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¿Hacia una desglobalización? (Fernando Trías de Bes)

Fernando Trías de Bes es escritor y economista. Profesor de Esade

Pues no. Sinceramente, no lo veo.

Mi opinión es que la globalización es ya imparable y que, a pesar del conflicto geopolítico con Rusia y del progresivo establecimiento de dos bloques mundiales, con Estados Unidos y China a la cabeza de cada bloque y el resto adhiriéndose a uno y otro bando, el comercio mundial, salvo situaciones puntuales y algunos sectores muy concretos, no va a retroceder.

Muchas voces sostienen lo contrario. Es verdad que, históricamente, una elevación de la tensión bélica ha venido de la mano de un retroceso en el comercio mundial, pero este momento de la historia registra dos hechos que, en otras épocas, no estaban presentes.

El primero es que las finanzas son globales y que, además, éstas fueron las impulsoras de la globalización de bienes y servicios. Los mercados financieros fueron primero y a ellos les siguieron los mercados de bienes y servicios. El número de divisas del mundo se ha reducido ostensiblemente, y cuatro divisas (dólar, euro, yuan y libra esterlina) concentran la práctica totalidad del comercio internacional. Por otro lado, la deuda soberana de cualquier nación del mundo, especialmente las occidentales, está en manos de no-residentes. De la deuda de los estados miembros de la UE, por ejemplo, entre el 50% y el 80% está en manos extranjeras. China, por su parte, es el mayor comprador de deuda estadounidense.

Más razones. Nunca el comercio mundial había tenido el peso que registra en la actualidad. Alrededor de un 25% del PIB mundial proviene del intercambio internacional. Ningún país puede permitirse una involución de tal calibre sin entrar en una crisis interior y grandes niveles de desempleo. ¿El bloqueo a Rusia? Rusia es muy grande en extensión, pero seamos sinceros, su PIB es similar al de España. Es un actor relevante por el gas y el petróleo, pero sin éstos, Rusia no tiene ningún peso significativo en el comercio mundial. En cuanto Occidente reduzca la dependencia energética de Rusia, éste pasará a ser un pelele en el mundo global.

Últimos argumentos: los demográficos. Occidente no va a crecer en población y, en cambio, Asia y África doblarán sus habitantes en las próximas décadas. La presión a la baja en salarios en estos países será enorme, y su oferta, en los sectores menos tecnificados, deberá encontrar una salida en el mundo global. Y así será. Y constituirá una oportunidad también para nosotros.

Así que, me puedo equivocar, pero, por lo que a mí respecta, si son una empresa exportadora, no teman. Vienen grandes oportunidades. El coste de los fletes acabará bajando. Ya lo verán.

(Dinero, La Vanguardia, 10/04/22)