Este diciembre, por si era poca mi debilidad, tres asociaciones me han cargado con el honroso peso de sus premios. La Asociación Colegial de Escritores andaluces, con el Premio Elio Antonio de Nebrija; la Asociación Colegial de Escritores nacional, con el Quijote de Honor; y la Asociación Pro Derechos Humanos de España con el de Periodismo, por estas humildes y verídicas Troneras
. ¿Me han reconciliado con la vida? No depende de mí. Lo que sí depende es mi agradecimiento a todos ellos, mi emoción a que colegas míos y gente de mi oficio sepan al menos mi nombre. Y que estas Troneras, que diariamente os ofrezco, sean reconocidas. En la de hoy sólo cabe eso que, exagerando, llamamos felicidad. Yo os deseo, en estos días de luces artificiales, que vuestras luces personales e intenciones se enciendan e iluminen vuestro alrededor. Todos necesitamos claridad y predisposición a la felicidad o sucedáneos. Si no, no nos acercaremos ni a nosotros mismos. Que los vuestros se acerquen a vosotros, que os enriquezcan, que os arropen, que os sintáis realmente acompañados. Y que la infancia, ajena y vuestra, os recupere por unos días transparentes e íntimos. De todo corazón. Y quizá por último año, os lo deseo.
El Mundo