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Pere Navarro toma el mando en el PSC

Renovación en el socialismo catalán.

El alcalde de Terrassa gana la votación a primer secretario con un apoyo del 73%.

Fernández, Balmón y Parlon formarán el núcleo duro de la nueva ejecutiva.

El PSC cierra filas en torno a Navarro y apuesta por un proyecto integrador.

Pere Navarro confirmó ayer los pronósticos y se coronó como nuevo líder del PSC en una jornada que acabó superando sus expectativas iniciales. El alcalde de Terrassa se fue a dormir el viernes creyendo que su máximo rival, Àngel Ros, aguantaría hasta el final el pulso por la primera secretaría –pese a su derrota segura–, pero la renuncia a última hora de este para no sufrir daños mayores acabó dejando en el ambiente una sensación de primera victoria en el duelo entre ambos que se avecina para ser el candidato a la presidencia de la Generalitat en el 2014.

Tras el sonado cierre de etapa que protagonizó José Montilla el viernes, autoflagelación a primera sangre incluida, ayer discurrió el primer día de la nueva era del socialismo catalán. Se consagró a Navarro y este cuasi cerró la composición de su ejecutiva, que será presentada y votada hoy. El regidor se impuso con autoridad (73% de los sufragios) en la primera votación de la historia del partido para elegir exclusivamente a un líder, y derrotó a su único rival, el obiolista Joan Ignasi Elena. Este contó con el apoyo de Ros, que se retiró in extremis, con la vista puesta en las futuras primarias abiertas para aspirar a medirse con Artur Mas.

- Controversia.

El representante del ala más catalanista prefirió no mancillar su currículo con una derrota por goleada y abandonó la carrera, en una decisión que generó controversia en su propio equipo, tras haber sido el principal impulsor de la votación. En el único duelo en el que ambos se enfrentaron, el de los avales, Navarro se impuso de forma clara (309, por 96 de Ros). Elena alcanzó un meritorio 25% de los sufragios que le sirvió para ganar peso en el partido, acompañado por la plataforma que representa, Nou Cicle.

Navarro, que necesitaba un competidor para evidenciar que la renovación que preconiza es creíble, le devolvió el favor otorgándole un trato preferente cara a la ejecutiva. «Hoy [por ayer] no sumaremos, pero sí a partir del lunes», le dijo desde la tribuna de oradores, antes de abrazarse efusivamente con Elena. Un gesto de cordialidad que no obtuvo Ros, en consonancia con la fractura entre ambos que se evidenció en la segunda jornada del cónclave.

Fuentes del equipo del nuevo líder socialista reconocieron su enojo por los continuos cambios de opinión mostrados por el alcalde de Lleida estos días. El último episodio se vivió tras la retirada de Ros, que invalidaba la oferta de pacto unitario para diseñar la dirección ofrecida por el regidor de Terrassa en la víspera. Pese a ello, el paer en cap insistió en tener un papel relevante en la nueva ejecutiva. Desde el entorno del dirigente se justificó esta decisión en la inconveniencia de quedarse fuera del partido dos años, ya que las primarias abiertas no están previstas hasta el 2013.

En esa reivindicación, Ros formó frente común con los obiolistas cara a negociar su integración en el núcleo duro de la dirección que ha diseñado Navarro. Una suerte de equilibrio entre los capitanes renovadores que le han apoyado y los poderes territoriales del partido. Así, la cúpula formada por José Montilla, Miquel Iceta (viceprimer secretario) y José Zaragoza (secretario de organización), que, según fuentes socialistas, no participaron ya en la negociación, tendrá ahora como protagonistas a Navarro, Daniel Fernández (hombre fuerte del partido en Madrid en las dos últimas legislaturas), Antonio Balmón (alcalde de Cornellà y líder de la federación del Baix Llobregat), Josep Mayoral (alcalde de Granollers y persona de confianza del líder) y Núria Parlon (alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet).

Por debajo de este grupo se daba por seguro que el exalcalde de Barcelona, Jordi Hereu, seguirá en la ejecutiva, pero no dirigirá la importante secretaría de política municipal, que podría recaer en el alcalde de Sabadell, Manuel Bustos (uno de los escollos para cerrar un pacto con los otros candidatos, junto con la continuidad del exministro Celestino Corbacho). El líder de la federación barcelonesa, Carles Martí, se autoexcluye, a diferencia de la alcaldesa de L’Hospitalet, Núria Marín, llamada a tener un rol importante cara al futuro.

