Más de 11.000 entradas y 1.050.000 visitantes desde el 9 de octubre de 2011

Laura Pitman: "Ven a la educación como una empresa"

Entrevista con la pedagoga Laura Pitman sobre la política educativa del macrismo.

Pitman explica que en la ciudad “hay un proceso de deterioro sistemático” de la escuela pública, basado en “la idea de un Estado mínimo y evaluador”, que favorece a la educación privada.

El conflicto de los maestros porteños con el ministro de Educación de la ciudad, Esteban Bullrich, sobre las juntas de clasificación docente reabrió el debate sobre el rumbo de las escuelas públicas de la Capital. Los docentes plantean que, a contramano del proceso de inclusión impulsado por la Asignación Universal por Hijo, que logró que los chicos más pobres volvieran a la escuela, el macrismo aplica medidas que dificultan a los colegios hacer efectivamente su tarea por la inclusión. En diálogo con Página/12, la especialista en educación Laura Pitman, integrante de Encuentro Educativo Buenos Aires, analiza el tema. Y advierte sobre los resultados que políticas similares ya han tenido en países de la región como Chile, México y Colombia.

– ¿Quiénes son hoy los alumnos de la escuela pública en la ciudad de Buenos Aires?

– Primero habría que mirar quiénes son los que van a la escuela privada: cada vez más chicos de familias humildes, porque la educación está siendo mirada como un bien de consumo más. Cada vez hay más familias dispuestas a hacer un esfuerzo económico para mandar a sus chicos a una privada, porque piensan que allí la educación es mejor. Si les preguntás por qué, dan una respuesta inquietante desde el punto de vista social: “porque a las privadas no van los pobres”, “en la privada no hay mal elemento”. Piensan que en la escuela privada hay menos violencia o menos droga, lo cual es una ilusión. Pero no creen, necesariamente, que la privada les dé una mejor formación; la diferencia es que los docentes no hacen paro, porque los echan. Entonces, la escuela pública sigue siendo heterogénea, van chicos de todas clases sociales, pero esta heterogeneidad está en retroceso. Yo tengo 50 años, mi generación es la de la escuela pública. Cuando yo era chica, el colegio Sarmiento, público, era el colegio de la elite; hoy es el colegio de los chicos de la villa de Retiro. Eso muestra el derrotero del Estado.

– Cuando los docentes dicen que hay un proceso pedagógico que deben desarrollar para incluir socialmente a los chicos, y que el macrismo dificulta ese proceso, ¿de qué están hablando?

– Si vos mirás la campaña de Macri, él no hizo promesas ni tampoco pudo mostrar lo hecho en su gestión. Pero en educación sí hizo una promesa que fue la evaluación de los docentes. Esto está basado en lo peor que tenemos como padres, que es creer que las cosas andan mal solamente porque los docentes son unos vagos o no enseñan. ¿Cuál es el problema de esto? Lo que hace el neoliberalismo es convertir lo que sería una herramienta en la principal política. En la idea de un Estado mínimo y evaluador, el Estado lo único que tiene que hacer es poner la plata, dársela a los privados y esperar el resultado. Según esos resultados, redistribuye. Esto es lo que hizo la Nación en los ’90 y lo que ahora está haciendo Macri.

– ¿Por qué eso dificultaría el proceso pedagógico?

– Porque educar es cada vez más complicado. Antes, con un maestro y un equipo directivo, educabas. Hoy necesitás una cantidad de recursos, porque son otros los contenidos a enseñar, porque las identidades de los pibes cambiaron, porque hay un cierto retroceso de los adultos en el papel de educadores. Cuando reducís el Estado al mínimo y en lugar de llenar a la escuela de apoyaturas para ese proceso, se las sacás... si les das menos becas, peores comedores, bajos salarios, si no ponés gabinetes psicopedagógicos, si dejás a la escuela con pocos recursos, se hace más difícil.

– ¿Cómo ve la propuesta de Bullrich sobre las juntas de clasificación?

– Es un proyecto de ley que mezcla todo, muy malicioso, porque por un lado en las juntas de clasificaciones están trabajando en condiciones penosas... A mí me hace acordar al proceso de los ferrocarriles, cuando los privatizaron. Hay un proceso de deterioro sistemático. Cuando mirás el proyecto de ley está mezclada la cuestión de la representatividad y la integración de las juntas con la informatización. La informatización era necesaria, hay juntas que no tienen una computadora para trabajar, pero eso está mezclado con la participación de los docentes. Quitarles participación es un retroceso.

– ¿Por qué?

– Porque la Argentina es un país que tuvo dos características, la alfabetización temprana y el fuerte papel de los docentes en el rumbo del sistema educativo; no son casualidad una cosa y la otra. Las juntas son una defensa de los docentes para asegurar que las designaciones sean en base al mérito. Además es un sistema democrático porque participan los actores. Si las transformás en una oficina técnica, estás retrocediendo. Descreo de la hipercentralización que proponen. Si las juntas son ineficaces pero están por modalidad y nivel, en una oficina única sus fallas se agravarían.

– ¿El macrismo aspira a que los docentes cobren según el rendimiento de sus alumnos?

– La derecha en toda América latina y en el mundo apunta a eso. En algunos países, como Chile, lo han logrado. Allí la enseñanza se municipalizó y se ató el salario al rendimiento de los pibes. Miran a la educación como si fuera una empresa, es un pago por productividad.

– ¿Qué efectos tiene este criterio?

– Si el maestro va a cobrar menos porque le están midiendo cuántos pibes repiten, no hace repetir a ninguno; trabaja para la evaluación. Entonces, cuando se dice que hay un efecto de mercantilización de la educación, no es solamente en términos de público y privado, ahí lo que mercantilizás es la enseñanza, porque ponen al salario del maestro como regulador de todo lo que hace, con efectos muy peligrosos.

– ¿Hay motivos para pensar que Bullrich va en esa dirección?

– El paso de tocar las juntas de clasificación y derogar 33 artículos del estatuto va en ese sentido. Además, Bullrich lo ha dicho más de una vez. Y uno no tiene que mirar solamente el macrismo, tiene que mirar las experiencias en países del mismo sentido político, México, Chile, Colombia, o lo que recomiendan los expertos de algunos organismos internacionales, ese es el desideratum.

– ¿Cuál es el modelo en el que se apoyan las medidas recientes?

– El macrismo es un laboratorio para observar las políticas neoliberales en el contexto de un país que va por otro lado. El interés estratégico del macrismo es privatizar la demanda. No son tan torpes como para privatizar escuelas estatales. Pero en 2007 por primera vez comenzó a haber más alumnos en las escuelas privadas que en las públicas. ¿Por qué? Porque se privatiza la demanda, en la medida en que las condiciones de la educación pública empeoran, la gente va a la privada. Ahora, eso no es un tema del macrismo. En los tratados internacionales de libre comercio, que a la Argentina no entraron, se ve cómo el capital descubrió a la educación como un negocio potencial enorme. La mayoría de los padres está más dispuesta a gastar en la educación de los chicos más que en un par de zapatillas. No hace falta convertir las escuelas públicas en privadas: al deteriorar la escuela pública, actuás en favor del mercado educativo. Ese es su modelo.

Laura Vales, Página 12