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Después de la derrota. El 38º Congreso del PSOE (Juan Antonio Barrio)

(Portavoz de la corriente Izquierda Socialista y miembro del Comité Federal del PSOE)

El 20-N el PSOE tiene 110 diputados. Es la cifra más baja desde el principio de la democracia. Y, a pesar del avance de IU (de 2 a 11 diputados) es, también, la cifra más baja para el conjunto de la izquierda.

La crisis y sus consecuencias (cinco millones de parados, la mayoría de los cuales sin duda nos han votado anteriormente) fueron los principales argumentos en el Comité Federal del 26 de noviembre. Pero hay que añadir, sin duda, la percepción como injustas de varias de las medidas adoptadas, la sensación de indiferenciación con la derecha o de insuficiente respuesta desde la izquierda. O la percepción de la impotencia de la política frente a los mercados.

El PSOE ha perdido votos (4,2 millones) en todas la direcciones. Algunos cálculos estiman 700.000 hacia el PP, 500.000 hacia UPyD, 250.000 hacia CIU, 1,3 millones hacia IU y otras formaciones de izquierda, y el resto hacia la abstención y el voto blanco o nulo.

El Comité Federal ha fijado el 38º Congreso para la primera semana de febrero de 2012 en Sevilla (las elecciones andaluzas son en marzo). Lo principal sería, a mi juicio, iniciar un proceso de recuperación de la confianza no sólo de los que nos votaron y no lo hicieron en esta ocasión, sino también de muchos que, aún votándonos, piensan que es necesaria una actualización a fondo de nuestro proyecto. Seguramente unos y otros creen que es necesaria una práctica política más identificada con nuestros valores. Para ello es necesario un liderazgo renovado, un nuevo equipo y nuevas directrices.

El PSOE ha tenido en nuestra reciente democracia dos proyectos. El que encabezó Felipe González desde 1974 terminando con el epílogo de las primarias, la posterior dimisión de Borrell y el batacazo de Almunia (125 diputados) en el año 2000. Y, desde ese año, el que encabezó José Luis Rodríguez Zapatero con el epílogo, a su vez, de la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba y la derrota actual. Ambos proyectos tuvieron luces y sombras, pero lo que interesa resaltar aquí es que hace falta un tercer proyecto y lo primero es conseguir una amplia legitimación del mismo.

Hubiera sido posiblemente deseable la celebración de primarias, pero como los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía, al menos es imprescindible un Congreso ampliamente participativo y con distintas opciones (esto último parece relativamente asegurado, una vez que el Comité Federal aprobó una enmienda de Juan Fernando López Aguilar y el abajo firmante, para disminuir hasta el 10 por ciento el número de avales para ser precandidato). Pero ésta es una condición necesaria pero no suficiente. En mi opinión, y esta es una enmienda que defenderá Izquierda Socialista junto con otros sectores del partido, la elección de candidato a la Presidencia del Gobierno debería hacerse por un sistema parecido al del Partido Socialista Francés. Como se sabe Francoise Hollande fue elegido en una votación abierta (bastaba firmar un manifiesto y aportar un euro), votación en la que participaron más de tres millones y medio de personas. Algo así nos hace falta.

¿Quién será el próximo secretario general del PSOE? Se habla de la probable presentación de Carme Chacón. O del actual alcalde de Toledo, Emiliano García-Page. Y por supuesto Alfredo Pérez Rubalcaba. Mi opinión: no debería hacerlo. Y no por una cuestión generacional. ¿Puede tener credibilidad una candidatura para el mencionado Tercer Proyecto de quien ha sido una figura destacada del primero con Felipe González y epílogo del segundo, con José Luis Rodríguez Zapatero? Yo creo que no. Pero incluso si lo hiciera sería imprescindible la presentación de al menos una alternativa. Después de una derrota como la que hemos tenido la sensación de continuismo no parece la mejor manera de recuperar la credibilidad y la confianza de la gente de izquierda.

El Siglo de Europa