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En qué consiste el 'efecto Feijóo' (Lola García)

Sin permiso

El relevo de Casado por Feijóo no es un simple cambio de caras. El nuevo líder del PP destierra las líneas rojas a la hora de llegar a pactos. Su irrupción puede modificar las relaciones de Sánchez con sus socios y aliados parlamentarios

La moderación del PP, si se consolida, puede facilitar a medio plazo que el PNV se abra a otras alianzas

La política española va a dar un giro con la llegada de Alberto Núñez Feijóo a la presidencia del PP. Su irrupción no sólo tiene consecuencias en las relaciones entre el Gobierno y el primer partido de la oposición, sino que también se notará en la asociación de Pedro Sánchez con Unidas Podemos e incluso con sus socios parlamentarios, en especial con el PNV. Veamos cómo el relevo al frente del PP cambia algunas dinámicas:

Tres horas duró el encuentro de Sánchez con Feijóo en la Moncloa. Primera conclusión: ambos políticos se profesan mutuo respeto. El presidente nunca se tomó en serio a Pablo Casado. Se ha acabado el mantra de que "mientras la oposición esté como está..." no hay peligro para el Gobierno progresista. Sánchez considera a Feijóo un contrincante a su altura. Es más, en algún momento de la reunión le dijo algo así como "eso ya lo harás tú cuando llegues..." de lo más revelador.

La demostración de que el nuevo líder del PP provoca inquietud en la Moncloa fue evidente cuando Adriana Lastra, persona de confianza de Sánchez, salió en tromba tras la reunión con un agrio comentario dirigido a Feijóo: "Ponte a trabajar, que no has llevado ni un papel". La otra prueba fue el hecho de que 'El País' publicara el mismo día de la cita los 11 puntos que el presidente iba a plantearle a su invitado, algo que a Feijóo le sentó muy mal.

Más allá de esas señales nerviosas emitidas por la Moncloa, lo cierto es que se avecinan cambios. La intención del nuevo líder del PP es desterrar las líneas rojas y llegar a acuerdos en aquello que sea posible. Se busca recuperar una relación similar a la que en su día mantuvieron Mariano Rajoy cuando estaba en la presidencia y Alfredo Pérez Rubalaba en la oposición. No se trata de alumbrar una gran coalición, ni mucho menos, sino de rescatar un consenco en cuestiones de Estado. Esa dispoción al acuerdo por parte del PP tensará más a Unidas Podemos y agravará la crisis interna que parece a punto de estallar en la formación morada.

Entre los puntos que Sánchez puso sobre la mesa en la reunión figura un cambio puntual en el artículo 49 de la Constitución, que alude a las personas con discapacidad como "disminuidos". Hasta ahora, el PP y Vox se habían negado en rotundo a cualquier modificación de la Carta Magna, ni siquiera para retocar ese punto. Feijóo está dispuesto a hacerlo. Es más, considera que acordar ese cambio sin modificar nada más refuerza el consenso entre los dos grandes partidos en favor de la Constitución. Sería una forma indirecta de proclamar que no se tiene intención de abrir el melón de cambios más profundos en la ley fundamental.

Sorprende que en las tres horas de reunión entre Sánchez y Feijóo no surgiera en ningún momento la cuestión territorial. Por dos motivos: por un lado, el conflicto catalán está en fase de adormecimiento, otros asuntos movilzian más la opinión pública española, pese a la obcecación de Casado. Hasta Vox se centra más en la economía en sus intervenciones parlamentarias. Por otro lado, Feijóo no va a cambiar la doctrina del partido sobre este asunto, pero sí el acento. Al contrario que Casado, dejará en segundo plano a Bildu o la supuesta persecución del castellano en Catalunya. Es el primer líder del PP que se expresa en una lengua cooficial en un congreso del partido (Fraga no habló en gallego en ningún acto así de AP). El exministro Josep Piqué es una de las personas más cercanas a Feijóo y su influencia se va a notar en el enfoque territorial, tratando incluso de arañar en Catalunya parte del espacio que en su día ocupó la antigua Convergència.

A partir de ahí habrá que ver qué camino tomará Sánchez. Si avanza en la mesa de diálogo con ERC o decide procrastinar en ese frente, poniendo en riesgo ese apoyo. La moderación del PP, si se consolida, puede facilitar que el PNV abra su espectro de posibles alianzas parlamentarias. De hecho, Feijóo mantiene una cordial relación con el lehendakari Íñigo Urkullu. Es pronto aún para avistar las consecuencias del giro dado en el PP, pero se ha abierto una nueva etapa que va más allá de un simple cambio de caras.

- Un debate de la nación sin el líder del PP.

Desde antes incluso del congreso de Sevilla en el que fue elegido Feijóo, el PP empezó a maniobrar para tratar de que su nuevo líder pudiera enfrentarse a Pedro Sánchez en el Congreso con motivo del próximo debate sobre el estado de la nación, que se celebrará antes del 30 de junio. Feijóo no es diputado, pero sí espera ser nombrado senador por designación del Parlamento gallego en las próximas semanas. Ésa es la vía que el PP pretendía utilizar, argumentando que será el jefe de filas de los diputados populares en las Cortes. Pero esa figura no existe como tal, por lo que la presidencia del Congreso rechazará tal pretensión. Esa ausencia es un hándicap para su imagen de alternativa, aunque Sánchez llegó a la Moncloa sin ser parlamentario.

- El dolor de cabeza de Madrid.

El PP de Madrid puede ser uno de los dolores de cabeza de Feijóo en los próximos tiempos. La presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, replicó ayer mismo a la reunión entre Feijóo y Sánchez con una advertencia: "Si no somos una oposición real al desastre, nos iremos todos por el barranco". E incluso se permitió apuntar: "Podrán decirme que eso no es moderación...". De momento, en el equipo de Feijóo no hay preocupación porque consideran que Ayuso estará el próximo año ocupada en revalidar su presidencia y porque existe un pacto tácito por el cual el líder gallego tiene por delante su oportunidad de intentar el asalto de la Moncloa. Otra cosa es si no lo consigue...

(La Vanguardia, 10/04/22)