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Ucrania, el polvorín europeo

Máxima tensión en Europa del Este

Con una economía que se hunde, recortes al gasto social draconianos, subida de impuestos, del precio del gas y el auge de la ultraderecha, el futuro de Ucrania es hoy en día muy incierto

Puedo decir que los miembros del Gabinete de Ministros son políticos kamikazes: las arcas están vacías". Con estas palabras se estrenó Arseni Yatseniuk en el cargo de primer ministro hace algo más de un mes. No era una exageración. La situación económica de Ucrania es catastrófica. El déficit alcanzará este año los 26.000 millones de dólares, la mitad del presupuesto nacional, y Yatseniuk advirtió el jueves de la quiebra si la Rada Suprema no aprueba un paquete de medidas con draconianos recortes al gasto social y subidas de impuestos. "La economía ucraniana caerá este año un 3%, pero solo en el caso de que aprobemos el paquete de leyes presentado por el Gobierno. En caso contrario, pronosticamos la quiebra y una caída del 10%", señaló el primer ministro. Entre las medidas más drásticas se incluyen el despido de 24.000 funcionarios y una subida del precio del gas para el consumidor de un 50%. El Fondo Monetario Internacional anunció ese mismo día un préstamo de 19.000 millones de dólares si el país lleva a cabo un duro programa de recortes y reformas, ayuda a que se suma, además, a otros 37.000 millones de dólares que solicitó el Gobierno de Yanukovich para financiarse.

"En el futuro más próximo, Ucrania va a vivir una enorme volatilidad política", pronostica Asier Blas, profesor de ciencia política de la UPV/EHU, que se encuentra en la Universidad Vytautas Magnus, en Kaunas, Lituania. A menos de dos meses para las elecciones presidenciales, es difícil adivinar el futuro del país. La caída de Viktor Yanukovich, forzada por la revuelta, aupó al poder a un Gobierno transitorio formado por el partido de centroderecha Batkivschina, de la ex primera ministra Yulia Timoshenko y Yatseniuk; Svoboda, una formación de ultraderecha que forma parte del Frente Nacional Europeo, agrupación de partidos de extrema derecha que incluye, entre otros, al griego Amanecer Dorado; diputados independientes y activistas del Euromaidán. Fuera se quedó, por expreso deseo, el partido Udar, del exboxeador Vitali Klitschko, uno de los líderes de las movilizaciones contra Yanukovich. "Klitschko tiene la doble nacionalidad, ucraniana y alemana, y es el que ha patrocinado y subvencionado la democracia cristiana alemana, por lo que también sería de centro derecha", explica Blas. El exboxeador renunció ayer a presentarse a las elecciones presidenciales del 25 de mayo y propuso a Petro Poroshenko, uno de los hombres más ricos de Ucrania y aliado del expresidente Viktor Yuschenko, como candidato único de "las fuerzas democráticas" frente al prorruso Partido de las Regiones, una posibilidad que rechazó de inmediato Timoshenko, candidata a las elecciones. Nadie esperaba lo contrario, que la apodada "dama del gas" renunciara a sus ambiciones personales en favor de Poroshenko, ya que, según los analistas, las luchas intestinas entre ambos fueron el detonante de la ruptura de la coalición naranja, el poder que surgió tras la Revolución de 2004. Timoshenko es, desde entonces, una figura destacada en Ucrania, pero fue recibida con cierta frialdad entre los manifestantes antigubernamentales en la plaza principal de Kiev tras su reciente liberación. "Timoshenko ya compitió por la presidencia en 2010 y perdió frente a Yanukovich. Los ucranianos la conocen bien, es corrupta y una oligarca -del sector gasístico-. Klitschko, en cambio, tiene a su favor que no está manchado por un pasado de este tipo y, además, puede atraer algún voto rusoparlante. No es nada radical, en el sentido de querer introducir medidas de ucranización, su imagen está más ligada a buscar la unión de las dos almas de Ucrania". El exboxeador dijo que su aspiración es presentarse a la alcaldía de Kiev.

La formación que aún no ha presentado candidato a las presidenciales es el Partido de las Regiones de Yanukovich. "El sector rusoparlante tiene una situación complicada. En Kiev y el occidente del país, las sedes del Partido de las Regiones y del Partido Comunista están ocupadas y hay regiones en las que, incluso, están prohibidos", asegura el profesor. Pero un hecho preocupante es la irrupción de la formación Sector de Derechas, el brazo armado de la revuelta del Euromaidán, que llegó a usar francotiradores durante las protestas.

- Proeuropeos.

Las líneas de actuación del Gobierno actual son tres, según Blas: "Estrechar la colaboración con la UE, implementar políticas neoliberales e impulsar el tema simbólico nacional ucraniano". El profesor considera que la situación actual "va a acercar más a Ucrania a Occidente, pero por dependencia económica pura y dura". "Si se aleja de Rusia, las industrias del este del país se van a ir a la quiebra, porque su mercado está orientado a países post-soviéticos como Rusia, Bielorrusia... Y a esto hay que añadirle el precio del gas, que sube, la caída de las pensiones, de los salarios de función pública y una economía que se va a hacer más pequeña. Esto va a crear una gran inestabilidad. No tengo muy claro que, en dos años, no dé todo la vuelta", cree.

(Marta Martínez, Deia)