Más de 11.000 entradas y 1.050.000 visitantes desde el 9 de octubre de 2011

Paños calientes (Curri Valenzuela)

El Gobierno busca trabajo para Eduardo Torres Dulce y el PP el modo de reanimar al partido en Cataluña. Y "en ambos objetivos anda bastante encaminado", me dice el topillo. Diez días después del referéndum que no lo fue se trata de aplicar paños calientes para curar las heridas causadas en campo propio -mayormente en el Partido Popular catalán- por la imagen de unos nacionalistas crecidos metiendo cientos de miles de votos en las urnas sin que les pasara nada.

El viaje del presidente del Gobierno a Barcelona se ha retrasado una semana porque cuando Mariano Rajoy anunció su desplazamiento desde Australia, luego confirmado por La Moncloa para el día 22, al partido le pilló por sopresa, sin tener nada organizado. Deprisa y corriendo se han trasladado algunas jornadas sobre buen gobierno en los ayuntamientos previstas en La Rioja para los días 28 y 29 a la capital catalana e improvisado un homenaje de todo el PP a los de Alicia Sánchez Camacho, que andan en horas muy bajas. "Ahora -subraya el topillo- quieren que veamos por televisión cómo todos los alcaldes populares muestran su apoyo al partido catalán y que sus integrantes se sientan reconfortados".

Falta les hace. Como muchos españoles, se creyeron que el Gobierno impediría la celebración de la consulta y a su desilusión el 9-N se añadieron otras dos circunstancias que les perjudican: la negociación que Pedro Arriola llevó a cabo de parte de Rajoy sin su consentimiento y los titubeos de la Fiscalía para presentar una querella. "Hay un tercer factor que les puede poner en serios apuros cuando, tarde o temprano, Artur Mas convoque elecciones -revela el topillo-: el posible acuerdo entre Ciutadans y UPyD podría suponer un varapalo importante para sus perspectivas electorales".
Lo de buscar un futuro mejor para Eduardo Torres Dulce que anime al Fiscal General del Estado a presentar su dimisión al Gobierno puede resultar más sencillo si prospera lo que me cuchichea el topillo, "un puesto de nueva creación dentro del Consejo de Estado".

En el Ejecutivo ya saben que se les puede acusar de interferir en la labor del Fiscal, lo que niegan en rotundo. Pero se justifican: "Es que no podemos preguntar ni la hora", le explican al topillo.

(Chispas, ABC)