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Donald Trump, el candidato con más delegados en contra en 40 años

Después que en la madrugada del miércoles el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, proclamara los resultados de la votación y la consiguiente nominación de Donald Trump como candidato a la presidencia de Estados Unidos, el recién elegido se dirigió a los delegados mediante videoconferencia para decirles: “Vamos a ganar en Ohio y vamos a ganar la presidencia en noviembre”.

Trump no fue capaz de disimular la espina clavada por la derrota sufrida en el estado anfitrión de la convención y el plante del gobernador John Kasich. Cuando el portavoz del estado anunció que sus 66 delegados votaban a Kasich, se mezclaron los aplausos y los abucheos, la imagen más expresiva de la contestación interna que genera todavía el candidato nominado.

El resultado de la votación tiene dos lecturas. Trump consiguió la nominación porque votaron a su favor 1.725 delegados. Son 488 más de los que necesitaba y 182 más de los que tenía asignado del conjunto de primarias. Eso significa que una parte de los críticos se han resignado y han optado por jugar a caballo ganador. Pero aún así, el nominado ha sido elegido con el voto en contra de 721 delegados. Se trata, según han puesto de manifiesto los medios de referencia, de la mayor disidencia desde 1976, cuando en una convención abierta, Ronald Reagan desafió al presidente Gerald Ford, que había sustituido a Nixon tras el escándalo del Watergate.
El resultado demuestra pues que si bien el equipo de campaña de Trump ha logrado dominar a su favor una Convención que se presentaba difícil –discurso de Melania Trump aparte–, la unidad del partido sigue siendo precaria y la dirección republicana no puede disimular su escepticismo.

Los dos principales líderes republicanos, Paul Ryan y el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, que tardaron en expresar su apoyo a Trump y le han desautorizado en varias ocasiones, fueron recibidos con algunos abucheos. Ryan, a quien se le atribuye un interés por la nominación de 2020, resumió desde el atril la nominación de Trump con una frase que más parecía un acto de resignación: “La democracia ofrece una serie de opciones y los republicanos hemos tomado una decisión”.

En este ambiente, las intervenciones sobre cuestiones programáticas, más allá de las arengas sobre la seguridad y la defensa de los policías, es decir, las políticas económicas, la creación de empleo y sobre todo el dilema entre los partidarios de una economía abierta frente al proteccionismo que defiende Trump, ha pasado prácticamente y quizá voluntariamente inadvertidas.

El equipo de Trump sigue centrando toda su estrategia en los ataques a Hillary Clinton. Lo expresó mejor que nadie el exgobernador de Nueva Jersey, que se apuntó al carro de Trump tras fracasar en las primarias. “Esto no es una clase de ciencia política, esto es el mundo real y estamos ante una opción binaria, o Donald Trump o Hillary Clinton”, declaró a la MSNBC. Luego, desde el atril adoptó su viejo oficio de fiscal e iba citando episodios controvertidos o inventados de la carrera de Clinton para concluir: “¡Culpable!. Invitó al auditorio a pronunciarse y centenares de delegados no se conformaron con gritar “¡culpable!” una y otra vez. Añadían “¡a la cárcel, a la cárcel!”.En los tenderetes exteriores al Quicken Loans Arena, la camiseta y los gadgets que más se venden son precisamente los que llevan la inscripción “Hillary for Prison”, con la figura de la candidata demócrata entre barrotes.

- Los hijos, el principal apoyo.

Uno de los signos que ponen de manifiesto la soledad política que afecta a Donald Trump es la escasez de oradores de prestigio que le apoyen. Habitualmente los candidatos a la nominación no solían intervenir hasta el último día cuando aceptan la nominación, pero para llenar el escenario, Trump ha intervenido en persona o en videoconferencia cada día. Ayer incluso le arrebató el protagonismo al candidato a vicepresidente, Mike Pence. Además de eso, también resulta significativo que los oradores estelares hayan sido los miembros de su familia. Ofrecer una imagen de familia unida es importante pero en el caso de Trump han asumido el papel de protagonistas principales. El primer día copó la atención la esposa, el segundo dos de sus hijos y el tercero, otro más. “Mi papá nunca ha hecho nada a medias, él es un motivador nato”, dijo Tiffany, de 22 años, la hija de su segundo matrimonio. Donald junior, de 38 años, presentó a su padre como un constructor que “no se esconde en el despacho sino que pasa mucho tiempo con los obreros entre vigas de hormigón y placas de yeso”.

- Ted Cruz abucheado por no apoyar a Trump.

Una de las muestras de que las heridas de las primarias no han cicatrizado se ha visto esta noche. Ted Cruz, el ultraconservador de Texas se ha llevado el abucheo de la noche por negarse a proclamar su apoyo a Donald Trump. Ni siquiera ha mencionado el nombre del candidato. Ha repasado su programa como aspirante que fue, más conservador aún que el de Trump, ha cargado contra Hillary Clinton y el presidente Obama, ha deseado su derrota, pero no ha proclamado su apoyo a Trump ni ha brindado por su victoria. Los delegados le exigían a gritos que apoyara a Trump, pero se ha negado a hacerlo. El abucheo impedía oír las últimas palabras del senador y los aplausos de sus fieles de Texas. Cruz no ha olvidado que Trump ridiculizó a su mujer y vinculó a su padre con el asesinato de Kennedy.

(Jordi Barbeta, La Vanguardia)