La ministra de Empleo avisa de que no se va a conformar con un acuerdo insignificante. El Gobierno no admitirá dilaciones porque «cinco millones de parados no pueden esperar».
Fátima Báñez, ministra de Empleo y Seguridad Social, recibió como regalo el día de Reyes un año más, pues ese día celebra su onomástica. Seguro que en caso de haber podido elegir, hubiera preferido un acuerdo con sindicatos y patronal sobre la negociación colectiva y otros temas relacionados con la reforma laboral; pero la realidad se impone y esto último no deja de ser, de momento, un desideratum. Hace unas semanas, en el reparto de carteras ministeriales, Rajoy le adjudicó la más complicada en un país como España, con más de cinco millones de parados y con el 48% de los jóvenes que quieren y no pueden conseguir empleo. «España se descapitaliza de capital humano», comenta la ministra al tiempo que explica que «en otros tiempos emigraban las personas peor preparadas y ahora tienen que marcharse los jóvenes altamente preparados cuya cualificación nos ha costado a todos mucho dinero, porque a diferencia de lo que decía Carmen Calvo, el dinero público es de todos».
El presidente del Gobierno pensó en ella para ese Ministerio porque conocía en profundidad los temas a resolver y porque mantenía una relación fluida con los interlocutores sociales. Y es que ella fue la encargada de elaborar las 71 enmiendas que planteó el PP a la reforma laboral presentada por el ministro Corbacho en 2010 y que fueron desoídas por el Gobierno de Zapatero. Desde el minuto uno, en declaraciones hechas a LA RAZON el día en que juró el cargo, Fátima Báñez se comprometió a trabajar y dialogar hasta la extenuación para lograr el famoso «Pacto Social». Por ello, no tardó en coger el teléfono para ponerse en contacto con sus interlocutores: patronal y sindicatos. Les propuso algo que ningún predecesor suyo había hecho: «Ir a hablar con ellos a sus casas». Dicho y hecho, se plantó en las sedes de los respectivos «anfitriones» y mantuvo una larga reunión con cada uno de ellos «para alcanzar algún acuerdo en materias como contratación, negociación colectiva, flexibilidad, formación profesional, absentismo, moderación salarial»…, manifiesta a este periódico la titular de Empleo. «También les propongo que le den una pensada a la manera de romper la dualidad laboral», añade.
Tras este encuentro personal, todas las partes han llevado a cabo conversaciones telefónicas y, finalmente, esta semana la ministra deberá recibir la respuesta y saber «si existe acuerdo total; si es parcial; en qué puntos o si resulta imposible». No admite dilaciones «porque cinco millones de parados no pueden esperar». La responsable del empleo en España tiene presente en todo momento que «Mariano Rajoy se comprometió a llevar al Parlamento la reforma laboral en el primer trimestre, y la va a tener lista en ese tiempo», afirma sin un ápice de duda.
La semana que hoy comienza, concretamente el hoy y mañana, se reúne el primer nivel de los agentes sociales y después, los segundos. Tras esos encuentros, comunicarán a la ministra la resolución adoptada. Ella cree que «son conscientes de que tienen que hacer un ejercicio de responsabilidad, pues si no hay acuerdo también ellos quedarán deslegitimados». En el caso de falta de acuerdo –parece que sólo han avanzado en el calendario laboral–, la recién estrenada ministra quizás se vea obligada a afrontar una posible huelga general, pero no da la sensación de que este futurible vaya a evitar que ejerza su función de gobernar. La prueba de que al Gabinete de Mariano Rajoy no le temblará el pulso a la hora de tomar las decisiones que considere oportunas para sacar al país del agujero tuvo lugar el 30 de diciembre al dar a conocer las duras medidas adoptadas en el Consejo de Ministros. Por eso, en los diálogos tenidos con sus contrapartes, la ministra Báñez siempre les ha transmitido su opinión de que «resulta preferible para todos que ellos intervengan en un tanto por ciento elevado de las medidas a que el 100% de las mismas sea exclusivamente del Gobierno». En el ya famoso Consejo de Ministros en el que los responsables políticos optaron por subir el IRPF «de la manera más ecuánime que supimos hacerlo» –en palabras de la titular de Empleo–, hubo medidas plausibles que, sin embargo, pasaron desapercibidas.
Así por ejemplo, contra el augurio de muchos visionarios que habían anunciado un alza de tres puntos en el IVA, el Gobierno no lo tocó y el IVA sí es un impuesto injusto porque grava el consumo a todos los ciudadanos por igual, sin tener en cuenta sus ingresos, su patrimonio, sus cargas familiares, sus gastos desgravables… Una determinación que según Fátima Báñez se explica entre otras razones por el hecho de que «el turismo es fundamental en la salida de las crisis de España y, mientras nosotros lo tengamos más bajo que Italia o Grecia, seguimos siendo un país competitivo».
Pero bueno, el asunto álgido que la ministra tiene pendiente con sindicatos y patronal es el de las reformas que el Gobierno ha planteado a estos agentes sociales y que están encaminadas a «lograr la estabilidad en el empleo mediante contratos que incentiven la contratación indefinida». Otro asunto importante, en su opinión, está relacionado con la negociación colectiva y consiste en «que las empresas puedan tener flexibilidad interna para poder adaptarse a las circunstancias». En este sentido recordó que, por ejemplo, «los trabajadores de Ford o SEAT se pusieron de acuerdo para descolgarse del convenio colectivo», pero que no sucede lo mismo en una empresa pequeña en la que quizás ni haya representación sindical. Por otro lado, considera que la formación continua es un derecho individual del trabajador y también sabe que en España la productividad es muy baja y el absentismo muy alto.
Los agentes sociales conocen bien a la nueva ministra del departamento que anteriormente se denominaba Trabajo, pues han tratado con ella a lo largo de la última legislatura de Zapatero. Por eso saben que nunca les va a mentir ni intentar engañar y que siempre va a respetar los acuerdos pactados, «pero también saben que no me voy a conformar con una insignificancia, que me tendrán que presentar algo con enjundia».
Sobre otros asuntos, Fátima Báñez manifestó que la relación de España con Merkel y Sarkozy «es buena a todos los niveles». Y aseguró que también ha mejorado la credibilidad de España a lo que ha contribuido «el hecho de que hayamos sido capaces de salir en cinco días, asumiendo la nueva situación». Además, el Gobierno de Rajoy goza de una mayoría parlamentaria que «ofrece una imagen de estabilidad política que es un valor en sí misma», añade la ministra de Empleo, a la que le queda una ardua tarea por delante.
- Por un acuerdo al máximo nivel.
Desde que tomó posesión de su cargo como ministra, Fátima Báñez no ha dejado de tener contactos al máximo nivel con empresarios y sindicatos. El objetivo primordial, desde el principio, de la titular de Empleo y Seguridad Social es lograr el máximo consenso posible sobre la reforma laboral, como ella misma ha subrayado en todas sus intervenciones públicas. El 3 de enero dijo, durante la toma de posesión de los altos cargos de su departamento, que «éste es el Ministerio del diálogo social y de las reformas para el empleo». Y en ello está.
Carmen Gurruchaga, La Razón