Más de 11.000 entradas y 1.050.000 visitantes desde el 9 de octubre de 2011

Menuda embajada

El diplomático Jorge Dezcallar, exdirector del CNI, recuerda en su autobiografía cómo un ministro de la Transición le ordenó negociar el traslado del 'Guernica' al precio de un 'velázquez'

"Me parece incomprensible que un político de cierto nivel no sepa inglés"

Hubo un tiempo tras la muerte de Franco en que todo político que viajaba a Nueva York se hacía una foto ante el 'Guernica' de Picasso. Salir en la prensa con el cuadro de fondo era una prueba de pedigrí democrático y sello cosmopolita. Recuperar la obra para España era una reivindicación tan sentida como legítima. Aunque a algunos se les fue la mano. Hasta el muy prudente Francisco Fernández Ordóñez, ministro de Hacienda con Adolfo Suárez y luego de Exteriores con Felipe González, se envalentonó y preguntó al entonces director del MoMA, Bill Rubin, cuánto quería por el cuadro. ¿Un 'velázquez'? Eso estaba hecho. Rubin se quedó atónito con el intento de cambalache. "Paco quería el cuadro cuanto antes en España por su valor simbólico, no estaba dispuesto a espera y no le importaba el precio... a pesar de ser entonces ministro de Hacienda", segura Jorge Dezcallar en la segunda entrega de sus memorias, 'El anticuario de Teherán', publicadas por Península.

Dezcallar era durante los primeros años de la Transición agregado cultural en Nueva York y le tocó la misión engorrosa de comunicar al Museo de Arte Moderno que el ministro había tenido un pronto al que no había que hacer mucho caso. "El 'Guernica' era entonces la joya de la corona del MoMA, le daba mucho dinero al museo al año, calculo que dos millones de dólares entre visitantes y venta de reproducciones. Pegué un salto en la silla cuando escuché cómo Ordóñez le decía a Rubin: "¿Y qué haría usted si yo le diera un 'velázquez'? El otro se quedó perplejo y dijo que se podía hablar del asunto. Al día siguiente le comenté al director del museo que el ministro había tenido un lapsus, que no había ningún 'velázquez' entre otras cosas porque el 'Guernica' era nuestro. Fue una situación un tanto chuca. Es una anécdota que cuento con todo el cario que le tengo a Paco Fernández Ordóñez".

El diplomático, que fue embajador de España en Rabat, Washington y Roa, además de director del CNI con Aznar en la peor época, cuando se produjo la matanza de Atocha del 11-M, ha trabajado para muchos presidentes de Gobierno. Considera que Suárez estaba dotado de un gran atractivo personal y poder de seducción, Leopoldo Calvo Sotero atesoraba una gran cultura y fino sentido del humor y Felipe González sabía driblar, algo de lo que carecía en cambio Aznar. "Con él todo era o blanco o negro". A Rodríguez Zapatero le reprocha cierto adanismo trufado con torpeza en las relaciones con el Vaticano y Estados Unidos.
- ¿Se le abrieron las carnes cuando escuchó a Rajoy decir a David Cameron: 'It's very difficult todo esto'?

- O 'relaxing cup of café con leche'. La verdad es que sí. Me parece incomprensible, porque es muy difícil establecer relaciones de complicidad con alguien si no te haces entender en inglés. Es verdad que tenemos la suerte de hablar uno de los idiomas más importantes del mundo, aunque hoy, en la diplomacia y en la política, el idioma universal es el inglés, y un político de cierto nivel necesita dominarlo. No es el caso, qué le vamos a hacer.

El libro del diplomático abunda en la narración de historias hilarantes y surrealistas. Siendo cónsul en Nueva York se plantó ante él un marinero gallego que le arrojó sobre la mesa su oreja izquierda, que le había arrancado de un mordisco un compañero del bacaladero en que estaba enrolado. El capitán del barco, que faenaba en aguas de Terranova, había racionado el tabaco y el nerviosismo desatado en la tripulación provocó numerosas pendencias. Dezcallar no tuvo más remedio que suscribir un acta con las declaraciones del mutilado para que pudiera presentar una querella cuando volviera a Galicia.

- Lapidación con adoquines.

Estos chascarrillos se combinan con sucesos terribles. Dezcallar relata que en los Emiratos Árabes a las mujeres condenadas por adulterio ya no se las lapida con pedradas, sino de otro modo igualmente atroz. "Se las coloca en una oquedad excavada a propósito en el suelo y luego dejan caer sobre ellas un camión cargado de adoquines". Así se lo contaron dos funcionarios del Ministerio de Exteriores del país.

Le disgusta que la gente vea a los diplomáticos como privilegiados que viven en residencias suntuarias y que disfrutan de amenas veladas regadas con cócteles. "Cuando vivía en Marruecos, teníamos una casa buena, regalo por cierto del rey Hasán II a Franco. A mis hijos siempre les dije: 'chicos, esto no es lo nuestro, lo nuestro es el piso que tenemos en Madrid'.

- ¿Cómo ve un diplomático de carrera como usted el nombramiento del exministro José Ignacio Wert como embajador de España ante la OCDE en París?

- En circunstancias muy excepcionales es normal que haya un político en alguna embajada. Pero no me parece bien que a un señor, cuando cesa como ministro, le den una bicoca pagada por todos. Que vuelva a su carrera y a su profesión. A nadie se le ocurre nombrar a un político capitán general de Baleares, qué sé yo.

(Antonio Paniagua, 12/04/18, Ideal, p. 61)