El antiguo brazo político del IRA canaliza el voto de protesta en IrlandaCuando su líder Gerry Adams se apuntó a los Acuerdos del Viernes Santo y accedió a entregar las armas a cambio de ser aceptado en el proceso político, marcó como su objetivo que l movimiento republicano estuviera representado en cuatro parlamentos –Stormont en el Ulster, la Dáil irlandesa, Westminster y Estrasburgo-, y formar parte del gobierno en Dublín. Algunos de sus correligionarios se rieron, e hicieron fuerza para retomar el rumbo de la violencia. Pero ese día parece ahora que está más cerca que nunca. Irlanda fue el primer país europeo en caer al pozo de la crisis, el primero que vio estallar la burbuja inmobiliaria, el primero que necesitó un rescate, el primero en ser intervenido, el primero en salir teóricamente de la recesión, y también es el primero en darse cuenta de que la llamada recuperación es una tomadura de pelo. “Los números del PIB y del paro han dejado de tener todo valor, están manipulados –se lamenta Cronin, de vacaciones para visitar a la familia-. Se han recuperado las empresas, pero las clases medias (y en Irlanda casi todos somos clase media) han perdido entre un 20 y un 30% de poder adquisitivo. Los ahorros se han esfumado. El valor de la propiedad se ha desplomado. La seguridad laboral ha desaparecido. Y los buenos empleos, bien pagados, han sido sustituidos por otros ‘part time’ o a niveles de explotación más propios del Tercer Mundo, que maquillan las estadísticas”.
“Irlanda necesita un nuevo partido como agua de mayo –dice Rodney Cronin, un ingeniero de caminos que migró hace dos años a Australia, en plena crisis-. Estamos hasta las narices de la casta política igual que los españoles, los griegos, los italianos o los portugueses, de sus chanchullos, de la corrupción, de una prensa que les hace el juego y una economía dictada por los bancos. De que nos vendan que hemos salido del agujero, cuando estamos hundidos hasta el mismísimo cuello”.
Pero como en Irlanda no ha surgido ningún nuevo partido, el papel de Podemos lo juega el Sinn Féin, antiguo brazo político del IRA, a pesar de sus pasadas vinculaciones con el terrorismo y las manchas que significan la existencia todavía de desaparecidos, y los casos de asesinatos y violaciones que no han sido resueltos, y probablemente no lo serán nunca. De 14 diputados y un 9,9% de los votos en las elecciones generales del 2011, ha pasado en las últimas encuestas a un 26% (sería el partido mayoritario) y la posibilidad de encabezar el gobierno. Una auténtica revolución en la República.
De este malestar, frustración y rabia se ha beneficiado el Sinn Féin, un partido populista de izquierdas que ha dejado aparcado en la práctica el objetivo de la reunificación del país, y hasta ahora obtenía su cuota del 10% de votos de los republicanos convencidos y de las clases trabajadoras. Poco a poco, sin embargo, está consiguiendo penetrar en las clases medias e incluso intelectuales con su mensaje antisistema, y podría ser el Podemos de la República en las elecciones generales previstas como muy tarde para abril del 2016, pero que nadie descarta que tengan que ser adelantadas en vista de la pérdida de confianza en el actual gobierno de coalición.
Oficialmente, la economía está creciendo a un sorprendente ritmo del 7,7% anual, después de que el PIB aumentara un 1,5% en el segundo trimestre del año en curso, liderada por las exportaciones y las inversiones de multinacionales extranjeras atraídas por un impuestos de sociedades de tan sólo el 12,5%, salarios bajos y na mano de obra cualificada que tiene el inglés como lengua materna. “Se trata de un espejismo –afirma el economista Gordon Archer- y la gente no es tonta. Se da cuenta de que los políticos pretenden que asuman las pérdidas como ingresos, renuncien a derechos laborales y poder adquisitivo, como si no pasara nada y fuera lo más normal del mundo, mientras los bancos y las empresas vuelven a ganar dinero”.
Lo mismo ocurre con el índice de desempleo, que sobre el papel ha descendido al 10,6%, pero ello después de que decenas de miles de personas hayan emigrado a Australia, Nueva Zelanda, los Estados Unidos, Canadá e Inglaterra como en los viejos tiempos. “Y casi todos los nuevos trabajos son de mileuristas, que apenas dan para llevar una vida digna –se lamenta Cronin, que en Melbourne ha conseguido meterse en el Departamento de Obras Públicas de la administración provincial, y envía dinero a sus padres-. Da gusto vivir en un país serio y con futuro”.
En gaélico irlandés Sinn Féin es una expresión que se traduce como “nosotros mismos”, Pero políticamente hablando, quiere decir Podemos.
- El desprestigio de los partidos tradicionales.
Desde la guerra civil la política irlandesa ha estado dominada por dos partidos de centro, el Fianna Fail y el Fine Gael, el primero un poco más a la izquierda y el segundo un poco más a la derecha, el primero descendiente de Eamon de Valera y el segundo de Michael Collins. Pero la política se está fracturando como en todas partes, con más de la mitad del electorado dispuesto a votar al Sinn Féin o a independientes. Al Fianna Fail se le echa la culpa de la crisis y al Fine Gael la de la austeridad.
- Escocia. Salmond quiere un escaño en Londres.
Alex Salmond, líder del independentismo escocés, se presentará a las elecciones legislativas del próximo mayo. Competirá con un liberal demócrata por el escaño de la circunscripción de Gordon en el Parlamento de Londres. Salmond dimitió como primer ministro de Escocia y líder del Partido Nacional Escocés tras perder la consulta por la independencia.
(Rafael Ramos, La Vanguardia)