Una traición tan abierta y veloz a sus propuestas doctrinarias hubiera exigido a Rajoy, después de asegurar durante años que Zapatero había mentido y que había adoptado un programa en mayo de 2010 contrario a lo que había postulado, una comparecencia pública como mínimo. ¿Qué mejor ocasión que esta para explicar que su programa se había convertido en un papel mojado y justificar la estafa política?
Como dijo honestamente Montoro, ni ha sido una sorpresa ni la desviación fundamental viene de la administración central sino de las comunidades autónomas. Por tanto, Rajoy y su equipo tenían todos los elementos de juicio en la mano antes de las elecciones del 20 de noviembre. Por tanto, cuando la vicepresidenta habla de incumplimiento del déficit que había sido comunicado y comprometido el Gobierno de Zapatero a Bruselas, está utilizándo el truco del almendruco.
Porque, como se ha señalado en esta columna en repetidas ocasiones, ya había, sobre todo desde las elecciones municipales y autonómicas de 2011, una suerte de cogobierno en España: la Administración central en manos del PSOE y las comunidades autónomas con la excepción de Andalucía, Catalunya, Euskadi, Canarias y Navarra en manos del PP. Como estaba cantado que habría elecciones anticipadas, hecho que se confirmó con la convocatoria de finales de julio pasado, los esfuerzos por contener el déficit en las autonomías, salvo en algunos casos, brillaron por su ausencia. La conclusión es evidente: la desviación del 6% ha sido en gran parte responsabilidad del PP.
Pero lo más relevante es que el Gobierno que preside Rajoy ya sabe por el Banco de España que la economía española registrará en el cuarto trimestre de 2011 crecimiento negativo, una tendencia que amenaza con extenderse a la primera mitad de 2012. En lugar de un programa de recuperación, el Gobierno ha optado, a conciencia, por un golpe depresivo que empujará la actividad económica todavía más hacia el abismo.
La subida del IRPF tiene lugar en momentos en que la tasa de ahorro de los españoles ha descendido a sus más bajos niveles históricos: el 11,3%. El hachazo que esto supone para la renta disponible y, por ende, para el consumo no puede venir en peor momento.
- El cuento de la austeridad.
El Gobierno ha confirmado su continuidad con el de Zapatero de la agenda de mayo de 2010, aquella que había sido impuesta por Bruselas según Rajoy. La ejecución de la carta del 5 de agosto de Jean-Claude Trichet y Miguel Ángel Fernández Ordoñez a Zapatero sigue al pie de la letra. Ahora toca el paso siguiente: la reforma de la negociación colectiva y el contrato de empleo juvenil basura, sin derechos, (después de la congelación del salario Mínimo Interprofesional y la congelación del sueldo de los funcionarios públicos).
Y todo esto cuando ni Zapatero ni Rajoy han tenido el detalle de dar a conocer esa carta a los ciudadanos. Ni antes, ni después del 20-N.
El paquete anunciado ayer consolida la zombificación de la economía española, en cumplimiento del diktat de Angela Merkel. Rajoy decía que era muy importante el diagnóstico. Al colocar el déficit como la madre de todos los males, en un error de diagnóstico monumental, a mejor gloria de las tesis doctrinarias del Bundesbank alemán y del Banco Central Europeo, el nuevo plan remacha la recesión a través de una austeridad contraria a cualquier atisbo de crecimiento económico.
La Gran Depresión en cifras de paro ya estaba aquí, Rajoy infló esas cifras deliberadamente en su discurso de investidura para dramatizar la situación antes del golpe fiscal anunciado ayer. Los 5,5 millones de parados serán oficiales con la Encuesta de Población Activa (EPA) el 31 de marzo de 2012. Con el nuevo Rajoyazo ahora nos acercamos todavía más a un empobrecimiento general.
Público