Aunque la convocada en el Caney de las Mercedes tuvo una gran connotación nacional, en nuestro país ya se habían realizado actividades de este tiepo en el propio año 1959
Era domingo. Dicen quienes vivieron esa experiencia que del parque Bertot y la Sociedad Maceo, en Manzanillo, el 22 de noviembre de 1959 partieron en la madrugada unos 40 camiones, situados allí por el comandante Piti Fajardo, para trasladar el perosnal, pero una cantidad mucho mayor se quedó sin poder abordar transporte alguno. Hubo quien aportó su auto propio y algunos hasta alquilaron un medio de transporte. Una caravana partió hacia Estrada Palma (hoy municipio de Bartolomé Masó), pues en el Caney de las Mercedes se estaba construyendo la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos y se requería mano de obra. De Calicito, Yara y Campechuela se sumaron otros en automotores y carretas tiradas por tractores. De la serranía vinieron más a caballo, junto con la esposa, la hija o la hermana en la montura.
La idea fue del Che, de los primeros en subirse a un camión en Manzanillo, como uno más. Además de Piti Fajardo, alguien muy querido en esa localidad y en aquella época jefe de operaciones del Ejército Rebelde en la zona y director de las obras de construcción de la Ciudad Escolar, se involucaron en la iniciativa Carlos Rafael Rodríguez y Walfrido La O Estrada, entonces dirigentes del Partido Socialista Popular. Los constructores y los obreros del calzado de la ciudad del Guacanayabo la acogieron con entusiasmo, al igual que miembros de la Unidad Femenina Revolucionaria, la Juventud Cívica Unida y la Asociación Campesina Regional Frank País, entre otras organizaciones.
Nadie preguntó por el salario. Nadie cobró. Todos emplearon su día de descanso para impulsar una obra que daría educación a 20.000 niños campesinos. A partir de esta jornada, cobró impulso el trabajo voluntario, como luego se denominó a este tipo de actividad. El Che, su máximo defensor e impulsor, lo definiría como "factor que desarrolla la conciencia de los trabajadores más que ningún otro y más todavía cuando esos trabajadores ejercen su trabajo en lugares que no les son habituales", el cual "no debe mirarse por la importancia económica que signifique en el día de hoy para el Estado".
Pero para ser exactos, no es Caney de las Mercedes la primera experiencia de este tipo. Al menos, cronológicamente hablando.
- Las primeras jornadas.
De acuerdo con las investigaciones del historiador Eugenio Suárez, director de la Oficiana de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, tal vez los primeros en organizar trabajos voluntarios, aunque no lo denominaran así, fueron los obreros agrícolas y campesinos, que crearon cuadrillas de obreros para donar un día de trabajo, específicamente los domingos, con el fin de ayudar a la Reforma Agraria. Tal noticia la publicó el diario Hoy el 5 de abril de 1959.
La creación de la Organización de Trabajadores Voluntarios (O.T.V.) apareció en la última página de la edición del 9 de octubre dle periódico Revolución. Según esta fuente, auspiciaba esta entidad la Dirección Provincial del Movimiento 26 de julio de La Habana. El matutino incluía una planilla para ingresar a esa organización, la cual al siguiente día (sábado 10 de octubre), efectuaba la primera movilización, unos 400 trabajadores, para pintar el Malecón habanero desde la Aduana hasta el túnel de Quinta Avenida.
También por aquellos días los 977 obreros de una cuadrilla del Distrito Habana de Obras Públicas laboraban diariamente una hora de más, de forma gratuita, en las labores de reparación del aeropuerto internacional José Martí. Fidel alabaría el 22 de octubre en el programa televisivo Ante la Prensa, el gesto de "los trabajadores voluntarios pintando contenes y realizando todo ese trabajo que no se logra sino en época como ésta, como es impresionante el trabajo que realizaron los obreros de la cuadrilla 510 en el aeropuerto". Y en la mañana del domingo 25 de octubre la OTV movilizó a hombres y mujeres, bajo el sol, en la labor de chapear las malezas de la hoy Plaza de la Revolución, tal como lo reseñó Revolución al día siguiente.
Así, como acertadamente concluye Suárez en su investigación, "se fue conformando la actitud del trabajo revolucionario, como le llamó entonces Fidel". La convocatoria del domingo 22 de noviembre para el Caney de las Mercedes y la presencia allí del Che, sin duda catalizaron todo este fervor y lo convirtieron en el formidable movimiento que devino luego.
(Pedro Antonio García, Granma)