Economista y diputado de IU, el más joven del Congreso.
Una de las grandes editoriales españolas ya le ha encargado un libro: es el diputado más joven del Congreso. Pero Alberto Garzón (Logroño, 1985) es, además de parlamentario de IU por Andalucía, un economista crítico que ha escrito junto a Vicenç Navarro y Juan Torres el muy leído «Hay alternativas», que presentó ayer en Gijón.
- ¿Y cómo lleva lo de ser el benjamín en el Congreso?
- Es secundario. Lo importante es la labor que pueda hacer de cara a los movimientos sociales.
- No es usual ver diputados menores de treinta años.
- Sí, es raro. Es una apuesta y un acto generoso por parte de IU de Málaga, ya que sólo soy un militante de base.
- ¿IU está sabiendo aprovechar el espacio que le ha dejado el PSOE?
- También podríamos decir que los votos de Zapatero en 2004 y 2008 eran prestados por IU, que llegó a tener el 20 por ciento del voto en algunas provincias. Zapatero fascinó a parte de una juventud frustrada por su situación, pero les ha defraudado, mientras que IU ha sabido responder en una legislatura en la que el PSOE hizo recortes muy drásticos. IU ha canalizado una nueva forma de ver la política, vinculada también al 15-M. Si sabemos refundarnos y conectar con los movimientos sociales, seguiremos subiendo electoralmente.
- ¿Relegar a Gaspar Llamazares como portavoz parlamentario ha sido un error?
- Soy partidario de la regeneración interna; aun así creo, no obstante, que ha sido un error no dar a Llamazares un papel relevante. A mí me hubiera parecido una buena apuesta que Llamazares fuese el portavoz, mientras que Cayo Lara ocupara la presidencia del grupo parlamentario. Creo que ha sido un error dejar a Llamazares de diputado raso, que es lo que soy yo.
- Por parafrasear el título de su libro, ¿hay alternativa a la doctrina oficial sobre la crisis?
- Claro que la hay. De hecho, la experiencia histórica demuestra que hay otras maneras de salir de las crisis. En España seguimos el mismo camino fracasado que en Grecia y Portugal. Lo que están consiguiendo es reducir el Estado del bienestar y privatizar empresas. Hay medidas alternativas y, sobre todo, una filosofía: hacer de la economía una esclava de la sociedad, y no al revés. Quieren que nos parezcamos a China, pero hay otra forma de entender la economía; sólo hace falta voluntad política.
- Hay quien dice que ustedes razonan en la nube de la utopía.
- Somos economistas que trabajamos y demostramos que es posible lo que decimos. Pongo el ejemplo de Argentina. Tras la «década perdida» en América Latina, donde aplicaron las mismas políticas que seguimos hoy nosotros y que los llevaron al desastre, cortaron las amarras con el FMI y empezaron a hacer planes de estímulo y apoyo a la pequeña y mediana empresa.
- ¿Pide más keynesianismo?
- No en el sentido de volver a la época dorada del capitalismo; lo que debemos estimular la demanda.
- El FMI anuncia dos años de recesión para España.
- Se explica porque estamos reduciendo el gasto público y recortando los salarios. Todo eso nos conduce a la recesión, y lo saben. Los utópicos son ellos, que consideran que pasaremos dos años malos y volveremos al crecimiento, pero la historia demuestra que nunca ha ocurrido así.
- Fitch pide abaratar el despido. ¿Les estamos prestando demasiada atención a las agencias de calificación?
- Tienen un papel en la economía moderna como consecuencia de los procesos de desregulación financiera, pero sólo obedecen a la lógica de la rentabilidad. Ahora, como hemos visto, sus procedimientos no son científicos. Son las reglas del juego las que están mal. Creo que Europa debería tener, como China, su propia agencia.
- ¿Aplaude el planteamiento de Sarkozy de implantar un mecanismo similar a la «tasa Tobin»?
- También dijo que había que refundar el capitalismo; puede quedar como una simple declaración de intenciones. La «tasa Tobin» es un instrumento moderado que se puede articular de diversas maneras; ahí está la clave.
- Montoro propone sanciones penales para quienes gestionen mal los recursos públicos.
- Estamos en contra, igual que con la reforma constitucional para introducir el déficit cero. Hay que controlar el gasto público, pero no es el problema ni la causa de la crisis. Nuestro problema ha sido el modelo de crecimiento, que ha disparado la deuda privada para poder seguir consumiendo debido a los bajos salarios.
- Algunos economistas de izquierda han augurado que España deberá romper con el euro tarde o temprano.
- Salir del euro puede ser incluso peor porque no resuelve los problemas subyacentes. Sí te deja un margen mayor para poder devaluar la moneda, pero la deuda sigue valorada en euros. Yo soy partidario de reestructurar la deuda dentro del euro. También se puede nacionalizar el sistema financiero.
- Es la gran herejía.
- Suena a gran herejía por el complejo de la izquierda, pero Alemania y Estados Unidos lo hicieron cuando lo han necesitado. Y aquí también se hace cuando hay que socializar pérdidas. Es sólo una cuestión ideológica, no técnica. Y necesitamos un plan de estímulo para poner dinero en manos de las familias, lo que permitirá, a su vez, que éstas puedan ir haciendo frente a sus deudas.
- Más de cinco millones de parados. ¿Qué hacer?
- Pues lo contrario de lo que se está haciendo. Hasta lo dice ya el FMI: hacen falta estímulos. Con las reformas que se plantean sólo se empobrece a la población, lo que conduce a la recesión. Hay que hacer un plan orientado al cambio del modelo productivo. Hace falta una reforma fiscal en profundidad, mayor eficiencia del sector público y un incremento de los salarios en la participación de la renta.
J. L. Argüelles, La Nueva España