- Dirección coral.

También se puso sobre la mesa la supresión de la presidencia honorífica y la creación de una cúpula más coral que la saliente. Los integrantes de esta podrían correr una suerte diversa. Montilla no seguirá en la ejecutiva, Zaragoza continuaba luchando ayer por mantenerse e Iceta, uno de los grandes derrotados, se resistía a estar en la dirección sin un peso relevante.

- Renovar para creer.

Los socialistas buscan recuperar la credibilidad entre la ciudadanía con la extensión de las primarias abiertas y la revisión del pacto con el PSOE.

En el plano orgánico, el congreso del PSC tomó ayer decisiones que se quieren clave para proyectar una imagen de renovación y, al tiempo, recuperar esa credibilidad que los principales actores de este cónclave reconocen que ha perdido el partido. Así, el congreso aprobó la llamada enmienda Ros-Bustos, en honor de sus promotores, los alcaldes de Lleida y Sabadell, y cuyo ideólogo es Miquel Iceta, que salva, de momento, la espinosa cuestión del encaje de los diputados del PSC en el Congreso. No se aboga por un grupo propio (también ayer se descartó recuperarlo), pero sí por que los electos catalanes tengan, en aquellas cuestiones que afecten al autogobierno de Catalunya, libertad de voto en el seno del grupo del PSOE.

De hecho, se trata de tirar hacia adelante el balón, pues esta libertad de voto se negociará con la dirección del PSOE que salga de su próximo congreso de febrero. No en vano, este cambio debe ser reflejado en los acuerdos de federación de ambas fuerzas soberanas.

- Coto al ‘aparato’.

Fue en lo relativo a la democracia interna del partido donde el congreso realizó mayores cambios. Por ejemplo, se trató de poner coto a la cada vez más extendida imagen –dentro y fuera del partido– de que la dirección del PSC, el llamado aparato, ejerce un poder omnímodo. Así, se aprobó la obligación de celebrar elecciones primarias para todos los comicios.

Serán elecciones abiertas a todos los ciudadanos, el modelo francés, frente al hasta ahora utilizado, que limitaba la participación a militantes y simpatizantes.

Hubo quien fue más allá y pidió, sin éxito, que fuera el censo de militantes el que eligiera a los principales cargos. También al primer secretario. Tampoco fructificó el intento de invertir el orden de los congresos. En lugar de la pauta actual, en la que los cónclaves de las federaciones regionales suceden al nacional, se pidió que, para favorecer el empuje de las ideas que aporte la militancia, primero discurran las reuniones locales.

- La dirección. 'El Baix' y BCN cambian roles.

La renovación de la dirección decidida por Pere Navarro, supone un curioso cambio de roles entre las dos principales federaciones del partido. Así, la de Barcelona, hasta ahora casi olvidada en la sede de la calle de Nicaragua ha aumentado su peso específico, en virtud al apoyo que ha brindado a Navarro. Por ejemplo, uno de los hombres con quien el nuevo líder consultó ayer la formación de la ejecutiva fue, junto con Antonio Balmón, el primer secretario barcelonés, Carles Martí. La llegada de Daniel Fernández supondrá, además, una pista de aterrizaje en Madrid para uno de los emblemas del Baix Llobregat: José Zaragoza. El exsecretario de organización podría ocupar el vacío de Fernández en las relaciones con el PSOE y, al tiempo, apoyar, junto con José Montilla, las aspiraciones de Carme Chacón.

- Un líder ‘homo PSC’.

Pere Navarro atesora las virtudes y los defectos de los dirigentes socialistas de su generación después de 34 años de militancia.

Su poder de seducción contrasta con su falta de concreción.

Si en algo coinciden los que conocen a Pere Navarro Morera (Terrassa, 1959), sean amigos o rivales políticos, es en que el nuevo líder de los socialistas catalanes es un auténtico homo PSC. A saber. Conoce el espíritu fundacional pactista y de integración del partido, al haber participado en su nacimiento como militante del PSC-Congrès de Joan Reventós, al que se afilió con 18 años, en 1977. Fue dirigente de la Joventut Socialista de Catalunya (JSC), donde coincidió, entre otros, con su rival de ayer, Joan Ignasi Elena. Se inició ahí una amistad que aún perdura, con anécdota incluida. Navarro no tuvo éxito en un intento de ganar cuota de poder y acabó recluido en el sector minoritario, donde también recaló Elena por darle apoyo.

