El Gobierno vasco vio ayer aprobados los terceros Presupuestos del mandato de Patxi López con el apoyo del PP, como los anteriores. El Parlamento dio luz verde a las cuentas para 2012, que parte de unos ingresos equivalentes a los de 2006. Serán en total 10.449 millones de euros, en unas cuentas austeras y con recortes en subvenciones y gasto corriente. Los Presupuestos del País Vasco congelan los sueldos de los funcionarios y suprimen las primas que cobraban los prejubilados a los 60 años.
Las enmiendas de todos los grupos, desde los minoritarios (UPyD, EA, EB y Aralar) hasta el PNV, fueron rechazadas, lo que dio pie a estos partidos a criticar la nula disposición al diálogo del Ejecutivo.
Una avería que obligó a realizar las votaciones a mano alzada llevó al presidente del PSE-EE, Jesús Eguiguren, a pedir la palabra para hacer una "observación": "No se habían visto tantos brazos en alto desde el 18 de julio. Espero que no sea el signo de los nuevos tiempos", dijo.
En Gipuzkoa, el acuerdo presupuestario entre Bildu y el PNV estuvo a punto de saltar por los aires a última hora, durante el pleno de las Juntas Generales que debatía las cuentas de este territorio para 2012. El PNV tuvo tentaciones de romper el pacto y de "tumbar" los Presupuestos forales. Este grupo, según su portavoz, Markel Olano, se sintió profundamente ofendido por el discurso "integrista y radical" que empleó el diputado general, Martin Garitano, a quien acusó de adoptar una actitud "torpe y desleal" con el partido que, a la postre, tenía que facilitarle la renovación de las cuentas. Sin embargo, en un ejercicio de "responsabilidad política", se justificó Olano, los peneuvistas posibilitaron con su abstención la aprobación de los primeros Presupuestos de la coalición abertzale.
La intervención de Garitano estuvo salpicada de críticas a la herencia dejada por el anterior Gobierno foral (PNV-Hamaikabat). Su tono displicente al referirse a las aportaciones del PNV a los Presupuestos de Gipuzkoa provocó el "enfado" de Olano y su grupo: "Teníamos un caramelo, que era tumbar los Presupuestos, lo que suponía una puntilla para toda la legislatura, pero nosotros no entendemos así la política".
I. C. Martínez, M. Ormazabal, El País