Casi un millón de personas salió del país entre enero de 2011 y octubre de este año
Según cifras que dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística, al menos 927.890 personas –117.500 de ellas, españolas– debieron irse en casi dos años
El país atraviesa la mayor caída de poder adquisitivo de los últimos veintisiete años
Casi un millón de personas salieron de España, entre enero de 2011 y octubre de este año, en medio de la grave recesión económica que golpea al país y con índices de desempleo que afectan al 24,63 por ciento de la población activa. Según cifras dadas a conocer ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), al menos 927.890 personas –117.500 de ellas, españolas– debieron abandonar el país durante el período indicado. El INE informó además que en los nueve primeros meses de este año, la emigración se aceleró.
Según las cifras del instituto de estadística, en lo que va de 2012 salieron de España 420.150 personas, 37.539 más que en el mismo período de 2011. De esa cifra total, casi 55 mil son españoles (un 21,6 por ciento más) y el resto extranjeros, precisó el informe. A esto se suma la considerable merma de la inmigración registrada en el marco de la crisis, que durante enero y octubre de este año fue un 18,3 por ciento inferior que en igual período del año anterior. El balance migratorio, esto es la diferencia entre las personas que entran y las que se van, fue de 137.628 personas y por primera vez fue negativo respecto de los españoles en todas las comunidades autónomas. Según el INE, en los 12 últimos meses la población española se redujo de 46.153.000 a 45.245.000 personas.
Según publicó en su edición de ayer el diario El País de España, las cifras –extraídas de la estimación de población actual publicadas por el INE– no son exactas, puesto que de momento se trata de proyecciones. Sin embargo, sí reflejan una realidad que empezó a constatarse el año pasado, cuando por primera vez en décadas España registró un saldo migratorio negativo, y que probablemente, si la situación económica se mantiene, persistirá unos cuantos años.
No obstante, según el diario español, los demógrafos advierten que eso no significa que la crisis haya convertido a España en un país de emigración masiva. “Hay más españoles que se van, cierto, pero hay que tener en cuenta que entre ellos hay bastantes inmigrantes nacionalizados y que ya antes de la crisis había mucha circulación de jóvenes dentro de la UE”, señaló el sociólogo Joaquín Arango, docente de la Universidad Complutense de Madrid. En todo caso, el perfil del español emigrante certifica que no todos los que se van lo hacen por la crisis: se trata de jóvenes de 32 años promedio, en similar proporción de hombres y mujeres. “Se está extendiendo la idea, tanto desde los medios de comunicación como desde el ámbito político, de que el paro está empujando a los más jóvenes a huir en masa y que ésa es la única salida que tienen. Si no se tiene cuidado, esto puede convertirse en una profecía autocumplida”, advirtió Andreu Domingo, subdirector del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Es cierto que cada vez más se están marchando por necesidad, pero también que muchos se hubiesen ido igualmente, aunque no hubiera crisis, gracias a la libre movilidad impulsada dentro de la UE. El hecho de que la media sea superior a 30 años y de que haya simetría de sexos indica que suelen ser personas con estudios superiores y que muchas se van en pareja o incluso con hijos”, explicó el funcionario español.
En medio de este exilio forzado de propios y extraños, ayer también se supo que España atraviesa la mayor caída de poder adquisitivo de los últimos 27 años. “Los salarios están contra las cuerdas”, aseguró también El País. En este contexto de descalabro económico, los precios se dispararon y dejan atrás los sueldos. Según el Ministerio de Empleo, en septiembre los precios aumentaron un 3,4 por ciento. Los convenios nuevos firmados en 2012 apenas registran un incremento salarial del 0,7 por ciento. Hay que remontarse hasta 1985, cuando la inflación rondaba los dos dígitos, para encontrar una brecha semejante.
Por último, el diario español advierte que habrá que esperar hasta fines de año para saber si la brecha se agranda. Pero la tendencia mantenida en los últimos meses, tanto en el conjunto de convenios registrados como en los nuevos, hace pensar que difícilmente pueda revertirse. Y tampoco que las cláusulas de revisión salarial sean suficientes para estrechar mucho la distancia salarial. Cada vez más, la herramienta que garantiza que los asalariados no pierden poder adquisitivo a lo largo de un año está cayendo en desuso (apenas el 27 por ciento de los convenios firmados hasta septiembre tenía una).
Página 12