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Para Piñera no hubo “dictadura” chilena. El Ministerio de Educación cambió el término "dictadura" por "Gobierno militar" en los manuales

La noticia sobre cómo se contará la historia desde ahora en las aulas llegó justo cuando Harald Beyer debutaba como ministro de Educación. El diputado comunista Hugo Gutiérrez dijo que este cambio forma parte de una ofensiva mayor de la derecha.

Fue una bomba que estalló y sus esquirlas de molestia e ironía se diseminaron –temprano y rápido– por las redes sociales. La bola que corría citaba al periódico digital El Dínamo y hablaba de una resolución tomada entre cuatro paredes, a principios de diciembre pasado, en la que el Ministerio de Educación chileno, el mismo que ha estado en el ojo del huracán desde que comenzó el movimiento estudiantil, había decidido cambiar el término “dictadura” por “gobierno militar” en los libros de historia. Esto como parte de las modificaciones de las bases curriculares de formación para los chicos de la primaria.

Y aunque las modificaciones fueron aprobadas conforme a la ley por el Consejo Nacional de Educación chileno, la propuesta oficial del gobierno de Piñera causó una sorpresa mayúscula. Particularmente por este argumento: “Comparar diferentes visiones sobre el quiebre de la democracia en Chile, el régimen militar y el proceso de recuperación de la democracia a fines del siglo XX, considerando los distintos actores, experiencias y puntos de vista, y el consenso actual con respecto al valor de la democracia”, advierte la resolución.

El eufemismo, muy propio de la idiosincrasia chilena, le reventó en la cara al flamante nuevo ministro de Educación chileno, Harald Beyer, un tecnócrata que el presidente chileno puso en el cargo, luego de la renuncia de Felipe Bulnes, convirtiéndose en el tercer ministro que ocupa la cartera más complicada del gabinete en apenas medio año, tras las movilizaciones estudiantiles que caracterizaron el escenario político chileno el año que pasado.

La noticia sobre cómo se contará la historia desde ahora en las aulas llegó justo cuando Beyer debutaba en un actividad oficial con Piñera en el propio Palacio de La Moneda. Juntos, ministro y gobernante, recibían a los jóvenes egresados de secundaria que obtuvieron los máximos puntajes en el cuestionado y resistido examen de ingreso a la educación superior en Chile conocido como la PSU (Prueba de Selección Universitaria).

Peor le fue a Beyer a la hora de enfrentar a la prensa, justificando la decisión de hacer los cambios en los textos escolares porque de ese modo se aplica un concepto “más general” de la historia reciente de Chile.

Además, no tuvo reparos en reconocer, en el mismo lugar donde murió Salvador Allende, que él no tenía problemas en decirle dictadura como se escribía en los textos hasta el polémico cambio. “Yo reconozco que fue un gobierno dictatorial, así que no tengo problemas”, sostuvo sin más.

A esa hora las redes sociales eran un río de dimes y diretes, cargados de molestia, estupor, mofa e ironía. Aunque también hubo quienes salieron en defensa de la medida. Mientras en su “ecuánime” estilo el cientista político Patricio Navia ironizó diciendo en su cuenta de Twitter: “Piñera y Camila Vallejo concuerdan en que a las dictaduras de Pinochet y Cuba hay que llamarlas de otra forma. Gobierno Militar o Revolución”, el otrora máximo dirigente de los estudiantes de la Universidad Católica de Chile y también rostro de las movilizaciones estudiantiles, Giorgio Jackson, destacaba: “Beyer podría haber criticado, echarle la culpa a alguien más, eligió justificar. ¡Partió mal!”.

El cibernauta ex senador Nelson Avila se burló diciendo: “Nuevo cambio a los textos de historia. Ahora, en vez de ‘régimen militar’ que sonaba muy duro, se leerá ‘gobierno de orden’”. “Completamente en desacuerdo con cambios del Mineduc. Para avanzar debemos reconocer lo errado. No debe haber duda de que en Chile hubo dictadura”, escribió la diputada de derecha Marcela Sabat, hija del alcalde Pedro Sabat, un derechista duro.

El debate traspasó el mundo virtual y se trasladó pronto a los pasillos del Congreso. Allí, la derecha que sostiene el gobierno de Piñera se mostró dividida entre los más acérrimos partidarios y ex colaboradores de Pinochet y los que desde hace un tiempo han venido desmarcándose de la figura del fallecido dictador chileno. Reconocido seguidor y defensor de la “obra” de Pinochet, el diputado de la ultraderechista Unión Demócrata Independiente (UDI), Iván Moreira, defendió a priori la decisión del gobierno, porque es un acto de justicia. “Es lo más justo. Es importante que la historia se cuente objetivamente, lo que no se ha hecho en Chile. Que se hable de dictadura es una forma de estigmatizar a un gobierno que entregó democráticamente el poder”, dijo en su estilo. Mientras la diputada de la derecha más liberal Karla Rubilar se apuraba en afirmar que “las dictaduras son dictaduras en cualquier lugar del mundo y la historia debe conocerse como corresponde”.

La voz de los perseguidos por los militares la puso el diputado del Partido Comunista, el abogado Hugo Gutiérrez, quien hizo ver que esta modificación a los textos de enseñanza forma parte de una ofensiva mayor, en la que se pretende, incluso, decirles “excesos” a los crímenes cometidos durante los 17 años en que Chile fue “gobernado” por una dictadura.

Christian Palma, Página 12