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Lo que va de un año a otro (Jordi Juan)

Jordi Juan es director de La Vanguardia

El escritor francés Jean Rostand dejó escrita una frase que hoy sigue teniendo mucho sentido. "Me siento muy optimista sobre el futuro del pesimismo". Y, ciertamente, razones para ser negativo hay muchísimas y para ello no hace falta salir de las redacciones de los periódicos donde las malas noticias se amontonan. Desde las matanzas y negras perspectivas de la guerra de Ucrania hasta el impacto económico que están causando: la escalada de precios, el desabastecimiento de algunos productos básicos o la inseguridad del suministro energético. Qué ilusos todos aquellos que creíamos que el final de la pandemia vendría acompañado de un boom económico para recuperar todo el tiempo periddo.

Sin embargo, si se hace un ejercicio comparativo de la situación de hace un año con la actual, el resultado no es tan malo. Vale la pena hacer este ejercicio de optimismo. Por estas fechas en 2021 ya habíamos pasado la Semana Santa y la preocupación general era las consecuencias que había dejado la tercera ola de la covid y las prisas para que el proceso de vacunación fuera lo suficientemnte rápido para reducir las restriciones. Ya parece que nadie se acuerde, pero hace un año los viajes estaban muy condicionados por la pandemia y hubo muy pocos desplazamientos. Nada que ver con la situación de este año con la recuperación de los turistas tradicionales de la época prepandémica y con muy buenas perspectivas para todo el sector.

Ello coincide, además, con los buenos datos económicos de muchas empresas que, en sectores como el agroalimentario o el tecnológico, entre otros, no están notando ninguna crisis. En Catalunya, en concreto, la exportación creció un 21,5% en 2021, que es superior a la media europea y supone un porcentaje mejor que le que había antes de la pandemia.

En una reciente conversación telemática que tuve con empresarios, una ejecutiva definió esta época que vivimos como "tiempos para guerreros y guerreras". Ciertamente. Con tantas incertezas, crisis y hasta guerras que vivimos, son momentos duros y se deben afrontar con espíritu indómito. Añadamos que también con optimismo. Lo contrario, que goza de muy buena prensa, no nos va a ayudar a resolver los problemas.

(La Vanguardia, 10/04/22)