Se encontraba corriendo en la cinta de un hotel de Madrid, «con el móvil encendido», cuando recibió la llamada de Presidencia de Gobierno. «¿Podemos ponerle con Mariano Rajoy?». El nuevo ministro de Industria, Energía y Turismo revela, entre risas, cuál fue su respuesta. «Por supuesto». El hombre fuerte del PP en Canarias hereda una cartera con múltiples frentes. Entre ellos, el siempre difícil equilibrio entre las reclamaciones de las compañías eléctricas y la fijación del recibo de la luz o el desarrollo de las energías renovables en un contexto de recortes generalizados en los presupuestos. Promete, a cambio, «diálogo» y «desregulación».
— ¿Cuáles serán sus prioridades en política energética?
— En primer lugar hay que intentar mejorar la eficiencia del sector, al mismo tiempo que se impulsan las energías renovables, una apuesta que el Gobierno comparte plenamente. Esto hay que compatibilizarlo, además, con la realidad de una restricción presupuestaria y de recursos como nunca antes habíamos tenido. En este momento, no sabemos aún si el objetivo del 6% se va a cumplir. En función de que sea mayor o menor, así será la magnitud del ajuste que se deberá llevar a cabo en 2012.
— ¿Se planean nuevos recortes en las primas de las renovables?
— En el caso de las renovables tenemos que hacer un ejercicio de pedagogía. Es una energía limpia, que permite disminuir las emisiones, pero tiene un pequeño inconveniente: que es más cara que las convencionales. Si son tan caras y nos gustan tanto (a mí, desde luego, me gustan mucho) lo que hay que plantear es quién va a acarrear esos costes. O el Estado o los consumidores. El Estado, ahora mismo, en este entorno, no puede afrontar este sobrecoste. Los consumidores, con cinco millones de parados en España, difícilmente pueden soportarlo. Hay que explicarlo muy bien. Y creo que la gente lo entenderá.
— ¿Eso quiere decir que habrá moratorias?
— De momento no tengo previsto nada, porque no he hecho ni los nombramientos en el Ministerio.
— ¿Los tres secretarios de Estado de este Ministerio se conocerán en el próximo Consejo de Ministros?
— Sí, aunque aún no están cerrados los nombres. Hay que tener en cuenta que este es un Ministerio muy técnico y se requieren personas que conozcan muy bien determinados sectores.
— ¿Cómo conjugará las peticiones de las eléctricas, que exigen una subida del 30% en los peajes de la luz, con los intereses de los consumidores?
— Es lógico que las empresas quieran maximizar sus ingresos. Pero también es normal que los consumidores queramos lo contrario. Existe una dificultad adicional. Se ha acumulado un déficit tarifario que se encuentra en el entorno de los 22.000 millones de euros. Este es el problema más importante al que nos enfrentamos en el sector y al que tenemos que dar remedio. La solución se ha puesto ya en marcha, puesto que el 40% de la deuda está ya titulizada. En todo caso, se requiere mucho diálogo con las empresas. El Gobierno contará, por supuesto, con su criterio, pero este tendrá que ser contrastado con el del sector a través del diálogo, para encontrar un punto de equilibrio.
— ¿Subirán la tarifa de la luz?
— No voy a llevar una subida de la tarifa eléctrica al Consejo de Ministros el próximo viernes. Vamos a intentar que se dé el servicio de la luz con el coste más razonable.
— ¿Descarta realizar una quita del déficit de tarifa?
— Ni se me ha pasado por la cabeza una quita.
– ¿Apuesta por ampliar la vida útil de las plantas nucleares?
– Tenemos que estar atentos a lo que dice el Consejo de Seguridad Nuclear. Hay que dejarse llevar por la opinión de los expertos, sin perjuicio de las opiniones políticas o con carga ideológica que se pueda tener en torno a la energía nuclear. Y el Consejo de Seguridad Nuclear ha señalado que no hay debilidades estructurales en los ocho reactores en funcionamiento.
— Tras la entrada de la china Three Gorges en EDP y, por lo tanto, en Hidrocantábrico, ¿encontraría algún problema en una hipotética operación de empresas chinas sobre grupos españoles?
— Todo aquello relacionado con la libertad empresarial, los Gobiernos deben ser muy respetuosos. No creo que las administraciones estén para decirle a las empresas dónde y cuánto han de invertir. Si las inversiones son libres y están dentro del marco de la legalidad, no me parecen mal.
