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Los pasos del Estado Islámico y Al Nusra en Siria (Yezid Sayigh)

Investigador asociado, Centro Carnegie para Oriente Medio, Beirut

Traducción de José María Puig de la Bellacasa

Cuando el Frente al Nusra expulsó recientemente a varios grupos rebeldes de línea moderada de sus bastiones en el noroeste de Siria, el episodio desató diversos rumores en el sentido de que la filias subsidiaria de Al Qaeda ha acordado una alianza secreta o un entendimiento tácito con su principal rival yihadista, el Estado Islámico. James Clapper, el director estadounidense de los servicios nacionales de inteligencia, descartó la cuestión por considerarla improbable, señalando las hondas divergencias entre ambas organizaciones. No obstante, Al Nusra se está anticipando sobre el terreno a la posible evolución de los acontecimientos, así que la cuestión importante apunta a su punto de vista sobre lo que puede acontecer.
Yabat el Nusra ha reforzado su presencia y actividad militar en varias áreas desde el verano pasado, cuando impulsó avances rebeldes hacia la ciudad siria de Hama, aunque luego sufrió retrocesos. Ha mostrado creciente actividad en el área de la frontera libanesa como resultado dela presión del régimen en la región de Qalamun, que ha empujado a los rebeldes hacia Líbano. Pero sus ventajas adquiridas en la provincia siria de Quneitra y la zona rural al oeste de Damasco desde septiembre le han permitido abrir nuevas vías de infiltración en la región de Sabaa y en el sur del valle de la Beqaa en Líbano. Y a principios de noviembre desempeñó un papel esencial al arrebatar las localidades de Nawa y Jeque Miskin al régimen en la zona norte de Huran, al sur de Damasco.

Esta evolución de los acontecimientos no representa un peligro inminente para el régimen de El Asad ni para la capital siria, pero pone de manifiesto el auge de Yabat el Nusra como grupo más fuerte y armado del área sureña y demuestra su capacidad de expansión y consolidaciones. Al Nusra intenta asimismo alcanzar una buena posición en Líbano, donde ha echado raíces entre amplios sectores de la población, sobre todo en el norte y el nordeste, merced a duraderas interacciones sociales y económicas con las regiones occidentales de Siria, de donde procede principalmente Al Nusra, y a vínculos forjados con fuerzas libanesas que lucharon bajo la bandera de Jund Allah en al Qusair y otras localidades de la provincia occidental de Homs.

Sin embargo, el comportamiento de Yabat el Nusra en las provincias sirias de Hama e Idlid, donde ya posee una amplia presencia, ofrece las pistas más importantes sobre sus propósitos futuros. Tuvo conocimiento de que la posición moderada había alcanzado acuerdos para combatirle en el futuro, en el marco del esfuerzo estadounidense para eliminar a las fuerzas extremistas y llegar a un acuerdo con el régimen. En consecuencia, su acción contra el Frente de Revolucionarios Sirios y el movimiento Hazm (o de la Firmeza), en especial, tuvo un carácter preventivo. No obstante, su amenaza no era inminente, dando a entender que Yabat el Nusra se prepara para hacer frente a otras eventualidades. Se ha convertido en la principal fuerza rebelde en el noroeste del país y se halla en condiciones de hacerse con los dos principales pasos fronterizos con Turquía bajo control de la oposición, un área vital para la instrucción y los suministros a los rebeldes, los flujos de ayuda humanitaria y la tarea de los activistas y gestores de la oposición.

La amenaza al ala moderada de la rebelión siria es real. Pero, aunque el régimen de El Asad se ha crecido ante el cuarteamiento de las fuerzas opositoras, estimando que el doble auge de Yabat el Nusra y del EI empujará a EE.UU. y a sus aliados en la coalición de los Amigos de Siria a abordar el asunto, no tiene mucho margen para la complacencia.

El Estado Islámico no ha emprendido iniciativas militares importantes en otras áreas de Siria desde que lanzó su ofensiva contra el enclave kurdo en torno a Kobane en septiembre, posiblemente porque se encuentra actualmente al límite. Los ataques aéreos liderados por Estados unidos constituyen un impedimento pero cualquier nueva ofensiva representa avanzar por terreno abierto desde la escasamente poblada y poco controlada ‘badia’ (estepa) en el este hacia las áreas más densamente pobladas y fuertemente protegidas de la Siria central. Sin embargo, el Estado Islámico ha mostrado una capacidad de llevar a cabo operaciones ofensivas bajo el fuego de los ataques enemigos y ha reclutado e instruido activamente combatientes en Siria. Es probable que emprenda nuevas ofensivas tarde o temprano, ya sea para ampliar y consolidar su zona de control, demostrar su permanente vitalidad o mantener su superioridad sobre otras fuerzas.

La posición destacada del régimen en torno a Alepo es especialmente vulnerable: depende totalmente de un estrecho corredor territorial que va de Salamieh, en el este de la provincia de Hama, a Janaser, al sur de la provincia de Alepo que no controla por completo. El régimen se esfuerza asimismo por recuperar el control de los yacimientos de gas en el este de la provincia de Homs, donde el EI capturó instalaciones en julio. Desde entonces, ha tomado varios yacimientos productivos y plantes de procesamiento y bombeo, ocasionando una reducción de la producción de electricidad del régimen en un 10%.

De moto tanto potencial como de hecho, la represión del Estado Islámico aumenta a lo largo de la línea que discurre entre Homs, Palmira y el puesto más avanzado del régimen en el este, en la estepa, en Al Sukhneh. Aunque el Estado Islámico no obtiene ventajas territoriales duraderas, apuntar contra objetivos de alto valor para el régimen proporciona llamativas recompensas así como la oportunidad de ganar influencia estratégica.

A la inversa, el EI podría dar prioridad a la recuperación del punto de apoyo de que dispuso en el territorio controlado por la oposición en las provincias de Idlib y Alepo hasta julio del 2014. Esto plantearía un desafío directo a la posición militar de Yabat el Nusra y a su control de una población y economía autónomas. Ya sea que Al Nusra considere que el EI puede y quiere perseguir este objetivo o se halla demasiado al límite como para emprender el intento, el hecho es que procura fortalecer su propia posición mientras le sea posible. Esto significa establecer una contigüidad territorial entre sus zonas de control, eliminando o neutralizando potenciales desafíos desde dentro y proyectando una imagen de fuerza poderosa y capaz con la que hay que contar.

Hasta ahora, Yabat el Nusra ha aprovechado el auge de simpatía entre la población local en respuesta a los ataques estadounidenses. Sigue siendo una organización ampliamente descentralizada, sin embargo, de modo que la forma en que sus mandos locales respondan tanto a otros grupos rebeldes como al EI variará según las regiones. Es posible que Al Nusra no se proponga declarar un emirato próximamente, pero su forma de llevar a cabo hechos consumados y de consolidarse territorial y administrativamente hará que lo parezca de modo creciente. Una nueva ofensiva importante del EI podría presionarle y obligarle a elegir entre aceptar un estatuto inferior en una relación de cooperación o hacer frente a su poderoso rival; cualquier de estas opciones conlleva el riesgo de su propia disolución.

(La Vanguardia)