Tras licenciarse en Biología, y mientras seguía subiendo escalones en el partido (miembro de la candidatura de las elecciones generales de 1982, responsable de la campaña de las municipales de 1983 y redactor de programas para la ejecutiva nacional), el nuevo primer secretario socialista dio el paso habitual en cualquier miembro del partido de su generación.

En 1987 entró en el ayuntamiento de su ciudad, donde también fue ganando peso progresivamente (adjunto a la concejalía de Urbanismo, presidente de distrito, regidor de Participación Ciudadana y Juventud, concejal de Cultura, cuarto teniente de alcalde...). En el 2002 alcanzó su primera cima al convertirse en el segundo alcalde de Terrassa tras la recuperación de la democracia, en sustitución de Manel Royes, simbólico capitán territorial vallesano.

Por aquello de las tensiones entre padre e hijo, el relevo no fue fácil, lo que derivó en un momento clave en la trayectoria política del ahora líder del PSC. Según explican algunos testimonios, en el momento de la sucesión, Navarro –que por aquel entonces dirigía ya el aparato local– se encontró con la competencia de otro compañero de consistorio, Josep Aran, que contaba con más simpatías por parte de Royes.

- Primarias internas.

Aran pidió resolver la pugna en unas primarias internas ante la constatación de que tenía más apoyos. Sin embargo, estas no se celebraron nunca por la intervención de la cúpula nacional, con José Montilla y José Zaragoza al frente, que resolvieron en favor de quien sigue siendo alcalde de Terrassa, tras haberse impuesto en las tres últimas citas con las urnas (2003, 2007 y 2011).

Esta anécdota confirma que Navarro conoce también a la perfección los mecanismos internos del partido, un aspecto básico para llegar lejos en el PSC. Ha trabajado en los despachos de la sede central socialista, en la barcelonesa calle de Nicaragua. Es actualmente el primer secretario de la federación del Vallès Oest, miembro de la ejecutiva nacional y del comité federal del PSOE. Esto último le ha permitido conocer también los entresijos de la compleja relación federal entre los socialistas catalanes y los del resto de España.

Solo se echa en falta en su currículo político la experiencia parlamentaria, ya sea en Madrid o en Barcelona, un tema que deberá empezar a resolver a partir de ahora cara a su próximo objetivo: aspirar a la presidencia de la Generalitat en el 2014. También por ello es un auténtico desconocido para la sociedad catalana, una de sus principales asignaturas pendientes a partir de hoy mismo.

Para solucionarla deberá echar mano de una de sus principales virtudes, según aquellos que le conocen. Se trata de su capacidad de seducción. «Formalmente es impecable. Es un gran relaciones públicas que seduce a su interlocutor en el primer contacto», explica uno de sus rivales políticos en Terrassa. «El problema es que luego le cuesta mucho concretar. Se moja poco y es reacio a tomar decisiones», añade su contrincante.

Sus compañeros de partido, por el contrario, destacan su capacidad de «diálogo» y de lograr establecer «consensos», incluso con la oposición. «Sabe escuchar y tiene una gran serenidad y tranquilidad a la hora de afrontar los problemas», dice un dirigente socialista vallesano.

- Apuesta por la síntesis.

En el acto de presentación pública de su candidatura a primer secretario, el alcalde de Granollers, Josep Mayoral, lo comparó con otro personaje ilustre de Terrassa, el jugador del FC Barcelona Xavi Hernández. «Sabe repartir juego, mover el balón y marcar los tiempos del partido», afirma Mayoral. Unas cualidades que Navarro deberá poner en práctica ahora para demostrar que su «renovación del PSC desde la síntesis» es «creíble».

La mayoría de los delegados socialistas consultados coinciden en que su primera prueba de fuego para soltar lastre con la cúpula saliente que lo ha aupado será la composición de la nueva ejecutiva. También serán decisivos los primeros movimientos que ejecute como líder, en referencia al «cambio de cultura organizativa» y la «apertura de puertas y ventanas» que ha prometido. Sus adversarios político expresan ahí sus principales dudas. «Es como uno de aquellos coches 2CV. Es muy fiable hasta los 110 kilómetros por hora, pero a partir de ahí, cuando las cosas se ponen tensas, el vehículo empieza a temblar», dice uno de ellos.

