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Euskadi analiza cómo primar los estudios de ciencias para cubrir la oferta de empleo

El documento presentado el miércoles pasado por el Gobierno vasco, que ha recogido propuestas de diversos agentes del mundo económico y social, traza un diagnóstico que sirva de referencia para elaborar las políticas de empleo en la próxima legislatura. “A partir de ahora no tenemos que fijarnos tanto en la tasa de paro, sino en la tasa de actividad y de ocupación”, resumió el consejero de Empleo, Ángel Toña. Una advertencia en relación a la necesidad que va a tener Euskadi de contar con más personas preparadas para trabajar ante el elevado número de salidas que se prevén en las empresas por jubilación los próximos años -hasta 2024 se generarán más de 260.000 vacantes por esta causa, según un informe de Laboral Kutxa-.

Para hacer frente a esta encrucijada demográfica, la Estrategia 2020 plantea ampliar todo lo posible el colectivo de población activa pero, además, es necesario orientar a esas personas hacia los sectores económicos donde realmente va a haber demanda de empleo. Eso precisa de una mayor coordinación entre el sistema educativo y la empresa, así como de un modelo de formación continua que facilite el reciclaje y la mejora de la empleabilidad.

En el mismo texto se habla de tres ramas concretas que van a liderar los próximos años la creación de empleo, según el estudio RIS3, como son la fabricación avanzada, la energía y las biociencias enfocadas a la salud. Tres segmentos de corte industrial pero que requerirán de mano de obra con una cualificación muy especializada con una base formativa de perfil científico, además de otras habilidades como los idiomas o las competencias digitales.
- Puestos sin cubrir.

“Los estudios prevén a corto y medio plazo una mayor demanda de perfiles vinculados con los ámbitos científicos y tecnológicos, que en algunos casos no podrán ser cubiertos por la oferta disponible”, indica la Estrategia de Empleo 2020. Hay “un desajuste” entre la oferta de trabajadores y la demanda de las empresas, es decir, hay demasiados estudiantes de ramas de letras para el nivel de empleabilidad de estas carreras y pocos con formación científica o de Formación Profesional. Con estas conclusiones, que ya habían sido avanzadas anteriormente por agentes empresariales, Euskadi se propone “promover que más personas, y especialmente más mujeres, elijan estudios vinculados a los ámbitos científicos y tecnológicos”.

“Tampoco podemos, de forma complementaria, olvidar el coste que representa para la sociedad el hecho de haber invertido en actividades educativas y formativas con escaso retorno en términos de inserción profesional”, se añade.

Entre otras medidas, se plantea potenciar una “orientación vocacional y profesional” enfocada a las ramas científicas y “acercar el mundo de la ciencia a la infancia y la juventud a través de medios como visitas a empresas”. También se analizará la posibilidad de incentivar la elección de especialidades científicas y tecnológicas con medidas como “igualar el precio de sus matrículas -habitualmente más costosas- al de las especialidades de letras” o “discriminar positivamente las becas en estas especialidades”. También se recogen medidas para dar un empujón a la formación dual, la que comparte presencia en el aula con aprendizaje en la propia empresa.

La Estrategia Vasca de Empleo 2020 es solo una hoja de ruta que recoge una reflexión común, de forma que tendrá que ser el próximo Gobierno el que ejecute, en su caso, este tipo de soluciones. Sí parece, en todo caso, que hay un cierto consenso en la necesidad de acercar el sistema formativo al mundo económico. Y no solo en lo que se refiere a la etapa académica, también se plantea dar un impulso a la formación continua, la que desarrollan los trabajadores en activo, mejorando la oferta y la financiación de cursos.

Reforzar el cauce de información entre los sistemas de formación y las empresas es precisamente uno de los objetivos que se han marcado los agentes que participan en el diálogo social para la próxima legislatura. Hace unos días el Gobierno vasco, la patronal y CC.OO. y UGT, que han tenido un papel protagonista en la redacción de la Estrategia de Empleo, acordaron dar a la mesa de diálogo un formato estable en el que se discuta cómo orientar las políticas formativas hacia las necesidades del mercado de trabajo.

(Adrián Legasa, Deia)