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El "delito" del inmigrante actual: la existencia física (Juan Luis Jiménez Ruiz)

Profesor en el Área de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Jaén y abogado de Jaén Acoge

Atrás quedaron los años de bonanza económica en Europa. Éstos, barridos de la faz de la Tierra, han sido sucedidos por infinitas eventualidades que acaecen a un ritmo frenético. El poder, los poderes, gobiernos, Estados y Organizaciones Internacionales, anima et corpus en la Sociedad Internacional, focalizan sus esfuerzos en la búsqueda, control y lucha frente al "enemigo".

Se trata de un sujeto abstracto cuyo reconocimiento implica situar a múltiples seres humanos, etiquetados en esa genérica categoría, en una posición tal, en la que no operaran las garantías fundamentales que en el marco de la estructura de los Estados fueron, con mayor o menor éxito, apuntaladas durante el siglo pasado, para "todo miembro de la familia humana".

En el contexto apenas apuntado se afianza, sin la más mínima cortina estética, la figura del inmigrante como sujeto prioritario en el concurso de catalogación de enemigos. Migrantes por motivos económicos, condicionados por guerras y hambrunas, cambios climáticos y en definitiva por todas, múltiples y terribles, causas instaladas sin remedio en el equipaje que cruelmente los acompaña. Véanse las continuas e inconvenientes declaraciones del hoy presidente de Estados Unidos donde califica a los inmigrantes como "violadores" o traficantes de drogas; su promesa de construcción del muro en la frontera mexicana. La reacción sobre los que demandan asilo en prácticamente todos los Estados europeos, o el empoderamiento del discurso del odio al migrante que asola Europa, vinculado a posiciones políticas de un marcado populismo radical…
Reflexiónese particularmente sobre la beligerante posición de Hungría y el tratamiento normativo que está implementando frente a personas migrantes, pues directamente son objetivo de su cuerpo penal e incluso se invocan disposiciones propias del ius in bellum… Ello por citar algunos de los casos que bien debieran sobrecogernos. Por su parte, las Instituciones Comunitarias también planean endurecer la conocida "Directiva de la vergüenza", mientras, por temor al concepto surrealista de lo que entienden por "efecto llamada", escatiman medios de salvaguarda en el Mediterráneo, lo que supone una intolerable tragedia. Ello menoscaba sin remedio el concepto mismo de "dignidad humana" y su pretendida y utópica universalidad.

- "Vergonzosas acciones frente a migrantes y asilados".

El panorama, además de incierto, resulta desolador. Los Estados no cejan en formular disposiciones normativas inhumanas de naturaleza penal, administrativa o de cualquier otra índole, que no tienen otro objeto más que penalizar a la persona extranjera, "ilegal", como un sujeto potencialmente peligroso. Potencialidad que deriva directamente de su propia existencia física. En efecto, es este su delito. Frente a ello es la Sociedad Internacional, y los pueblos que la componen, la que debe alzar su voz y demandar con claridad el alto a tan manidas políticas. A estos efectos, buen resultado conllevaría instruir a la sociedad en el principio de alteridad, la condición de ser otro, el migrante... Desde su óptica pocas son las objeciones que se pondrían a los migrantes y a las causas que su condición motivan.

Desde el punto de vista jurídico es de resaltar que en la última década surgieron vergonzosas teorías como el "Derecho penal del enemigo" que inicialmente en vía teórica reunió a buena parte de la doctrina. Otro sector doctrinal se posicionó inmediatamente en contra, sin embargo, la realidad denota su más ordinaria y repulsiva implantación, además del auge del hoy denominado como Derecho administrativo del enemigo. Disposiciones, previstas todas, para estigmatizar y criminalizar, entre otros, al extranjero/a en situación administrativa irregular.

No hay duda para quien suscribe que las vergonzosas acciones frente a migrantes y asilados constituirán justas y escandalosas causas en un futuro para nuestras sociedades que no se posicionan dando una respuesta adecuada a tan extremas causas humanas. Las sociedades, víctimas de tales vulneraciones de derechos, podrán algún día denunciar los crímenes y horrores contra ellas cometidos. No es la primera vez que acaecen estos horrores que, a fin de cuentas, vienen a demostrar que setenta años son abismo en los entresijos de la frágil conciencia humana.

(Novus Orbis, El Diario)