Mercedes Montmany. Sin tiempo para el adiós. Exiliados y emigrados en la literatura del siglo XX. Galaxia Gutenberg. 540 páginas. 27,50 euros Ensayo
Mercedes Monmany aborda el drama humano de autores y autoras clave para la construcción del pensamiento y la cultura europeos
El exilio republicano español de 1939 aparece especialmente representado en la filósofa María Zambrano
Son muchos los conceptos históricos, sociológicos, psicológicos y filosóficos asociados al sustantivo exilio, por lo que acostumbra a requerir un adjetivo que delimite ese amplio campo de evocaciones. La crítica literaria barcelonesa afincada en Madrid Mercedes Monmany (Barcelona, 1957) durante años se ha sentido atraída por el fenómeno de los desplazamientos, especialmente por los efectos de éstos en los escritores e intelectuales que los sufrieron. Una muestra del ingente trabajo que ha realizado es este amplio volumen 'Sin tiempo para el adiós'. Aquí se aborda, en una parte destacada, el drama humano de autores y autoras clave para la construcción del pensamiento y la cultura europeas que, después de conformar la fascinante atmósfera que fue la República de Weimar y el Berlín de entreguerras, sufrieron el horror del nazismo. Asistimos, pues, ya no a la pérdida de las grandes palabras como patria o destino, sino a la usupración de incluso los pequeños gestos que hacen posible el día a día que construye una vida. Experiencias, éstas, que sirven para la reivindicación de un inequívoco espíritu europeísta.
Son muchísimos los nombres reunidos aquí, algunos más conocidos por el gran público, como Joseph Roth, Stefan Zweig o Thomas Mann, pero también se encuentran otros muchos casos menos populares y no por ello menos conmovedores o iluminadores, como el caso del héroe americano Varian Fry, que instalado en Marsella procuró una valiosa ayuda a escritores e intelectuales que huían de toda Europa, porque no sólo el nacionalsocialismo alemán estaba zarandeando el continente.
Monmany dedica otro de los capítulos destacados al exilio republicano español de 1939, especialmente representado en la filósofa María Zambrano. La crítica se detiene en reflexiones de su obra que proyectan el trauma del desplazamiento mucho más allá de la persona a quien fatalmente le tocó vivirlo y su tiempo: "El exiliado es el que más se asemeja al desconocido, el que llega, a fuerza de apurar su condición, a ser ese desconocido que hay en todo hombre, y al que el poeta y el artista no logran sino muy raramente llegar a descubrir".La imposibilidad del regreso es otro de los grandes temas. La propia Zambrano da testimonio, así como otro exiliado español paradigmático, Max Aub, que en estas páginas aparece acompañado de Rosa Chacel, José Bergamín, Luis Cernuda o Antonio Machado. Representaciones literarias y encarnaciones de la historia que contribuyen a pagar una inmensa deuda acrecentada vergonzosamente durante muchos años. 
(Sònia Hernández, Cultura|s, La Vanguardia, 14/08/14)