— ¿Se mantendrá la apuesta por el carbón nacional?
— Hay que tener en cuenta la realidad social que hay detrás de este sector. Miles de familias dependen de la producción del carbón. Se van a mantener.
— ¿Apoyarán la instalación de placas en los hogares para autoconsumo?
— Sería deseable el autoconsumo y, de hecho, ya hay empresas que lo hacen. Hay países, como Alemania y Holanda, donde ya funciona. Debemos apostar por ello en España.
— ¿Prevé cambios en los organismos reguladores, como la CNE o la CMT?
— El presidente del Gobierno ha anunciado cambios en esos organismos para hacerlos más independientes, cambiando los criterios para sus nombramientos. No se modificarán, sin embargo, sus funciones.
— ¿Propondrá un plan para el desarrollo del coche eléctrico?
— La apuesta por estas tecnologías comporta un extracoste y al final lo que hay que determinar es quién lo paga: el Estado, en forma en ayudas, o el consumidor, en términos de mayores precios. Como he dicho antes,hay que hacer mucha pedagogía.
— ¿Se ha diseñado algún plan de ayuda al sector del automóvil?
— Estará también supeditado a la disponibilidad presupuestaria. En realidad, todo en la acción del Gobierno está supeditado a cuál será la magnitud del déficit público real que nos encontremos. Lo único que no va a estar afectado es la revalorización de las pensiones. Partimos de la necesidad de un apoyo al sector del automóvil. Es una industria intensiva en mano de obra, que en algunos momentos ha tenido procesos de deslocalización que no son interesantes ni para la industria ni la economía española y por eso el compromiso del Gobierno es apoyo en toda su dimensión.
— En cuanto al turismo, ¿temen que una vez normalizada la situación en el norte de África un importante número de turistas elijan esos países?
— Es verdad que una parte del incremento de entrada de turistas en 2011 se ha debido a ello. Hay que fidelizar a esa clientela para que, una vez que han cambiado de destino por distintas circunstancias, se pueda fidelizar en destinos ya maduros.
— ¿La reestructuración del sector no debería pasar por potenciar el turismo de interior?
— Creo que los modelos económicos no deben establecerse por leyes y decretos-leyes. Debe ser algo espontáneo. Si los empresarios ven que hay oportunidades en el turismo interior, o de cualquier otro tipo, lo que deben hacer las administraciones públicas es facilitar las iniciativas.
— Precisamente ha sido parte del sector turístico el único que critica la decisión de pasar los festivos que caen entre semana a los lunes.
— Si hay un sector que es importante el aumento de la productividad es el turístico. También le interesa, porque sus trabajadores también tienen permisos, vacaciones y hacen puentes. Es un problema que afecta a toda la productividad del país, ya que está por debajo de la media de los países del entorno. En términos generales, la propuesta ha sido bien aceptada.
— ¿En qué consiste el plan integral de turismo que anunció Rajoy?
— Es un compromiso para disponer de una herramienta que impulse uno de los sectores estratégicos para la recuperación económica. No hay que olvidar que supone el 10% del PIB. Se trata de disponer de una «hoja de ruta» para que a lo largo de los próximos años sea el turismo la base de la recuperación económica.
— ¿Cómo se puede fomentar el I+D+i en momentos de crisis?
— Es un error que en tiempos de crisis las empresas recorten en I+D+i porque la innovación añade valor y, por tanto, te hace más competitivo. Y cuanto menos se invierte en innovación, menos competitivo se es y más se agrava el problema. El Gobierno no va a obligar a las empresas a innovar, pero los planes que tenemos es que el grado de innovación en las empresas y el grado de utilización de redes en general, particularmente sociales en el mundo de la empresa, sea el mayor posible.
— Las ayudas ¿serían legislativas, económicas, fiscales?
— Hay una parte de ayudas, las más importantes ahora, que son medidas de desregulación, de libertad. Hay empresas que tienen proyectos e incluso financiación y que a la hora de llevarlos a cabo chocan con marcos normativos que por su excesivo intervencionismo no pueden desarrollarlos. Es más importante facilitar un entorno administrativo en el que haya seguridad jurídica que dar una línea de ayuda que luego no pueda llevar a cabo por esas restricciones.
L. M. Ontoso, J. González, ABC