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El inicio del inicio (Enric Juliana)

Fisco escandinavo para las nóminas altas; tregua con los funcionarios; paz con pensionistas y parados.

El ministro de Hacienda Cristóbal Montoro (Jaén, 1950), que en una vida anterior tuvo cierta noticia del trotskismo, explicó el viernes la subida de impuestos con un fondo irónico en la mirada. Montoro habla siempre con un deje irónico y nasal. No dramatiza y tiende al distanciamiento, esa estrategia teatral que inventó Bertolt Brecht para alejarse del romanticismo burgués. En contraste con la espesa tensión reinante en la sala de prensa de la Moncloa, el ministro de Hacienda parecía tentado por una leve sonrisa: ¿No queríais que pagasen las rentas altas? Pues aquí tenéis una buena subida del IRPF.

El Partido Popular se estrena con un sablazo socialdemócrata. Impuestos escandinavos para la clase media urbana que se retrata ante Hacienda y el Catastro. Tregua –¿provisional?– para los funcionarios, y humana benevolencia con los jubilados, los pensionistas, los parados a los que se les acaba el subsidio y los perceptores del subsidio agrario. Margen oficioso para la economía sumergida –sin economía sumergida media España podría estallar mañana mismo–, un afectuoso saludo a las rentas sin nómina y ninguna cosquilla a las grandes fortunas. El PP dejó ayer a la izquierda moderada sin habla, refugiada en la retórica apelación a esas grandes fortunas que el PSOE jamás ha hostigado, en previsión de males mayores.

¿Quién ha dicho que se está muriendo la socialdemocracia? El Estado social está adelgazando por el desfallecimiento de la competitividad europea en la cadena de montaje del mundo y por el eclipse del colectivismo soviético. Lo que el expansionismo de la URSS incentivó –por si las moscas–, lo estresa el silencioso auge de la China Popular. Pero el marco socialdemócrata –con otra dimensión, otros gestores. otras prioridades y otro hilo musical– pervivirá en Europa. Tipo marginal máximo del IRPF del 52% en buena parte de España. Gravamen máximo del 56% en Catalunya (considerando el plus autonómico). La España de Mariano Rajoy paga como Holanda; la Catalunya de Artur Mas, como Suecia. Sólo nos supera Dinamarca con el 59% (Fuente: Eurostat).

Después de no pocas deliberaciones –Rajoy dio luz verde anteayer, tras reunirse con el equipo económico y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría– el nuevo Gobierno ha tomado cuatro decisiones en una: se ha comido la capa de crema de su programa electoral (¡no subiremos los impuestos!); ha dejado al PSOE inválido (ese 8% de déficit perseguirá durante meses al dúo balzaquiano Rubalcaba-Chacón); ha despejado el camino para la conquista de Andalucía, y por último, aunque no lo último, ha enviado un mensaje de seriedad y obediencia al Directorio Europeo.

En la España de la segunda Restauración el principal esfuerzo fiscal siempre ha recaído en las clases medias con nómina. Gente que cree en la democracia, que no ha abusado del fraude y que comienza a presentar síntomas de fatiga y fastidio ante el desgaste moral del sistema. Los principales paganos del IRPF y del IBI no saldrán en manifestación. La procesión irá por dentro. Los manifestantes más activos en España son hoy los funcionarios. Y a los empleados públicos se les ha enviado una señal de tregua. Ninguna de las medidas anunciadas ayer sacará gente a la calle. No veremos grandes manifestaciones contra el nuevo Gobierno hasta después de las elecciones en Andalucía. El control del Sur es hoy un objetivo básico del centroderecha español, que durante estos meses ha tomado muy buena nota de las reacciones sociales en Catalunya.

Catalunya, eslabón crítico de la cadena. Principal generadora del PIB español (18,47%, según datos del INE difundidos el viernes mismo), y durísimo banco de pruebas del "inicio del inicio" al que se refería la joven vicepresidenta, con rostro preocupado. Catalunya, IRPF al 56%, malestar al alza, azoramiento y tensión en los servicios públicos.

Y la nota a pie de página. El presidente de Extremadura (206 empleados públicos por cada mil personas activas, el mayor porcentaje de España) jugando a Rodríguez Ibarra en su discurso de fin de año. "Extremadura no va a ser menos", dijo Monago en vasco y catalán. Efectivamente, el inicio de un inicio.

La Vanguardia