conoció en Avignon a Laura y exaltó las virtudes de la vida solitaria, pero sin olvidar que el gran poeta de Arezzo compuso aquí buena parte del 'Canzonière', quizá el libro de mayor peso en la lírica europea durante siglos. Se le nota pronto a Valero que es poeta, pero su evocación no evita textos latinos del toscano, y también se nota que su pesquisa no tiene tanto que ver con el paisaje provenzal sino con esos territorios del alma evocados con otros visitantes ilustres de la Provenza, desde Camus a Heiddeger. Más desdibujada queda la relación con René Char, o con Mistral. Obviamente la Provenza no puede viajarse sin que Cézzane a quien más admiró Picasso, y luego Van Gogh, comparezcan, como finalmente lo hará el propio Picasso. No todas las evocaciones tienen el rendimiento que tuvo 'Duelo de alfiles', precisamente porque hay el trazado subjetivo de la significación y estética de los colores y la luz que no permite fácilmente la unidad que Valero, sin embargo, se esfuerza en marcar.- Joyas reflexivas.
Aunque éste sea libro más de poeta que de pensador, no deja Valero de entregarnos verdaderas joyas reflexivas que transmite por vía de varios. Esa perla de Thoreau -"desde las colinas de Fair Haven no veo el Estado por ninguna parte"- a la preciosa de R. W. Emerson sobre que únicamente la mirada del poeta es capaz de entregarnos matices que la naturaleza cree suyos. Lo que no cabe duda es que Valero va siguiendo los pasos de los libros a la vez que los lugares que evocaron quienes los escribieron, con magníficias historias como la convocada a propósito de 'El primer hombre' de Camus. El libro se cierra con unos poemas escritos en casa del doctor Char. Es libro para lectores y quizá estimule que la visita a Provenza sea mirada con los ojos de los escritores y pintores que la construyeron como paisaje.
(José María Pozuelo Yvancos, ABC Cultural, 24/07/21)