Aquello de «un desalojo, otra okupación» es algo más que un cántico popularizado en los 90. Si no, que se lo pregunten al equipo de Artkatraz, escuela alternativa de artes escénicas desalojada el pasado 7 de julio de la nave okupada frente a Razzmataz, en el Poblenou, en la que realizaban su actividad. Medio año más tarde han inaugurado su nueva sede, en la antigua fábrica de helados Camy, en Esplugues, rebautizada como CamyKaz (por lo de aprovechar el logo). Si bien es cierto que está bastante más alejada del centro que el antiguo local, no tiene pérdida. Sus impulsores han indicado perfectamente el camino con pequeñas huellas rojas en el suelo desde la salida del metro, marcas que, cosas del destino, están hechas en paralelo a las de un camino escolar. Y es que en realidad no deja de ser otro camino escolar. En su caso, hacia una escuela particular, donde aprender y compartir creatividad. «Cualquier tipo de arte».
Encontrar locales en el 22@ no solo está imposible para los que pagan alquileres. «Buscábamos un espacio allí, pero nos fue imposible. Unos chicos que conocían el proyecto de Artkatraz encontraron este espacio y nos no lo ofrecieron», cuenta Pamela, una de las integrantes del colectivo.
La programación estable empezará en enero, y la intención es volver a poner en marcha todas las actividades que se realizaban en el antiguo espacio. Es decir, locales de ensayo –estos ya funcionan en la nueva nave–, talleres abiertos de distintas disciplinas, una sala de cine donde proyectar documentales, un teatro y un macrogimnasio, donde crear y ensayar los espectáculos, «principalmente de circo», apuntan.
- Dos meses de obras.
En menos de dos meses, el espacio está ya casi totalmente habilitado. Ya funciona el gimnasio, el teatro y el centro social con su bar-cocina, además de la sala de estar del centro social. A la entrada, están las máquinas de coser, para futuros talleres de costura. «Queremos aprender de los errores de Artkatraz para mejorar. Que esto sea un centro de creación, no de fiestas. Que este sea un espacio abierto en el que todo el mundo se sienta a gusto. Llegar a los vecinos de aquí, a gente de todo tipo, que no solo vengan los nuestros», explica Berta, una de las integrantes. Los suyos son la gente del movimiento okupa, se entiende. «De momento estamos contentos. El día de la inauguración vinieron muchos niños. Queremos que el proyecto vaya un poco por ahí», añade Berta.
Es más, en esa misma línea, junto al gimnasio para ensayar los espectáculos de trapecio, están habilitando un pequeño espacio para niños, «tanto para que estén allí mientras sus padres ensayan, como para hacer talleres de circo especiales para ellos», apuntan las impulsoras.
Otra de las cosas que rescatarán del viejo Artkatraz es la colaboración con la Fundació Pere Mitjans. «Haremos un taller de música experimental con discapacitados. No será tan ambicioso como el de Artkatraz. Se trata básicamente de un tiempo de intercambio, fusionar a dos colectivos discriminados», explica Patricia, otra de las jóvenes.
En cuanto al encaje en el barrio, de momento los vecinos están «a la expectativa». Antes, la nave, abandonada, era utilizada por chatarreros, que sacaron de allí todo lo que pudieron cuando se fueron los últimos inquilinos, y la utilizaban como almacén. «Les explicamos que vivíamos allí, que no podían ir arrancando los cables, y lo entendieron. Ahora convivimos bien», apuntan los habitantes de la casa y taller.
Helena López, El Periódico de Catalunya