Ese será el gran reto de Navarro. Educado en la escuela de la «poca tolerancia con la discrepancia interna» como confesó Montilla a modo de expiación final, al homo PSC le toca reinventarse.

- La espantada de la liebre.

Àngel Ros vuelve a la línea de salida, aunque por el camino haya puesto a prueba la paciencia del nuevo primer secretario, Pere Navarro, y haya decepcionado a más de uno de los suyos que todavía hoy no entienden su espantada. El ilerdense no quiso arriesgarse a quedar por detrás del triunfador moral del cónclave, Joan Ignasi Elena (que, a diferencia de Ros, conoce el funcionamiento del partido), y decidió que ya había cumplido su primer propósito: demostrar que en el PSC se pueden cambiar algunas reglas e, incluso, permitir a sus delegados que voten en secreto, o sea, sin miedo a represalias posteriores.

La liebre (según autodefinición del propio Ros) nunca gana la carrera porque su cometido es abrir camino. Otra cosa es que su objetivo sea vencer en la próxima. «Esprintaré y ganaré las primarias», proclamó ayer ante el grupo de irreductibles que, el día anterior, se habían desgañitado para recoger los avales que, al final, no ha rentabilizado. Pero, llegado el momento, no correrá solo. Navarro ya se habrá hecho un nombre y contará con la legitimidad de ser el líder del equipo. Y es más que probable que Montserrat Tura, estos días agazapada, aunque pendiente de todos los movimientos, decida que también quiere ser candidata a la Generalitat. Si es así, Ros no lo tendrá fácil, porque él y Tura correrán por el mismo carril.

- En busca de la credibilidad perdida.

Si Marcel Proust, en su célebre novela, logra revivir, mediante el recurso a la famosa magdalena, todo un mundo perdido, el PSC intenta hallar una fórmula que le permita volver a ser la gran fuerza útil y creíble de antaño. Si el proyecto alcanzó entre 1999 y el 2004 su máxima fortaleza, desde entonces se ha ido haciendo añicos por una larga suma de incoherencias. De ahí la importancia de este congreso, al cual los socialistas han asistido conscientes del peligroso instante que atraviesan.

Es pronto para afirmar si el PSC ha retomado un camino ascendente frente a la prosecución de la decadencia. En todo caso, donde no ha caído es en la división interna, a la cual no pocos desde fuera querían empujarlo a partir de la insistencia en falsas disyuntivas sobre su catalanismo. El PSC ha sabido resistir esos cantos de sirena y ha iniciado el único camino positivo posible: renovación de personas, unidad y clarificación de estrategias.

Hasta que hoy se vote la totalidad de la nueva ejecutiva, dos momentos han marcado este congreso: el debate sobre el informe de gestión de José Montilla y la elección del nuevo primer secretario. Pues bien, en la tarde del viernes es donde aún se vio a un PSC que transita entre la vieja cultura organizativa y la nueva. Muchas de las intervenciones de los jefes de delegación tuvieron un nivel de crítica por debajo de lo expresado por el propio Montilla.

Incluso un destacado dirigente metropolitano no tuvo ningún sonrojo en proclamar que todos sus delegados iban a votar de forma «unánime y secreta» a favor de la gestión de la ejecutiva. Luego, como sabemos, tanta unanimidad no se materializó, seguramente gracias al voto secreto. Eso fue lo viejo. Lo nuevo fueron otras intervenciones que elevaron el listón del análisis y hablaron sin tapujos de los errores cometidos. Carles Martí, dirigente barcelonés, el más duro con Montilla, dijo que los socialistas sirven mejor a Catalunya cuando actúan sin complejos como socialistas. Y Javier López, líder de las juventudes, evidenció la necesidad de mover la centralidad política para ocuparla desde el catalanismo de izquierdas y federalista.

Finalmente, la elección de Pere Navarro hacía falta que reuniera tres condiciones para que ganara en credibilidad. Que fuera en votación separada, que tuviera un rival frente al que medir sus apoyos y que estos superasen el 70%. Todo ello se ha cumplido. Hoy veremos si Navarro ha logrado integrar bien, no solo a Joan Ignasi Elena, sino también a Àngel Ros, tentado de adoptar el papel de outsider. Todo indica que sí.

Albert Ollés, Xabier Barrena, Nues Tomàs, Joaquim Coll, El Periódico de Catalunya