Pero espero aún más que Zapatero no vuelva a ser presidente ni Chacón ministra, y mucho menos, de Defensa, porque no hay día que no afrente a la Nación que debería defender. Anteayer, Chacón sacó lo peor que tiene, no sé si lo único: la progrez catalana. Y defendió a Duran i Lleida de la única forma que un progre catalán lo hace casi todo: atacando al PP. Dijo muy campanuda que más ha insultado el PP, en Sevilla y en Madrid, a los catalanes y a Cataluña. Pero como para la progrez nacionalista criticar el Estatuto es insultar a Catalaña, no soportar a Guardiola es insultar a los catalanes y sentir arcadas ante el discurso xenófobo es catalanofobia, vaya usted a saber. En todo caso, antes de dar ejemplos de lo que dice, Chacón debería especificar dónde la han investido emperatriz de la catalanidad verdadera y en qué medida decide la niña de Felipe -ya será nena- lo que es y no es Cataluña. ¿Son catalanes Albert Rivera y Albert Boadella, Vidal Quadras y Sánchez Camacho? Tanto como lo puedan ser Chacón, Tardá, Mas y los Pujol Ferrusola; y algo más que Durán, que es de Huesca, y Montilla, que es de Córdoba. ¿Cómo una ministra de España por lo militar se atreve a agredir por lo civil a los que detestan su tribalismo chequista?
Creo saber la última vez en que insultaron a Chacón, vestal de la Cataluña liberticida, la que multa a los que rotulan sus comercios en español y prohíbe escolarizar a los niños en una de las dos lenguas de Cataluña, que es el español. Fue en Badalona, el pasado 11 de Septiembre. Su partido, el PSC, amenazó con no acudir a los actos del Ayuntamiento si el alcalde del PP mantenía izada la bandera española. García Albiol, cumpliendo con la Ley y el decoro, la mantuvo. Y el partido de Chacón desertó de los actos oficiales. ¿No es insultar a los catalanes que también se sienten españoles boicotear un acto porque está izada la bandera de España? ¿Y pretende ser presidenta de un país cuya lengua persigue y cuyos símbolos desprecia? Chacón, como le dijeron a Cambó, debe elegir entre ser la bolivarilla de Cataluña o la bismarcketa de España. Mientras lo piensa, adéu; o sea, adiós.
El Mundo